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et peccat, numquam verè fuisse justificatum; aut contrà, posse in tota vita peccata omnia, etiam venialia vitare, nîsi ex speciali Dei privilegio, quemadmodum de beata Virgine tenet Ecclesia; anathema sit.

CAN. XXIV. Si quis dixerit, justitiam acceptam non conservari, atque etiam non augeri coram Deo per bona opera; sed opera ipsa fructus solummodò, et signa esse justificationis adeptæ, non autem ipsius augendæ causam; anathema sit.

CAN. XXV. Si quis in quolibet bono opere justum saltem venialiter peccare dixerit, aut, quod intolerabilius est, mortaliter, atque ideò poenas æternas mereri; tantùmque ob id non damnari, quia Deus opera non imputet ad damnationem; anathema sit.

deramente justificado; ó por el contrario que puede evitar todos los pecados en el discurso de su vida, aun los veniales, á no ser por especial privilegio divino, como lo cree la Iglesia de la bienaventurada vírgen María ; sea excomulgado.

CAN. XXIV. Si alguno dijere, que la santidad recibida no sc conserva, ni tampoco se aumenta en la presencia de Dios, por las buenas obras; sino que estas son únicamente frutos y señales de la justificacion que se alcanzó, pero no causa de que se aumente; sea excomulgado.

CAN. XXV. Si alguno dijere, que el justo peca en cualquiera obra buena por lo menos venialmente, ó lo que es mas intolerable, mortalmente, y que merece por esto las penas del infierno; y que si no se condena por ellas, es precisamente porque Dios no le imputa aquellas obras para su condenacion; sea excomulgado.

CAN. XXVI. Si quis dixerit, CAN. XXVI. Si alguno dijere, justos non debere pro bonis que los justos por las buenas obras operibus, quæ in Deo fuerint que hayan hecho segun Dios, facta, expectare, et sperare no deben aguardar ni esperar de æternam retributionem à Deo Dios retribucion eterna por su per ejus misericordiam, et misericordia, y méritos de JesuJesu Christi meritum, si bene cristo, si perseveraren hasta la agendo, et divina mandata muerte obrando bien, y obsercustodiendo (1), usque in fi-vando los mandamientos divinos; nem perseveraverint; ana- sea excomulgado.

thema sit.

(1) Matth. 24,

CAN. XXVII. Si alguno dijere, que no hay mas pecado mortal que el de la infidelidad, ó que, á no ser por este, con ningun otro, por grave y enorme que sea, se pierde la gracia que una vez se adquirió; sea excomulgado.

GAN. XXVIII. Si alguno dijere, que perdida la gracia por el pecado, se pierde siempre, y al mismo tiempo la fe; ó que la fe que permanece no es verdadera fe, bien que no sea fe viva; ó que el que tiene fe sin caridad no es cristiano; sea excomulgado.

CAN. XXIX. Si alguno dijere, que el que peca despues del. bautismo no puede levantarse con la gracia de Dios; ó que ciertamente puede, pero que recobra la santidad perdida con sola la fe, y sin el sacramento de la penitencia, contra lo que ha profesado, observado y enseñado hasta el presente la santa Romana, y universal Iglesia instruida por nuestro Señor Jesucristo y sus Apóstoles; sea excomulgado.

CAN. XXX. Si alguno dijere, que recibida la gracia de la justificacion, de tal modo se le perdona á todo pecador arrepentido la culpa, y se le borra el reato de la pena eterna, que no le queda reato de pena alguna temporal que pagar, ó en este siglo, ó en el

(4) II Cor. 6.

CAN. XXVII. Si quis dixerit, nullum esse mortale peccatum (1), nisi infidelitatis; aut nullo alio, quantumvis gravi, et enormi, præterquam infidelitatis peccato, semel acceptam gratiam amitti; anathema sit.

CAN. XXVIII. Si quis dixerit, amissa per peccatum gratia, simul et fidem semper amitti; aut fidem, quæ remanet, non esse veram fidem, licèt non sit viva; aut eum qui fidem sine charitate habet, non esse christianum; anathema sit.

