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Decreto sobre la reforma.

El mismo sacrosanto, ecuménico y general Concilio de Trento, congregado legitimamente en el Espíritu Santo, y presidido de los mismos Legados de la Sede Apostólica, ha determinado establecer en la presente Sesion lo que se sigue en prosecucion de la materia de la reforma.

CAP. I. Innovanse los decretos pertenecientes á la vida, y honesta conducta de los clérigos.

No hay cosa que vaya disponiendo con mas constancia los

fieles á la piedad y culto divino, que la vida y ejemplo de los que se han dedicado á los sagrados ministerios; pues considerándoles los demás como situados en lugar superior á todas las cosas de este siglo, ponen los ojos en ellos como en un espejo, de donde toman ejemplos que imitar. Por este motivo es conveniente que los clérigos, llamados á ser parte de la suerte del Señor, ordenen de tal modo toda su vida y costumbres, que nada presenten en sus vestidos, porte, pasos, conversacion y todo lo demás, que no manifieste á primera vista gravedad, modestia y religion. Huyan tambien de las culpas leves, que en ellos serian gravísimas; para inspirar así á todos veneracion con

(1) Matth. 5.

Decretum de reformatione.

Eadem sacrosancta, œcumenica, et generalis Tridentina Synodus, in Spiritu Sancto legitimè congregata, præsidentibus in ea eisdem Apostolicæ Sedis Legatis, ut reformationis negotium prosequatur, hæc in præsenti Sessione statuenda censuit.

CAP. I. Decreta de vita, et honestate clericorum innovantur.

Nihil est, quod alios magis ad pietatem, et Dei cultum assiduè instruat, quàm eorum vita, et exemplum, qui se divino ministerio dedicarunt. Cùm enim à rebus sæculi in altiorem sublati locum conspiciantur; in eos, tamquam in speculum, reliqui oculos conjiciunt; ex iisque sumunt, quod imitentur. Quapropter sic decet omninò clericos (1), in sortem Domini vocatos, vitam, moresque suos omnes componere, ut habitu, gestu, incessu, sermone, aliisque omnibus rebus nil nisi grave, moderatum, ac religione plenum,præseferant; leviaetiam delicta, quæ in ipsis maxima essent, effugiant; ut eorum actiones cunctis afferant venerationem. Cùm igitur, quò

majore in Ecclesia Dei et utilitate, et ornamento hæc sunt, ita etiam diligentiùs sint observanda; statuit sancta Synodus, ut quæ aliàs à summis Pontificibus, et à sacris conciliis de clericorum vita, honestate, cultu, doctrinaque retinenda, ac simul de luxu, comessationibus, ac quibuscumque criminibus, nec non sæcularibus negotiis fugiendis copiosè, ac salubriter sancita fuerunt; eadem in posterum iisdem pœnis, vel majoribus, arbitrio Ordinarii imponendis, observentur : nec appellatio executionem hanc, quæ ad morum correctionem pertinet, suspendat. Si qua verò ex his in desuetudinem abiisse compererint; ea quamprimùm in usum revocari, et ab omnibus accuratè custodiri studeant, non obstantibus consuetudinibus quibus cumque; ne subditorum neglecta emendationis ipsi condignas, Deo vindice, pœnas persolvant.

sus acciones. Y como á proporcion de la mayor utilidad, y ornamento que da esta conducta á la Iglesia de Dios, con tanta mayor diligencia se debe observar; establece el santo Concilio que guarden en adelante, bajo las mismas penas, ó mayores que se han de imponer á arbitrio del Ordinario, cuanto hasta ahora se ha establecido, con mucha extension y provecho, por los sumos Pontífices, y sagrados concilios sobre la conducta de vida, honestidad, decencia y doctrina que deben mantener los clérigos; así como sobre el fausto, convitonas, bailes, dados, juegos y cualesquiera otros crímenes; é igualmente sobre la aversion con que deben huir de los negocios seculares; sin que pueda suspender ninguna apelacion la ejecucion de este decreto perteneciente á la correccion de las costumbres. Y si hallaren que el uso contrario ha anulado algunas de aquellas disposiciones, cuiden de que se pongan en práctica lo mas presto que pueda ser, y que todos las observen exactamente, sin que obsten costumbres algunas cualesquiera que sean; para que haciéndolo así, no tengan que pagar los mismos Ordinarios á la divina justicia las penas correspondientes á su descuido en la enmienda de sus súbditos.

CAP. II. Cuáles deban ser los promovidos á las iglesias catedrales.

Cualquiera que en adelante haya de ser electo para gobernar iglesias catedrales, debe estar plenamente adornado no solo de las circunstancias de nacimiento, edad, costumbres, conducta de vida, y todo lo demás que requieren los sagrados Canones; sino que tambien ha de estar constituido de antemano, á lo menos por el tiempo de seis meses, en las sagradas órdenes; debiendo tomarse los informes sobre todas estas circunstancias, á no haber noticia alguna de él en la curia, ó ser muy recientes las que haya, de los Legados de la Sede Apostólica, ó de los Nuncios de las provincias, ó de su Ordinario, y en defecto de este, de los Ordinarios mas inmediatos. Además de esto, ha de estar instruido de manera que pueda desempeñar las obligaciones del cargo que se le ha de conferir; y por esta causa ha de haber obtenido antes legítimamente en universidad de estudios el grado de maestro, ó doctor, ó licenciado en sagrada teología, ó derecho canónico; ó se ha de comprobar por medio de testimonio público de alguna Academia, que es idóneo para enseñar á otros. Si fuere Regular, tenga certificaciones equivalentes de los superiores de su religion. Y todos los mencionados

CAP. II. Quinam ad cathedrales ecclesias assumendi.

