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un lego y un donado, tomó posesion del edificio, retirándose al convento grande de San Francisco los tres únicos sa

principado de Cataluña. Muy jóven aun, abrazó el estado religioso, entrando en el convento de Franciscanos de la ciudad de Barcelona. Con motivo de la destruccion de los conventos y supresion de las órdenes reli giosas de España, por la revolucion de 1835, se fué á Italia, donde concluidos sus estudios, sintióse llamado por Dios, para dedicarse á las misiones, que la Orden seráfica tenia establecidas en la América meridional, á cuyo fin obtenido el beneplácito de sus superiores, se embarcó con otros varios religiosos, para el Perú. Destinado al Colegio de Santa Rosa de Ocopa, muy pronto sus virtudes y su talento, movieron á los religiosos á elegirle para el cargo de prelado, cargo que desempeñó tambien en el Colegio de Lima, como se ha dicho en el texto, luego de su fundacion. Elegido mas tarde definidor general de la Orden, pasó con este carácter á Roma en 1862, para asistir al Capítulo general y á la canonizacion de los Mártires del Japon. Aprovechando su estancia en Europa pasó á España con la idea de fundar un Colegio que sirviera de noviciado para las misiones de América, idea utilisima toda vez que proporcionaba la incalculable ventaja, de que los jóvenes que se creyeran destinados por Dios para seguir la vida religiosa en tan apartadas regiones, pudieran antes de emprender un dilatado y penoso viaje probar perfectamente su vocacion, conocer en toda su amplitud los cargos gravísimos que sobre ellos debian pesar, el nuevo género de vida que deberian seguir, y por último quedar á cubierto de muchos peligros á que el maligno espíritu y las seducciones del mundo les pudieren esponer. Venciendo mil obstáculos que de todas partes se le presentaban para la realizacion de la santa empresa, logró ver cumplidos sus deseos, dejando establecido cerca de Vich (Cataluña) el Colegio que había proyectado, el cual subsistió por espacio de seis años, hasta que la impía y brutal revolucion de Setiembre de 1868, que trastornó toda la España, pisoteando las nociones mas fundamentales de la justicia y renegando de los principios que ella misma invocaba, obligó á los religiosos que en él estaban reunidos á dispersarse, quedando suprimido el Colegio, cuando empezaba ya á dar provechosos resultados.

Los pocos dias, que para establecer esta fundacion debió el Rmo. P. Gual permanecer en Barcelona, su celo siempre incansable se los hizo aprovechar, dando en union con los religiosos que habían ido para instalarse en el nuevo Colegio, una mision en una de las iglesias mas capaces de la capital, arrancando con su uncion evangélica lágrimas de compuncion al numeroso concurso que llenaba las bóvedas del templo. Vuelto á Lima, á donde regresó pronto para desempeñar el cargo de Comisario General, para el que habia sido nombrado por el Capítulo que se celebró en Roma, dió un vigoroso impulso á las misiones, datando de aquella época las fundaciones de los colegios de Propaganda Fide del Cuzco, Quito, Arequipa y Cajamarca; con el convento de Huayaquil, é Ica, ya colegio el dia de hoy.

cerdotes que lo ocupaban. Posteriormente aumentándose considerablemente la Comunidad, con motivo de la llegada de la mision que condujo de Europa el R. P. Fr. Pablo Bastarras, en Agosto de 1854, el citado hospicio fué erigido en Colegio de misiones, con todas las formalidades que prescri

En medio de las multiplicadas ocupaciones de que se veia rodeado por el gobierno de sus súbditos, la predicacion, y la direccion de las almas, su laboriosidad hallaba siempre nuevo campo donde estenderse; robando al descanso las horas necesarias, únicas de que podia disponer, su pluma trazaba vigorosas refutaciones de los errores mas perniciosos que iban apareciendo contra el dogma y la disciplina de la Iglesia católica. En su preciosa y conocida obra, El equilibrio entre las dos potestades se mostró enérgico defensor de los derechos de la santa Iglesia contra las pretensiones del falso liberalismo moderno. En el Triunfo del Catolicismo sigue gloriosamente las huellas de los insignes escritores de la religion Franciscana, que han considerado siempre como su timbre de honor el consagrarse á la defensa de la Inmaculada Concepcion. La traduccion al español del folleto de de Sanctis contra la confesion sacramental, le obligó á escribir la recomendable obra titulada La moralizadora del mundo; La vida de Jesús auténtica, escrita en refutacion de la impía obra de Renan, es suficiente por sí sola para probar la vasta erudicion é irresistible dialéctica de su sabio y piadoso autor; y por último, omitiendo por la brevedad otras obras suyas de no vulgar importancia, La India cristiana manifiesta su gran talento y práctica de escritor muy recomendable.

Como recompensa de tan asíduos trabajos por la causa de la Iglesia, y reconociendo las dotes que le adornan,el Ilmo. señor D. Sebastian de Goyaneche, actual Arzobispo de Lima, le confirió el honrosísimo cargo de representarle en el Concilio Ecuménico Vaticano, convocado por Nuestro Santísimo Padre el Papa Pio IX, con cuyo motivo compuso una obra en latin titulada, Oracula Pontificia en la que al paso que demuestra la justicia de las condenaciones pronunciadas por el Syllabus, defiende de un modo incontestable el gran principio de la infalibilidad del Papa, hoy felizmente definida como dogma de fé, en la sesion cuarta del Concilio. En su viaje á Roma, se captó el aprecio y consideracion de los Padres del Concilio que tuvieron ocasion de conocerle, pero permaneció poco tiempo allí, pues habiendo creido mas conveniente á la Iglesia su regreso al Perú, pidió y obtuvo de Su Santidad el competente permiso para realizarlo.