CAN. XXIX. Si quis dixerit, eum, qui post baptismum lapsus est, non posse per Dei gratiam resurgere; aut posse quidem, sed sola fide amissam justitiam recuperare sine sacramento pœnitentiæ, prout sancta Romana, et universalis Ecclesia à Christo Domino, et ejus Apostolis edocta, hucusque professa est, servavit, et docuit; anathema sit.

CAN. XXX. Si quis post acceptam justificationis gratiam cuilibet peccatori pœni tenti ita culpam remitti, el reatum æternæ pœnæ deler dixerit, ut nullus remaneat reatus pœnæ temporalis exsolvendæ, vel in hoc sæ

culo, vel in futuro in purgatorio, antequam ad regna colorum aditus patere possit; anathema sit.

CAN. XXXI. Si quis dixerit, justificatum peccare, dum intuitu æternæ mercedis benè operatur; anathema sit.

CAN. XXXII. Si quis dixerit, hominis justificati bona opera ita esse dona Dei, ut non sint etiam bona ipsius justificati merita; aut ipsum justificatum bonis operibus, quæ ab eo per Dei gratiam, et Jesu Christi meritum, cujus vivum membrum est, fiunt, non verè mereri augmentum gratiæ, vitam æternam, et ipsius vitæ æternæ, si tamen in gratia decesserit, consecutionem, atque etiam gloriæ augmentum; anathema sit.

CAN. XXXIII. Si quis dixerit, per hanc doctrinam catholicam de justificatione, à sancta Synodo hoc præsenti decreto expressam, aliqua ex parte gloriæ Dei, vel meritis Jesu Christi Domini nostri derogari, et non potiùs veritatem fidei nostræ, Dei denique ac Christi Jesu gloriam illustrari; anathema sit.

Decretum de reformatione.

CAP. I. Prælatos convenit in ecclesiis suis residere: si secùs fecerint, juris antiqui

futuro en el purgatorio, antes que se le pueda franquear la entrada en el reino de los cielos; sea excomulgado.

CAN. XXXI. Si alguno dijere, que el hombre justificado peca cuando obra bien con respecto á remuneracion eterna; sea excomulgado.

CAN. XXXII. Si alguno dijere, que las buenas obras del hombre justificado de tal modo son dones de Dios, que no son tambien mé-ritos buenos del mismo justo; ó que este mismo justificado por las buenas obras que hace con la gracia de Dios, y méritos de Jesucristo, de quien es miembro vivo, no merece en realidad au-. mento de gracia, la vida eterna, ni la consecucion de la gloria si mucre en gracia, como ni tampoco el aumento de la gloria; sea excomulgado.

CAN. XXXIII. Si alguno dijere, que la doctrina católica sobre la justificacion expresada en el presente decreto por el santo Concilio, deroga en alguna parte á la gloria de Dios, ó á los méritos de Jesucristo nuestro Señor; y no mas bien que se ilustra con ella la verdad de nuestra fe, y finalmente la gloria de Dios, y de Jesucristo; sea excomulgado.

Decreto sobre la reforma

CAP. I. Conviene que los Prelados residan en sus iglesias: se innoven contra los que no residan

las penas del derecho antiguo, y se decretan otras del nuevo.

Resuelto ya el mismo sacrosanto Concilio, con los mismos Presidentes y Legados de la Sede Apostólica, á emprender el restablecimiento de la disciplina eclesiástica en tanto grado decaida, y á poner enmienda en las depravadas costumbres del clero y pueblo cristiano; ha tenido por conveniente principiar por los que gobiernan las iglesias mayores: siendo constante que la salud, ó probidad de los súbditos pende de la integridad de los que mandan. Confiando, pues, que por la misericordia de Dios nuestro Señor, y cuidadosa providencia de su Vicario en la tierra, se logrará ciertamente, que segun las venerables disposiciones de los santos Padres se elijan para el gobierno de las iglesias (carga por cierto temible á las fuerzas de los Angeles) los que con excelencia sean mas dignos, y de quienes consten honoríficos testimonios de su primera vida, y de toda su edad loablemente pasada desde la niñez hasta la edad perfecta, por todos los ejercicios y ministerios de la disciplina eclesiástica; amonesta, y quiere se tengan por amonestados todos los que gobiernan iglesias Patriarcales, Primadas, Metropolitanas, Catedrales, y cualesquiera otras, bajo cualquier nombre y título que sea, á fin de que

pænæ in eos innovantur, et novæ decernuntur.

