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Señor nuestro de rodillas sobre una piedra, y tiene

las espaldas un risco, donde da la luz y resplandor de un Angel, que en el ayre está con un Cáliz en la mano izquierda. Muestrase la Imagen de nuestro Redentor, menor del natural, porque se representa á distancia, apartado de los Discípulos que eligió para este paso, donde de camino se da á entender el apartamiento que quiere la Oracion, y el sosiego, para que se logre bien su alto exercicio. Los Discípulos acá en primer término están dormidos, con posiciones al paso que difíciles en la pintura, proprísimas para significar el sueño. Vense en el Huerto algunos Arboles, y Plantas, especialmente Olivas; y á lo lexos reververa en las aguas del Arroyo Cedrón la luz de las lucernas, de los que confusamente vienen al Prendimiento, y le pasan. Christo Señor nuestro está elevados los ojos, y abiertos los brazos; y para que se vea todo lo referido, como se introduce de noche, sirven los resplandores del Angel maravillosamente; es Pintura obrada con excelencia, y gusto.

Saliendo del Altar, en el mismo Testero, sobre dos puertas pequeñas que hay á los lados › y en el lugar que dexan enmedio, están quatro Quadros, que le adornan, y acompañan muy bien.

C

El primero, al lado derecho del Altar, y mas cercano a él, es un Florero de vara y media de alá to, y poco menos de ancho, en que se miran diversas flores que hermosean, y guarnecen un escudo fingido de piedra, que está sobre un Pedestál. Enmedio de él está una Imagen de nuestra Señora con el Niño en los brazos, en el hueco de una Concha, como perlas de infinito precio. Las flores por el contorno hacen graciosísima vista imitadas tan bien, que parecen las naturales mismas. Hay rosas bellísimas de Alexandría, Tulipancs, Mosquetas, Jacintos, y Lirios, que con sus ramas, y hojas verdes, hacen una variedad muy deleytable.

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En correspondencia de este, al otro lado del Altar hay otro de la misma mano y grandeza, donde enmedio de un Escudo, está en un Nicho nuestra Se→ ñora, como afligida, representada en la Soledad en que quedó, muerto su amantísimo Hijo; y aunque la cercan tambien diversas flores bien imitadas. son todas de las que en sus matas y ramas tienen puntas, espinas y asperos abrojos, como Zarzas Car dos, Espinos, y otras de este genero; y á los lados de lo alto se ven Azucenas cándidas. Sin duda se acordó el Autor al hacer estos Floreros, y otros que hay en estos Capítulos (en que tambien está nuestra Señora) de las Pinturas que hace en los Cantares el Esposo, para dar á entender la hermosura de su Esposa y especialmente en este parece se acordó de que la compara al Lirio entre las espinas, pues al significarla afligida, la cerca de tantas, para denotar las que en tal paso punzaban, y herian su corazon. Fue el Pintor de estos, y de otros quatro, de que hablaremos despues, un Padre de la Compañia, que consiguió este genero de imitacion de las flores con toda propriedad.

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Junto á este está un Quadro Original de Rafaél de Urbino cási de la misma altura ancho y que representó á nuestra Señora con el Niño, San Juan, y San Joseph, con tal valentía

que luego se conoce ser suya la Obra. Los dos Niños están como leyendo el Título: Ecce Agnus Dei, que tienen en las manos y el cuidado con que estan llama al de todos los que llegan á ver esta Pintura, para leér tambien en él esas letras, que son de tanto consuelo para todos.

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Junto al otro Florero, corresponde al lado derecho otro Quadro del mismo tamaño, Original de Rubens ó Rubenes, que dicen otros. Es tambien de nuestra Señora con el Niño, Sam Joseph, y San ta Ana, todo de mucha alegria. Está nuestra Señora sentada, el Niño en pie y desnudo, sobre sus rodi

llas,

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PINTURAS FREN

TE DE LAS VEN-
TANAS DEL CA-
PITULO PRIO-
RAL.

llas, tan galan, tan hermoso, y risueño, y con tanta terneza que arrebata el alma. La manecita derecha tiene sobre el pecho purísimo de su Madre, que le tiene descubierto, y parece la está diciendo: Pulchiora sunt ubera tua vino, &c. y con el otro bracito la abraza. Mirale la Vírgen Madre con tal agrado, y afecto, , que no es facil significarlo; riese gozosa Santa Ana, abrazandolos á los dos; y San Joseph mirándolos con la mano en la barba, se ve con una suspension que quiere romper en alegria. Es este Quadro de lo bueno que hay en esta Casa.

§. IV.