Quicumque posthac ad ecclesias cathedrales erit assumendus, is non solùm natalibus, ætate, moribus, vita, ac aliis, quæ à sacris Canonibus requiruntur, plenè sit præditus, verùm etiam in sacro ordine anteà, saltem sex mensium spatio, constitutus. Quarum rerum instructio, si ejus notitia nulla, aut recens in curia fuerit, à Sedis Apostolicæ Legatis, seu Nuntiis provinciarum, aut ejus Ordinario, eoque deficiente, à vicinioribus Ordinariis sumatur. Scientia verò præter hæc ejusmodi polleat, ut muneris sibi injungendi necessitati possit satisfacere. Ideòque anteà in universitate

studiorum magister,

sive doctor, aut licentiatus in sacra theologia, vel jure canonico, meritò sit promotus; aut publico alicujus Acamiæ testimonio idoneus ad alios docendos ostendatur. Quòd si regularis fuerit, à superioribus suæ religionis similem fidem habeat. Prædicti autem omnes, unde instructio, seu testificatio erit sumenda, hæc fideliter, et gratis referre teneantur: alioquin corum conscientias graviter oneratas esse scient;

ac Deum, et superiores suos de quienes se ha de tomar el conohabebunt ultores.

cimiento y testimonios, estén obli

CAP. III. Statuendæ distributiones quotidianæ ex tertia parte quorumcumque fructuum: portio absentium quibus cedat certi casus excepti.

Episcopi, etiam tamquam delegati Apostolici, ex fructibus, et proventibus quibuscumque omnium dignitatum, personatuum, et officiorum, in ecclesiis cathedralibus, vel collegiatis existentium, tertiam partem in distributiones, eorum arbitrio assignandas, dividere possint; ut scilicet, qui eas obtinent, si personaliter competens sibi servitium juxta formam, ab eisdem Episcopis præscribendam, quolibet die statuto non impleverint; illius diei distributionem amittant, nec ejus quoquomodo dominium acquirant, sed fabricæ ecclesiæ, quatenus indigeat, aut alteri pio loco, arbitrio Ordinarii, applicetur. Crescente verò contumacia, contra eos juxta

gados á darlos con veracidad y de balde; y á no hacerlo así, tendrán entendido que han gravado mortalmente sus conciencias, y que tendrán á Dios, y á sus superiores por jueces, que tomarán la satisfaccion correspondiente de ellos. CAP. III. Créense distribuciones cotidianas de la tercera parte de todos los frutos; en quiénes recaigan las porciones de los ausentes casos que se exceptúan.

Los Obispos, aun como delegados Apostólicos, puedan repartir la tercera parte de cualesquiera frutos y rentas de todas las dignidades, personados y oficios que existen en las iglesias catedrales ó colegiatas, en distribuciones que han de asignar á su arbitrio; es á saber, con el objeto de que no cumpliendo las personas que las obtienen, en cualquier dia de los establecidos, el servicio personal que les competa en la iglesia, segun la forma que prescriban los Obispos, pierdan la distribucion de aquel dia, sin que de modo alguno adquieran su dominio, sino que se ha de aplicar á la fábrica de la iglesia, si lo necesitare, ó á otro lugar piadoso, á voluntad del Ordinario. Si persistieren contumaces, procedan contra ellos segun lo establecido en los sagrados cánones. Mas si

alguna de las mencionadas dignidades, por derechó ó costumbre, no tuvieren en las catedrales ó colegiatas jurisdiccion, administracion ú oficio, pero sí tengan á su cargo cura de almas en las diócesis fuera de la ciudad, á cuyo desempeño quiera dedicarse el que obtiene la dignidad; téngase presente en este caso por todo el tiempo que residiere y sirviere en la iglesia curada, como si estuviese presente, y asistiese á los divinos oficios en las catedrales y colegiatas. Esta disposicion se ha de entender solo respecto de aquellas iglesias en que no hay estatuto alguno, ni costumbre de que las mencionadas dignidades que no residen, pierdan alguna cosa que ascienda á la tercera parte de los frutos y rentas referidas; sin que sirvan de obstáculo ningunas costumbres, aunque sean inmemoriales, exenciones y estatutos aun confirmados con juramento, y cualquiera otra autoridad.

CAP. IV. No tengan voto en cabildo de catedrales ó colegiatas, los que no estén ordenados in sacris. Calidades y obligaciones de los que obtienen beneficios en estas iglesias.

No tenga voz en los cabildos de las catedrales ó colegiatas, se

sacrorum canonum constitutiones procedant. Quòd si alicui ex prædictis dignitatibus, in ecclesiis cathedralibus, velcollegiatis, de jure, seu consuetudine, jurisdictio, administratio, vel officium non competat, sed extra civitatem in diœcesi cura animarum immineat, cui is, qui dignitatem obtinet, incumbere voluerit; tunc pro tempore, quo in curata ecclesia resederit, ac ministraverit, tamquam præsens sit, ac divinis intersit, in ecclesiis cathedralibus, ac collegiatis habeatur. Hæc in iis tantùm ecclesiis constituta intelligantur, in quibus nulla est consuetudo, vel statutum, ut dictæ dignitates non servientes aliquid amittant, quod ad tertiam partem dictorum fructuum, et proventuum ascendat : non obstantibus consuetudinibus, etiam immemorabilibus, exemptionibus, et constitutionibus, etiam juramento, et quavis auctoritate firmatis.

CAP. IV. In ecclesia cathedrali, vel collegiata, sacro ordine non initiati vocem in capitulo non habeant. Qualitates, et onera obtinentium beneficia in illis.

Quicumque in cathedrali, vel collegiata sæculari, vel

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