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en la Gran-Canaria; siendo más aceptable, sin duda, lo que Marin de Cubas relata (1): «Y Alonso de Lugo con >>algunos camaradas pasó á la Gomera, como era costum>>bre las mas veces, á visitar á la Sra. Doña Beatriz. Lue»go que los Palmeros se vieron libres de tales huéspedes, >>se juntaron más de 300, y levantados contra los cristianos >>del Real, hicieron mucho daño: dieron luego aviso á >>Alonso de Lugo, el cual envió con mucha prisa 30 hom »bres con el Capitan Diego Rodriguez Talavera, y levan>>tando el sitio los Palmeros se fortificaron en una sierra »>y montaña áspera, fueron seguidos y vencidos, cautivan»>do muchos en quien se hizo ejemplar castigo por haber >>muerto en los encuentros, antes del socorro, á muchos >>cristianós y en adelante fué menester más industria que >>valor para vencerlos, y lo ordinario en los cautivos era >>dejarse morir de hambre y otros por no entregarse.»

Con motivo de la rebelión, fué tan desesperada la situación de la Palma, que, segun el manuscrito citado, >>Los naturales, despues de conquistados, se melancoliza>>ron tanto, que se metian vivos en las cuevas y se »tapizaban con tal arte, que despues de muchos años se >>han descubierto los esqueletos y sus utensilios.»>

Pero como todo tiene su fin, terminó la rebelión; y con la tranquilidad conquistada por medios nada justos, ni humanitarios por parte de los invasores, principió á desenvolverse la riqueza pública, extendiéndose el cultivo, fomentándose el comercio, y «desde entonces se empezó á >>poblar la Palma de muchas casas nobles, señaladamente »de España, de Portugal y de los Paises-bajos: ciudadanos >>todos, que animados del espíritu de verdadera industria, >>hicieron famosa la tierra por los ingenios de excelente >>azúcar y vinos deliciosos; cuyos frutos le atrajeron, du>>rante el siglo diez y seis, un comercio de los más flore>>cientes y ricos.» (2).

(1) Dr. Marin de Cubas: op. cit. Lib. II, p. 149. (2) Viera y Clavijo: op. cit. T. II, p. 152.

Nos hemos ocupado con la oportuna extension de las islas mayores que componen el archipiélago Canario, y correspóndenos, siguiendo la narración de los acontecimientos, ocuparnos de las islas menores ó de Señorio, que lo eran Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Hierro, á fin de guardar la debida unidad; por más que poco se hayan fijado historiadores y cronistas en observarla, ni hayan tomado muy en consideracion lo correspondiente á estas islas, quizás por su mismo carácter de Señorio.

En estos propios Estudios hemos ya manifestado (1) que Diego Garcia de Herrera murió en la isla de Fuertevenfura el 22 de Junio de 1485, sin que nada se sepa de sus disposiciones testamentarias, y conservándose tan solo su hiperbólico epitafio debido á Gonzalo Argote de Molina, y que nos ha legado Fr. Juan de Abreu Galindo (2).

Cuánto nos ha parecido oportuno y digno de trasuntarse referente á Diego Garcia Herrera, lo hemos consignado, y por eso y sacándolo de la «Alegacion historica y juridica del Lic. D. José Maria Monreal,» (3) no sólo hemos hecho expresion de los hijos que aquel tuvo con su esposa Doña Inés Peraza, sino de la distribucion que esta Señora hizo, por disposición testamentaria, de las islas y de sus rentas.

Posteriormente á todo ésto, y como justificante de los titulos que Garcia de Herrera obtuvo, aparece de la informacion hecha en 26 de Mayo de 1647, por D. José Pellicer de Tovar, Cronista mayor de S. M., y de cuya informacion, nos hemos ya ocupado (4), que D. Fernando Arias de Saavedra, Señor de los isla de Fuerteventura, Alegranza y Lobos, capitan y Superintendente de la Guerra en ellas, y Señor de parte de la de Lanzarote, habia pedido que, en méritos á su calidad y servicios, se le concediep. 255

(1) T. III,

(2) Id. p. 256,

(3) Id. p. 265.

(4) Pellicer de Tovar: op. cit. p. 1.a

se la misma honra y merced que los Reyes Catolicos habian concedido á Diego Garcia de Herrera, nombrándole Conde. Y dice Gomara (1) que «los Reyes dieron al Diego >>>de Herrera cinco cuentos de maravedis en contado por los »gastos, y el título de Conde de la Gomera con el Hierro.» Y á este tenor dice el P. Mariana (2): «y él se quedó con la una llamada Gomera, de que se intituló Conde.»>

Y pasando á D. Guillen, cita Viera y Clavijo (3) numerosos autores que manifiestan que Don Guillen fué hecho Conde por el Emperador Cárlos V, por influencias del Cardenal Jimenez de Cisneros. Pero Nebrija (4) dice que antes del reinado de Cárlos V, ya se intitalaba Conde; siendo más aceptable el relato de Viera y Clavijo (5), al exponer que «en lo que no hay la menor duda, y puede resolver >>el problema, es, que Don Guillén fué el primero que re»cibió, usó, y trasmitió á su casa el título de Conde de la >>Gomera. Nosotros nos arreglaremos por ésto en el modo >>do de contar los Condes.»

Cuando fué asesinado Hernan Peraza en la Gomera, se hizo sensurable la conducta de su viuda Doña Beatriz de Bobadilla, que, en oposición con su gracia, donaire y hermosura, poscia un alma desprovista de nobles y elevados sentimientos, instigando al General Pedro de Vera á cometer todo género de crueldades con los infelices Gomeros, y manchando el brillo de su espada con actos que re

(1) Gomara: op. cit. p. 293.

