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buenos. «Los tiempos presentes, dice el autor, son tales, que el católico debe con la fe reavivar la esperanza. La lucha es enérgica; pero como la Iglesia no puede ser vencida, saldrá victoriosa de la lucha: Esta verdad está confirmada de distintos modos: en la antigua alianza, que fue símbolo de la nueva; en las solemnes promesas de Dios; en la historia eclesiástica, por cuyo medio se demuestra que la Iglesia ha salido de todas las luchas, no solo victoriosa, sino enriquecida de grandes bienes. Pero, ¿por qué se debe esperar esta victoria, y precisamente del Concilio? Primero, porque el Concilio es el medio mas poderoso dispuesto por Dios en la misma constitucion de la Iglesia; segundo, porque Dios ha preparado admirablemente el camino á los trabajos del Concilio, ya con el singular espíritu del Episcopado católico, ahora mas floreciente que nunca, ya con el fervor que se ha despertado en los pueblos católicos durante estos últimos tiempos, á causa de las piadosas reuniones y asociaciones que se han formado, ya, finalmente, porque este Concilio está confiado á la proteccion de la Vírgen. » El autor recuerda aquí las victorias que ha alcanzado la Iglesia por la intercesion de María, y concluye este precioso opúsculo con la esperanza de que llegará un dia en que la cristiandad dirigirá de nuevo á su celeste Protectora aquellas palabras: Benedixit te, Dominus, in virtute sua, quia per te ad nihilum redegit inimicos nostros. (Judit., XIII,

22.)

57.-Lo Sviluppo del dogma cattolico, per GIOVANNI DI Luca, prete napolitano.-Napoli: tip. Manfredi, 1869.-In 8.o, di pag. 49. Desenvolvimiento del dogma católico, por JUAN DE LUCA, sacerdote napolitano.-Nápoles, 1869.-En 8.o, de 49 páginas.

Este opúsculo comprende tres artículos teológicos estractados de la coleccion religiosa titulada La Scien

cia e la Fe. Vamos á limitarnos á traducir algunas palabras del autor para alejar de nosotros la idea de que queremos sugerir ó indicar las materias que se han de tratar en el Concilio.

<No seremos tan temerarios que vayamos á esponer qué cosas son las de que el Concilio se ha de ocupar, y mucho menos siendo tantos los errores que hay que combatir, y tantos y tan conculcados los principios de honestidad y de justicia que hay que vindicar. Por otra parte, ¿quién ignora que serán definidas algunas verdades cuya definicion anhelan los pueblos, como sucedió con el dogma de la Inmaculada Concepcion? Mucho se engañaria quien no creyera posible la definicion dogmática de la infalibilidad del Romano Pontifice hablando ex cathedra.>

El autor examina despues si, segun los principios que establece, puede considerarse como probable que la Iglesia defina la infalibilidad de su Cabeza visible el Romano Pontífice. En los dos primeros artículos espone con profundidad y lucidez la teoría del desenvolvimiento del dogma; declara cuál es su concepto genuino segun la doctrina del Lirinense; refuta los errores racionalistas, y demuestra, en fin, que en la Iglesia de Jesucristo no puede haber alteracion en la doctrina, sino desenvolvimiento; no adicion, sino ilustracion; no mudanza, sino progreso en la inteligencia. En el artículo tercero confirma las teorías antes espuestas, y pasa despues á examinar: 1.o, si la infalibilidad del Papa es definible; 2.°, si esta definicion es oportuna. Protestando que está muy lejos de querer prevenir el juicio de la Iglesia, concluye con las aclamaciones episcopales; aclamaciones que, semejantes á las del Concilio de Calcedonia, salieron de la inteligencia y del corazon de qui

nientos Obispos que firmaron el mensaje á Pio IX:

Tu sanæ doctrinæ nobis magister, tu unitatis centrum, tu populis lumen indeficiens, à divina sapientia preparatum, tu Petrus est, et ipsius Ecclessiæ fundamentum contra quod inferorum portæ nunquam prævalebunt. TE LOQUENTE, PETRAM AUDIMUS. TE DECERNENTE, CHRISTO OBTEMPERAMUS.

58.-Pio IX y el dia 8 de diciembre.-Bari, imprenta Cannones, 1868.-Un volúmen en 8.o, de 62 páginas.

