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tigres del Africa, no por eso dejaron alguna vez de mantener en zozobra por muchos dias á todo el pueblo de Cayariya y de devorar á algunos infelices Remos, que en su fervor ó temeridad bajaban en busca de los Padres por tierra y no habian tenido la precaucion de suspender la hamaca en que dormian de noche á la altura suficiente en las ramas de los árboles. Para comprender el peligro que allí se corre con las descomunales culebras sépase que el P. Fr. Manuel Vargas hirió en una ocasion desde la canoa á una culebra que se hallaba en la orilla, arrollada á pocos pasos de distancia, y que á pesar de haber recibido en su cuerpo toda la municion del tiro de escopeta, al momento se alarge en derechura de la canoa, no quedando al mencionado P. mas arbitrio que alejar la canoa y defenderse de aquella temible fiera con un grueso palo de caña brava llamada bota dor. Hállanse tambien en ese rio descomunales lagartos. que no dejan de asustar y hacer presa de lo que pueden ar rebatar.

á

Siendo pues, tan difícil el establecerse en las cabezadas del Cayariya los PP. Misioneros, por las causas de que se ha hecho mérito, el P. Prefecto excitó á aquellos Remos que bajaran hasta el punto intermedio llamado Schunumaná y, preparada de antemano una chacara suficiente para todas las familias, en él establecieran un pueblo. Hiciéronlo así; pero despues de establecidos allí y de las inauditas fatigas de los PP. en las repetidas visitas que les hicieron, singularmente el infatigable P. Sans, ¿quién lo cre yera! al fin de algunos años, vinieron á ser presa de las piraterías de los perversos Cunibos, quienes, robando las mujeres y los muchachos para esclavizarlos ó venderlos los blancos del Ucayali, dispersaron á los hombres que no pudieron matar. Esos mónstruos gentiles, desde la fundacion del Cayariya se quejaron ya de que los Padres les ha bian usurpado el derecho feroz ó digamos mejor feral, que ellos creen tener al crímen que las leyes divinas y humanas llaman plagio y que castigan severísimamente.

Por lo que hay quien opina que á los tales gentiles deberia tratárselos segun las lecciones que, á tenor de lo que se lee en el Recreo de familias, aplicaron Rolando, Nabal, el sanguinario, Kunnel y su hijo á los indios del Norte América, muy parecidos á éstos; como si ese modo de portarse los protestantes con los infieles no fuera tan indigno ó mas que el de los mismos Cunibos.

Las hostilidades, pues, de los Cunibos contra los PP. Misioneros, fueron desde ahí, como se comprende, casi contínuas. Al P. Comellas, por ejemplo, ya años anteriores, al querer impedirles la subida para sus piraterías le asestaron las flechas entesando el arco, y solo se libró de sus saetas retirándose detrás de la puerta del convento. A los Padres Calvo, Sans y Martorell, á quienes hipócritamente aparentaron respetar en 1864 esos desalmados, burlaron tambien un dia completamente, en tiempo de la misa á que asistía todo el pueblo de Cayariya, subiendo á los Remos para hacer presa de ellos; lo que no consiguieron gracias al miedo que despues tuvieron al rifle del valeroso, inteligente y piadoso belga D. Alberto Blochoise, quien, oida aquella misa de dia domingo, al salir á cazar se encontró con ellos y les amenazó seriamente por su felonía y el desprecio á los Padres mencionados. ¡Véase, pues, en que peligros se hallan los indefensos misioneros! Los Schipibos, así mismo, son para esas correrías tan atrevidos como los Cunibos.

CAPITULO XXIX.

Iglesia y Conventos de los pueblos de las Conversiones
de infieles.-Espedicion al rio Yahuari

Por el tiempo que pasaba lo referido en el capítulo anterior, se edificaba en Cayariya un hermoso Convento, con un corredor delante de seis celdas, una sala para el rezo de los niños y las niñas á un extremo y las varias oficinas al otro. Pasado un zaguan ó pátio encuéntrase la Iglesia de hermo

sa construccion.

La Iglesia de Sarayacu fué entónces muy celebrada, figurando entre los edificios más notables de las montañas; pero más digna de mentarse es la de Caschiboya, construida con tumbadillo en medio y á los dos lados y que tiene sus altares montados con sobrado gusto. Todas las iglesias de los pueblos, así las de aquellos que se entregaron al Ordinario (Sarayacu, Catalina, Yanayacu y Tierra-blanca) como las que forman las actuales Misiones, encuéntranse suficientemente provistas de ornamentos y extremadamente limpias.

Los edificios mencionados son construidos de tapial, cuya tierra arenosa es muy á propósito para la edificacion, y miéntras que los techos, que son de hoja de palma yarina, se mantengan en buen estado es dable esperar que por largo tiempo puedan estar consagrados al culto divino y satisfacer las necesidades espirituales de los fieles y neófitos, como así se

lo ha acreditado á los PP. Misioneros, la experiencia. Empero si no se cuidan los techos con el esmero necesario, sobre todo en tiempo de lluvias, que suelen ser allí excesivas, muy luego se deterioran y resultan inservibles dichos edificios.

Algun tiempo despues de los sucesos que venimos refiriendo, intentóse una expedicion al rio Yahuari, al que los portugueses brasileños llaman Alto Madera y que suelen navegar á vapor. Fué esto cuando la Prefectura del P. Sans, y este mismo padre quien la emprendió, dando asenso á las noticias que circulaban de que, era numerosa la gentilidad que vivia en las orillas de aquel rio. Mas, despues de haber andado largos dias por entre aquellos bosques vírgenes, llenos de espinales breñas, cual no se encuentran en otras montañas, y habérseles fugado el guia que llevaban, sin otro motivo que el del natural tramposo y desconfiado de los infieles; como que habian consumido todas las provisiones, aunque quisieron el P. y los cristianos de Cayariya que le seguian, continuar adelante, porque conjeturaban que distaban pocas jornadas de las Pampas de las orillas del Yahuari tan ansiado, no tuvieron más remedio que retroceder en su empresa, sufriendo en su retirada fatigas indecibles y alimentándose solo de frutas silvestres.

Nuestros PP. Misioneros de Manaos posteriormente, en 1871, hicieron tambien una espedicion por este rio, logrando subir hasta la catarata de San Antonio. En otra segunda expedicion, el Rdo. P. Gesualdo Machetti da Montalino, segun lo que refiere en su Breve Memoria della nuova Missione Francescane nel nord del Brasile de 1877, penetró mas arriba hasta el rio Machado, visitando una tribu de los infieles Araras, á los cuales encontró casi todos bautizados, unos por un religioso franciscano del Para, que estuvo por esa comarca diez y siete años atrás, y otros por los comerciantes del rio Madera. El párroco de Manicoré en ese mismo año de 1871, visitando su estensa Parroquia hasta la mentada catarata de San Antonio, bautizó sin distincion

alguna á cuantos indios, grandes y pequeños, se le presen

taron.

La exploracion, pues, del rio Yahuari, segun lo que han demostrado las antecedentes expediciones, puede hacerse con felicidad ó bien subiendo por él desde Tabatinga, ó bajando á él desde las fronteras de Bolivia. Debe, con todo, tenerse en cuenta que es rio muy infecto, como lo acreditan los soldados y los PP. Misioneros del Brasil, y que algunos de los infieles de sus cabezadas frecuentemente asaltan y matan á traicion á los incautos expedicionarios.

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