Eadem sacrosancta Synodus, eisdem præsidentibus Apostolicæ Sedis Legatis, ad restituendam collapsam admodum ecclesiasticam disciplinam, depravatosque in clero,et populo christiano mores emendandos se accingere volens, ab iis, qui majoribus ecclesiis præsunt,initium censuit esse sumendum. Integritas enim præsidentium salus est subditorum. Confidens itaque per Domini, ac Dei nostri misericordiam, providamque ipsius Dei in terris Vicarii solertiam, omninò futurum, ut ad ecclesiarum regimen, onus quippe angelicis humeris formidandum, qui maximè digni fuerint, quorumque prior vita ac omnis ætas à puerilibus exordiis usque ad perfectiores annos per disciplinæ stipendia ecclesiasticæ laudabiliter acta testimonium præbeat, secundùm venerabiles beatorum Patrum sanctiones assumantur; omnes Patriarchalibus, Primatialibus, Metropolitanis, et Cathedralibus ecclesiis quibuscumque, quovis nomine, ac titulo præfectos monet, ac monitos esset vult, ut attendentes sibi, et universo gregi, in quo Spiritus Sanctus posuit

poniendo atencion sobre si mismos, y sobre todo el rebaño á que los asignó el Espíritu Santo para gobernar la Iglesia de Dios, que la adquirió con su sangre; velen, como manda el Apóstol, trabajen en todo, y cumplan con su ministerio. Mas sepan que no pueden cumplir de modo alguno con él, si abandonan como mercenarios la grey que se les ha encomendado, y dejan de dedicarse à la custodia de sus ovejas, cuya sangre ha de pedir de sus manos el supremo juez; siendo indubitable que no se admite al pastor la excusa de que el lobo se comió las ovejas, sin que él tuviese noticia. No obstante por cuanto se hallan algunos en este tiempo, lo que es digno de vehemente dolor, que ⚫olvidados aun de su propia salvacion, y prefiriendo los bienes terrenos á los celestes, y los humanos á los divinos, andan yagando en diversas cortes, ó se detienen ocupados en agenciar negocios temporales, desamparada su grey, y abandonando el cuidado de las ovejas que les están encomendadas; ha resuelto el sacrosanto Concilio innovar los antiguos cánones promulgados contra los que no residen, que ya por injuria de los tiempos y personas, casi no están en uso; como en efecto los innova en virtud del presente decreto; determinando tambien para

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eos regere Ecclesiam (1) Dei, quam acquisivit sanguine suo, vigilent, sicut Apostolus præcipit, in omnibus laborent, etministerium suum impleant: implere autem illud se nequaquam posse sciant, si greges sibi commissos mercenariorum more deserant; atque ovium suarum (2), quarum sanguis de eorum est manibus à supremo judice requirendus, custodia minimè incumbant: cùm certissimum sit, non admitti pastoris excusationem, silupusoves comedit, et pastor nescit. Ac nihilominùs quia nonnulli, quod vehementer dolendum est, hoc tempore reperiuntur,qui propriæ etiam salutis immemores, terrenaque cœlestibus, ac divinis humana præferentes, in diversis curiis vagantur, aut in negotiorum temporalium sollicitudine, ovili derelicto, atque ovium sibi commissarum cura neglecta, se detinent occupatos; placuit sacrosanctæ Synodo, antiquos canones, qui temporum, atque hominum injuria penè in dissuetudinem abierunt, adversùs non residentes promulgatos innovare; quemadmodum virtute præsentis decreti innovat, ac ulteriùs pro firmiori eorun

(2) Ezech. 33 et 34. Act. 20.

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