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Harvard Collogo Library

Gift of

Archibald Cary Coolidgo

and

Clarence Leonard Hay

April 7, 1009.

PROLOGO.

El ministerio parroquial, la mas benéfica institucion de la Iglesia cristiana, como la mas á propósito para hacer la ventura de los pueblos, instruyéndolos y amoldando sus costumbres á las máximas y preceptos de la pura y sublime moral del Evangelio, pierde toda su importancia, haciendo ilusorias las mas bellas esperanzas, desde que un pais no puede contar con eclesiásticos adornados de la instruccion necesaria para desempeñar con dignidad y decoro las augustas é importantísimas funciones que le son inherentes.

Desgraciadamente el estudio de las ciencias eclesiásticas ha sido entre nosotros hasta ahora pocos años, á mas de reducido y limitado, tan deplorablemente defectuoso, que una gran mayoría de nuestros eclesiásticos eran elevados á las sagradas órdenes y colocados en seguida á la cabeza de las parroquias, sin otros conocimientos que el de un mal latin, y los que podian adquirir con la lectura privada de un resúmen de elementos de teología moral, cuales son v. gr. el Larraga ó el Echarri. Pocos eran los que, á mas del latin, cursaban en algun convento ó seminario dos ó tres años

de filosofía y otros tantos de teología escolástica en la que siempre se daba la preferencia á las cuestiones de escuela, que son la divisa de Tomistas, Escotistas, Suaristas, etc.

El jóven eclesiástico que habia terminado la carrera mencionada, sabia ya cuanto podia exigírsele para optar los beneficios curados de mas provecho, y aun los destinos de primera importancia. Si alguno era tan feliz que lograba agregar á esos estudios el de derecho canónico, reducido entonces á aprender de memoria y defender en público unas cuantas cuestiones canónicas, y tanto mas si por un privilegio, de que eran rarísimos los ejemplos, llegaba á obtener alguna tintura de la Instituta de Justiniano, helo entonces elevado al mas alto grado de reputacion literaria á que le era dado aspirar.

Merced á nuestra emancipacion política, la educacion científica ha mejorado y generalizádose considerablemente. Cultívanse ya entre nosotros, bajo la direccion de buenos profesores, la mayor parte de los ramos de las ciencias antiguas y modernas, y bajo los auspicios de un gobierno liberal é ilustrado, que nada omite para mejorar nuestra condicion social, el pais marcha majestuosamente en la senda de la civilizacion y de las luces. Multiplícanse los establecimientos literarios en la capital y en las provincias; abiertos unos por los particulares, y otros por el celo y paternal solicitud del gobierno, mientras el Instituto Nacional, que puédese considerar como el colegio normal de la nacion, recibe incesantemente mejoras de gran trascendencia.

La educacion eclesiástica ha debido tomar el mismo vuelo que la del resto de los ciudadanos; y así ha sido en efecto. El Seminario eclesiástico de la capital de la república, precioso plantel que ya principia á producir

sazonados frutos, proporciona al jóven que aspira al estado clerical, despues de los estudios preparatorios, la adquisicion de las ciencias sagradas en sus principales ramos, y aun de las legales cuya posesion es necesaria hasta cierto punto al ministro de la religion. Aprende allí, por buenos métodos y bajo la direccion de acreditados profesores, el idioma patrio, el latin, el griego, el francés, elementos de historia profana, antigua y moderna, geografía, filosofía, bellas letras, litúrjia, cómputo eclesiástico, lugares teológicos, teología dogmática y moral, sagrada escritura, historia eclesiástica, derecho canónico, derecho natural y de gentes, principios de legislacion universal, economía política, y concluye con el estudio del derecho romano español.

Un vacío, sin embargo, nótase todavía en el sistema espuesto la falta de un segundo departamento del Seminario clerical, en que los jóvenes eclesiásticos que ya han recibido las sagradas órdenes, y son llamados á desempeñar el ministerio parroquial, estudien con asídua contraccion la teología pastoral, y aquella parte de la legislacion eclesiástica general y municipal que detalla y determina en particular las prerogativas, facultades y deberes de los pastores de la Iglesia, en todo lo concerniente al fondo, estension y límites de sus augustas funciones: estudio que los habilitaria inmediatamente para el decoroso y cumplido desempeño de ellas.

Cuando se haya llenado este vacío, el Seminario de Santiago ofrecerá eclesiásticos dignos, que hagan honor á la Iglesia Chilena en el ministerio parroquial. Pero aun entonces será muy limitado el fruto que recojamos para la general mejora de ese ramo; puesto que, atendidas nuestras actuales circunstancias, trascurrirán todavía muchos años, para que los Seminarios de las

otras diócesis del pais puedan organizarse y sistematizarse bajo un plan análogo al de la archidiócesis de Santiago. Deplorables son los males que hemos sufrido y continuaremos sufriendo, mientras no se realicen en toda su estension tan importantes mejoras. ¿Y qué hacer entre tanto, para precaverlos en cuanto sea posible? ¿Qué arbitrio se presenta para que el párroco menos idóneo pueda ponerse en aptitud de llenar los augustos fines á que su ministerio se encamina? Ninguno otro, sin duda, que la asidua y tenaz contraccion con que debe consagrarse á la adquisicion de la ciencia pastoral en todos sus ramos, en cuanto le sea asequible y pueda lograrlo por medio del estudio privado. ¡Desgraciado el párroco á quien sea aplicable aquel terrible fallo : si cæcus cæco ducatum præstat, ambo in foveam cadunt: y aquel otro sinite illos, cæci sunt et duces cæcorum!

¿Pero adónde ocurrirá este para procurarse tan importante como necesaria instruccion? ¿Cuál es el escrito que puede y debe consultar en todas las dudas que le ocurran, y que por lo tanto pueda considerarse como el código que reglamente y detalle el ejercicio de cada una de las funciones del ministerio? Tenemos, es verdad, el opúsculo de Agustin Barbosa titulado De officio et potestate parochi; el tratado de Posevino De officio curati; y la abultada obra titulada Directorio parroquial, que en 1769 publicó el cura Cantero. Empero, los dos primeros escritos, á mas de hallarse infestados con las mas laxas doctrinas del probabilismo en la parte moral, chocan á menudo con importantes decisiones que posteriormente han emanado bien de la sagrada congregacion del Concilio, bien de diferentes bulas pontificias, y señaladamente de las de Benedicto XIV, pontífice sabio, que terminó tantas disputas, y derramó tanta luz en la materia de que hablamos. La obra de

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