Luego en las paredes que forman el largo de este Capítulo, se ven otros de mucha estimacion. El primero que está en la que corresponde á las Ventanas al lado derecho del Altar, es la Historia de la Caída y Conversion de San Pablo. Es el Quadro de altura de dos varas y media, y mas de quatro de largo. Las Figuras introducidas en él, son del natural, y todas con posituras de gallardo artifício. Mirase en lo alto el resplandor de un relámpago ó rayo, que se dispara de una nube; vese abaxo caído un Cavallo blanco hermoso, y Saulo por el suelo puestas las manos sobre la cabeza; los pies, uno en la silla, y otro fuera de ella, y lo demas del cuerpo en tierra. Los Soldados que le acompañan, todos espantados, unos huyen en sus Cavallos por aquellos campos, volviendo el rostro hácia donde se ven las luces; otros arrojando las Armas, procuran ligeros su seguridad; vese el suelo sembrado de Caxas, Lanzas, Rodelas y Celadas; y todo está representado con mucho estudio. Es Original de Jacobo Palma el viejo, y es admirable.

Siguese á este, otro de la Coronacion de Espinas, Quadro de tres varas de alto, y mas de dos de ancho, donde en la posicion pacientísima de nues

tro

tro Salvador , que lastíma el corazon ; y en los movimientos de los Sayones, que con impiedad cruel le coronan y fingidamente le adoran, mostró su Autor lo grande de su talento. Mira un muchacho por la reja de una ventana lo que pasa dentro con tanta propriedad, que parece se está poniendo de puntillas para alcanzar mejor á ver. Introducen estas Figuras los Pintores , que parecen fuera del propósito para la Historia, pero para la pintura sirven mucho , y en esta hace gran consonancia. Es de Antonio Vandik; y algunos inteligentes la tienen por pintura de Rubens.

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A este se sigue otro Quadro, en que se representa la Historia del Centurion, como la refiere San Matheo quando llegó á Christo Señor nuestro, Fuente de toda sanidad, y le rogó humilde diese salud á un muchacho suyo, que estaba paralytico; y respondiendo Christo Señor nuestro › que iría á curarle, hizo el Centurion aquella demostracion grande de rendimiento, que fue tan agradable al Señor, en que se conoció por indigno de que entrase su Casa. A una parte del Quadro se ve Christo Señor nuestro, acompañado de algunos de sus Discípulos, vestido de Tunicela roxa, y Manto azul; la planta de ayroso y grave movimiento; magestuoso, y admirable el rostro; y las cabezas de los Apostoles prodigiosas. A otra parte el Centurion hincado de rodillas en su presencia, abiertos los brazos, le está haciendo su peticion y súplica. Acompañan al Centurion algunos de los Soldados, que denota su nombre , que Centurion suena lo mismo que Capitan de cien Soldados. Están todos armados, y con Alabardas en las manos. Las posiciones diversas, y de mucha valentía: dos de ellos están como inclinados, alargando los brazos para levantar á su Capitan del suelo. Otros miran lo que pasa por entre dos Colunas de Marmol verde, que se introducen. Adelante en menores Figuras se ven otros, que están

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trages,

mirando desde un Corredor, que es remate de un pedazo de Edificio hermoso , que se descubre á distancia. Las demas Figuras son del natural, los de linda eleccion ; y un muchacho, que y las con capa blanca de seda está en primer Término, con el Morrion del Centurion en las manos hace

ropas

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grande harmonía la Pintura ; esta es Original

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del celebrado Paulo Veronés , y esta bastaba sola para hacerle célebre: tiene dos varas y tercia de al, y tres varas y media de largo, poco menos. Ál mismo andar á poca distancia, está otro Quadro de tres varas de alto dos Y y mas de ancho, en que se representa, que nuestra Señora antes de poner el Cuerpo de su Santísimo Hijo en el Sepulcro, sentada en una parte del Sepulcro mismo, desenvolviendole de la Sabana Santa, en que fue emyuelto al baxarle de la Cruz, acompañada de San Juan, y de Santa Maria Magdalena, quiso volverle á ver piadosa consideracion, fundada en el amor de tal Madre, á tal Hijo. La figura del Cuerpo de nuestro Redentor es del natural, y tan de bulto, que parece se puede abrazar; las carnes bellísimas y blancas, sí bien con lo desangrado de las heridas se muestran con palidéz. Está recostado sobre las rodillas de su Madre, y sobre el borde de la piedra del Sepulcro, derribado un brazo ácia el suelo, y otro sustenta la Magdalena regalandose con la mano, besando la herida del Clavo con amorosas lágrimas. Sustenta nuestra Señora la cabeza con la mano derecha, y vuelve los ojos llorosos al Cielo, significando vivísimo dolor y sentimiento. San Juan no menos dolorido le mira, enjugando con su ropa los ojos. El rostro de nuestra Señora triste, pero hermoso y grave. La Sabana sobre que está el Cuerpo, con grandísima imitacion. Descubrese parte de la piedra del Sepulcro, sobre que está sentada la Vírgen; y en el suelo el Título en diversas Lenguas, y juntamente la Corona de Espinas, y los Clavos ensan

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