Aunque el Arzobispo de Bari ha dirigido este escrito á sus diocesanos en la forma sencilla de una homilía ó de una Pastoral, es uno de los mas conceptuosos sobre los asuntos religiosos y sociales que hoy se discuten. Hay gran sublimidad de esperanzas, concentradas en la idea del título Pio IX y el dia 8 de diciembre. «Tres grandes hechos, dice el autor, harán para siempre memorables en la Iglesia á Pio IX y al 8 de diciembre, y son: la definicion dogmática de la Inmaculada Concepcion de María, la solemne publicacion del Syllabus, y la convocacion á un Concilio ecuménico.» En estos hechos se funda para demostrar su valor intrínseco y sus saludables consecuencias para la Iglesia y para la sociedad.

La definicion de la Inmaculada Concepcion reportó gran gloria á María por la estrecha relacion que este dogma tiene con las glorias suyas; reportó tambien graf gloria á la Iglesia, que es la mas viva y perfecta imá– gen de Maria. ¡Gloria al Pontificado romano, que con esta definicion desplegó su prerogativa de autoridad infalible, puesto que el galicanismo, como se dijo oportunamente, cayó aquel dia á los pies de la Inmaculada! Reporta gloria especial á la generosa nacion francesa, que olvidó entonces las erróneas teorías de Gerson y las

famosas declaraciones del clero galicano, difundidas por Bossuet, y recordó solamente las apostólicas doctrinas de San Ireneo, de San Hilario, de San Bernardo, y que la Iglesia universal, sin disentir en un solo punto, reconoció en la voz de Pio IX la voz de San Pedro, la voz de Dios, el oráculo infalible de la verdad; finalmente, aquella definicion reportó gloria y ventajas á la sociedad humana, por las íntimas relaciones que tiene la historia. con la vida de la humanidad entera.

Otro tanto puede decirse del segundo hecho, la publicacion del Syllabus. El elocuente Arzobispo demuestra que el Pontificado romano desplegó entonces su infalible autoridad. En un paralelo entre el Pontífice, Jefe y Maestro de la Iglesia, ó de la humanidad regenerada, y Adan, jefe y maestro de la humana familia, prosigue de esta manera: «Sublime fue el espectáculo descrito en el Génesis, y corroborado por la ciencia de que el primer hombre estaba maravillosamente dotado por Dios. Teniendo Adan toda la majestad de rey de lo creado, vió pasar ante si todos los animales, para que les diera su nombre; y el nombre que Adan les dió, es el verdadero de cada uno: Omne quod vocavit Adam, ipsum est nomen ejus. Otro espectáculo no menos sublime ofrecia al mundo Pio IX en el dia 8 de diciembre de 1864. Hizo que pasasen ante él todas las falsas doctrinas, que, segun dice el Profeta, se esconden como fieras de las selvas en la mente y en el corazon del hijo de las tinieblas, y el nombre que fue impuesto por el Sumo Pontífice es el verdadero nombre que corresponde á cada una. El Syllabus es el índice en el que están reseñados todos los errores. » Aunque en el Syllabus no se haga una censura especial de las doctrinas condenadas, el Arzobispo declara la doctrina general sobre censuras

teológicas: «Una doctrina es llamada temeraria y escandalosa, y este es su verdadero nombre. Otra doctrina es llamada escisiva y disolvente, y este nombre es su nombre propio. Una máxima es llamada herética, y otra irreligiosa é impía, y estos son tambien sus propios nombres: Ipsam est nomen ejus. Por mas que se empeñen los enemigos de la Iglesia en llamar bien al mal, y mal al bien, cambiando siempre los nombres de las cosas, quedarán hasta la consumacion de los siglos los verdaderos nombres puestos por el Pontífice Pio IX. Las generaciones que vendrán despues de nosotros darán á las doctrinas y á quien las enseñe el nombre impuesto el Sumo Pontífice Pio IX, como llamarán siempre á los tigres, tigres: al lobo, lobo. Omne quod vocavit Adam, ipsum est nomen ejus.»

por

Nos es imposible compendiar el análisis que el ilustre Arzobispo hace de las doctrinas del Syllabus como profundo teólogo y publicista católico, demostrando que en los errores condenados y en las verdades promulgadas, se compendia, por decirlo así, la idea de la caida y de la ruina de la sociedad.

Tal es la restauracion que se espera del gran Concilio que debe inaugurarse el 8 de diciembre; y aquí tambien el Arzobispo, como teólogo y como publicista, demuestra la influencia de la Iglesia en las grandes cuestiones religiosas y sociales. «¡Ah! Refórmese la sociedad con la olvidada imágen de Dios; reálcese con el auxilio de la Iglesia, que la tiende la mano, y escuche la voz del Sucesor de Pedro, que como el mismo Pedro á Jerusalen, la dice: Surge, et ambula; pero levántate en nombre de Jesucristo, anda por las huellas que dejó Jesucristo; y si verdaderamente deseas progresar, apóyate en Jesucristo, porque sin su auxilio no podrás dar un

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