Debemos concluir aquí, pues hemos traspasado ya los límites de una nota con estos apuntes biográficos del M. R. P. Gual: no hemos podido resistir al impulso de consignar los hechos mas culminantes de la vida de nuestro sabio y virtuoso Misionero, gloria de este Colegio de Ocopa, y de todos los demás Colegios de esta República del Perú y del Ecuador, á cuya industria y celo le quedan agradecidos.

ben las Bulas Inocencianas, dándosele el nombre de Colegio de Santa Maria de los Angeles. Este Colegio subsiste aun hoy dia bajo el mismo régimen y disciplina que el de Ocopa, habiendo colmado con exceso las halagüeñas esperanzas que hizo concebir su fundacion. No entra en nuestro plan, y por otra parte seria una tarea sobrado prolija, enumerar los beneficios que de él ha reportado, no solo la ciudad de Lima, sino todo el Perú, por medio de sus continuadas misiones, ejercicios espirituales, dados á toda clase de personas, y direccion de las almas á que constantemente los Padres se han dedicado. Basta lo dicho, para concluir lo que en este capítulo hemos creido convenientemente reseñar, acerca de los trabajos de los Padres misioneros Franciscanos en las poblaciones civilizadas del Perú, antes de volver á tomar el hilo de nuestra relacion de las misiones entre los infieles, objeto principal de esta obra.

CAPITULO VIII.

Continuacion de las misiones del Ucayali y eleccion del
R. P. Chimini para Prefecto de las mismas.

Como se ha dicho en el capítulo sexto, apenas restablecido el Colegio de Ocopa, proveyó al mantenimiento de las misiones del Ucayali, tan necesitadas de religiosos desde la espulsion de los Padres misioneros, que no á haber sido por el celo heróico del P. Plaza, hubieran quedado completamente perdidas. Desde 1840 los Prelados de Ocopa habian pues procurado enviar sucesivamente algunos religiosos á aquellas conversiones, pasando allí entre otros los PP. Rossi, Antonio Brigatti, Juan de Dios Lorente, Vicente Calvo y Francisco Avellana, y los religiosos legos Fr. Elías SimoneᎩ Fr. Santiago Pesés, á mas del P. Chimini y Fr. Luis Bieli, que como hemos visto ya, fueron los primeros enviados á ausiliar al P. Plaza cuando este se hallaba todavía solo entre los infieles.

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El P. Rossi fijó su residencia en el pueblo ó conversion de Tierrablanca, donde fabricó un convento de bastante capacidad; derribó la Capilla que amenazaba ruina, levantando otra de mejor forma y mas decente, y proporcionó al pueblo una buena fragua. El P. Brigatti pasó á residir al pueblo de Santa Catalina. Por este tiempo empezaron á avecindarse algunos indios Cahuapanas en las márgenes del rio Yanayacu; reuniéronse á ellos algunos de Santa Catali

na, de Balsa-puerto y Chasuta, fundándose un pueblo con la advocacion de San Cristóbal de Yanayacu. Este pueblo ha ido aumentando desde su fundacion, y en la actualidad es mayor que Santa Catalina; tiene una bonita y capaz iglesia de tapia que el R. P. Fr. Felipe Martinez edificó en el año 1856.

A principios de Setiembre de 1842, á súplicas del señor Arzobispo de Lima el Dr. D. Francisco Javier de Luna Pizarro y del Prefecto del Departamento de Junin, con motivo de haber abierto de nuevo la montaña de Schanscha-mayo los habitantes de Tarma y Acobamba, salieron de Ocopa los PP. Fernando Pallarés y Antonio Gallisans por la vía de Tarma y Palca, y el dia 10 llegaron con felicidad á la confluencia del referido rio Schanscha-mayo con el Tulu-mayo. En este punto hallaron á dos compañías de tropa cívica con dos cañones de pequeño calibre, las que cometian grandes desórdenes, arrojando balas á los indios que con frecuencia asomaban á la otra parte. No podian los Padres mirar con indiferencia semejante modo de conquistar infieles, y por esto procuraban impedir con la persuasion un mal de tan fatales consecuencias. Algunos cristianos de los que por allí habia, pasaron inconsideradamente el Tulu-mayo con el intento de robar á los indios y tomarles algunos muchachos chunchos para su servicio, pero les sucedió muy mal, porque los indios llamados campas los flecharon hiriendo á algunos de los cristianos de la expedicion. Para ausiliar á estos pasó el Tulu-mayo con una balsa el P. Gallisans con algunos individuos de la pequeña guarnicion de Tarma el 28 del citado mes. Mas, como por la extraordinaria corriente de aquel rio no podia pasar la balsa sino tirada de un cable, este aunque pudo sostenerla en la ida, quedó inutilizado para la vuelta; y así fué como, debiendo regresar sin este ausilio, tuvo la desgracia de naufragar el referido Padre, ahogándose á poca distancia de la reunion de los dos rios, con otros dos cristianos que con él habian entrado en la balsa.

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