(2) Mariana: op. cit. Lib. XVI, cap XIV, p. 231.

(3) Viera y Clavijo: op. cit. T. III., p. 4. «Alvar Gom. de Castr. lib. 6. pág. 287. Quintanill. Vid. del Card. Ximen. lib. 4. cap. 6. pág. 258. Pedr. Geron. de Apont. Alonso Tellez de Menes. Dieg. Hern. de Mend. >Fr. Malaquias. de la Vega. Salaz. de Mendoza. Dign d. Segl. lib. 3. cap. 10. Haro. Nobil. lib. 8 cap. 10. Trellez. Astur. ilustrada. tom. 2. fol. 196. Don. Ant. Agust. Dial. 5 núm. 12. y 53. Rivarol. Monarch. Español. part. 1. fol. 355. Gil Gonzal. Davil. Dieg. de Torr. Hist. de los Xarif. Bobadill. Politic. lib. 4. cap. 4. núm. 35. P. Geron. Perea. Vid de Doña. > Catal. Mendoza. Paul. Merula. Juan Ludovico. Gotofred. El Señor. de Abity. Berni Catalá.

(4) Nebrija: op. cit. decad. II. Lib. II,

cap. I.

(5) Viera y Clavijo: op. cit. T. III, Lib. XII, p. 5.

velaban una mal entendida condescendencia y hasta per-versa ingratitud, como aconteció con Hernando de Vera hijo del general á quien obligó á embarcarse en su compañia para entregarlo á los Reyes Catolicos, siendo su acusador, para que se le impusiese el castigo que merecia y á que se había hecho acreedor. Pero salieron burlados sus malos propósitos; pues al llegar á la isla de la Madera y al saberse allí que entre los pasajeros que iban para España, se encontraba el hijo del conquistador de Canaria, y el objeto de su viaje, lograron los naturales de la isla desembarcarle y protejerle; por lo cual y no teniendoya objeto el viaje, regresó á su Estado.

Sabedor Alonso Fernandez de Lugo de la celebrada hermosura de la Viuda de Hernan Peraza, pensó en casar á su hijo Pedro Fernandez de Lugo, que había de sucederle en la alta posición que ocupaba en Tenerife y Palma, con Doña Ines de Herrera y Ayala hija de la Doña Beatriz de Bobadilla y de Hernan Peraza, y desde luego pasó á la Gomera, dando lugar á la pública murmuración desde que se observó la sopechosa intimidad y franqueza con que la viuda y él se trataban, «Aconteció, dice Abreu Ga»>lindo, (1) que estando en la Gomera el Adelantado, un ve>>cino principal de ella llamado Francisco Nuñez de Cas>>tañeda, algun tanto libre en el hablar, puso mácula en su »señora, por lo cual una noche lo mandó llamar, y entran>>do donde estaba doña Beatriz de Bobadilla lo mandó >>prender, y haciéndolo confesar, lo ahorcó de una víga, y »>por la mañana lo hizo colgar de una palma que estaba á >>su puerta en la plaza. La mujer de éste se fué á quejar á »los Reyes católicos, pidiendo por la muerte de su marido »Francisco Nuñez de Castañeda.

>>Luego procuró doña Beatriz de Bobadilla poner en »efecto el casamiento con D. Alonso Fernandez de Lugo, »y se efectuó en la Gomera, y se fueron á la isla de Tene>>rife.>>

(1) Abreu Galindo: op. cit. Lib. III, cap. XXI, p. 214.

Con sana razón y ajustado criterio, dice Viera y Clavijo (1): «Esta trajedia, que habia llenado de escándalo to>>das las islas, no podía repararse sino con el pronto ca»samiento del Adelantado y Doña Beatriz.>>

Cesaron pronto las murmuraciones del pueblo, al concertar Alonso Fernandez de Lugo su casamiento con Doña Beatriz de Bobadilla, determinando á poco su viaje para Tenerife, y dejando de Gobernador en la Gomera á Hernan Muñoz.

Su entrada en la Laguna puede calificarse de triunfal, siendo festejados y obsequiados espléndidamente; pero no transcurrió mucho tiempo sin que Doña Beatriz, dando rienda suelta á sus ocultos sentimientos y á sus ambicio. nes de mando, se impusiese á su mismo esposo como verdadera soberana, interviniendo en el gobierno de la isla, asistiendo á los Cabildos, y hasta presidiéndolos, como aconteció con el celebrado en 25 de Noviembre de 1502.

Nada de ésto llevaba á mal Alonso Fernandez de Lugo, cuya vanidad estaba muy satisfecha considerándose como la persona más importante del Archipiélago; pues no sólo era Gobernador de Tenerife y de la Palma, sino que por su matrimonio, lo era de las islas de la Gomera y Hierro; y para más confirmarse en este concepto en las dos islas de Señorio, inclinó á su esposa á que suplicase á los Reyes le nombrasen curador de sus entenados; y por Real Cédula librada en Sevilla á 16 de Febrero del citado año de 1502, dieron poder los hijos, con licencia de Pedro de Vergara, Alcalde mayor de Tenerife, á Francisco Jimenez, para que, en su nombre y representación, pidiese por curador á su padrastro Alonso Fernandez de Lugo. Y éste á su vez otorgó poder en Santa Cruz de Tenerife, á 17 de Junio del propio año, para que Bartolomé Ramirez recibiese ante el Gobernador de Canaria la expresada curaduria mediante ratificación de sus entenados Doña Inés y Don Guillen; à lo que el dicho Gobernador se opuso, te(1) Viera y Clavijo: cp cit. T. II, p. 253.

TOMO III.-79.

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