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pues de haber comentado la gran tradicion de la Iglesia acerca de la infalibilidad de los sucesores de Pedro; y luego reseña la historia de las controversias religiosas, á la luz de los documentos de Guérin. No podemos compendiar aquí este trabajo; pero esperamos que nuestros lectores podrán pronto ver una traduccion de toda esta ilustrada obra teológica.

En un breve post-scriptum añade algunas sabias reflexiones acerca de la obra de Mons. Maret, salida á luz mientras se concluia la impresion de la obra de que tratamos, de la misma manera que durante la impresion habia dirigido severas palabras á las contestaciones de la Universidad de Munich, que entonces se publicaban (1).

5.–Pio IX es infalible.—La infalibilidad del Papa ante la razon y la Escritura, ante los Papas y los Concilios, ante los Padres y los teólogos, ante los Reyes y los Emperadores, por el RDO. P. Weninger, de la Compañía de Jesus, traducida de la edicion alemana por el abate Pellet, y aumentada con el Galicanismo refutado por Bossuet. (Un volúmen en 8.")

El título de esta obra basta para comprender que su fin y objeto es demostrar la infalibilidad del Papa. La obra consta de ocho capítulos.

En el primero se ocupa de las exigencias de la razon ante la Iglesia docente. La razon de que habla el

(1) Estamos seguros que gustarán al Arzobispo las escogidas y doctas contestaciones de la Universidad de Wutzburgo, que se han publicado despues. L'Univers del 31 de octubre traduce de la Westminster Gazzete la reseña de un discurso del mismo Mons. Manning, pronunciado por él en 3 de octubre en su pro-catedral de Kensington acerca del Syllabus, y especialmente acerca de la última proposicion. Tomadas por testo las lamentables palabras de los judíos, durus est kie sermo, monseñor habló elocuentemente del liberalismo y del progreso, de la separacion de la Iglesia del Estado, de la autoridad del Papa en las cuestiones político-morales, y de la civilizacion moderna en oposicion á la civilizacion cristiana.

autor es la razon ortodoxa, la razon creyente, y pregunta si, en el caso en que tiene necesidad de ilustrarse ó de afirmar sus creencias, no existe para ello una luz que disipe sus dudas, una mano que venga en auxilio suyo de un modo poderoso. El autor responde y prueba que esa luz, que esa mano tutelar y directora es la Iglesia fundada por Jesucristo, é iluminada por el Espíritu Santo, sostenida invenciblemente por el poder eterno del Padre; la Iglesia, vivificada actualmente por los sacerdotes y los Obispos, como antes lo fue por los Apóstoles y por sus discípulos; la Iglesia, hoy gobernada y dirigida por el Papa, como lo fue al principio por Jesucristo mismo, y despues de Él por San Pedro y sus sucesores en la Sede divina de Roma.

Despues de haber indicado así al hombre de fe el orígen de donde procede toda verdad, y en donde debe buscarla y recibirla; despues de nombrar á aquel á quien ha sido confiado el depósito sagrado y su difusion soberana, el autor se propone establecer la autoridad y la legitimidad del objeto que defiende. La infalibilidad del Papa se funda en la Escritura misma, y lo prueba con profusion de testos, corroborados con comentarios lumi

nosos.

El capítulo cuarto, consecuencia natural de los tres precedentes, contiene la serie de los testimonios humanos, de las manifestaciones de la tierra en favor de la venerable infalibilidad. Esta brillante armonía de los hombres y de las edades en favor de la infalibilidad del Papa, empieza por los testimonios de los Padres de la Iglesia, y desde Hermas, discípulo de San Pablo, en su libro del Pastor, hasta San Bernardo, el último de los Padres, oimos siglo por siglo, y en la serie de mil cien años, la voz de todos los grandes hombres del cristia

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nismo proclamando en sus libros, ó desde las cátedras, la eminente prerogativa del Romano Pontífice.

En el capítulo quinto aparecen los testimonios de todos los Concilios ecuménicos de Oriente y de Occidente. Nada hay mas imponente que las declaraciones de esas augustas Asambleas; nada mas á propósito para ilustrar las meditaciones y las deliberaciones de la declaracion que acaso se prepara.

En los capítulos siguientes se encuentran los Testimonios de los Papas y de los teólogos, de los sabios y de las Universidades, y por último, en el capítulo octavo, el de los Príncipes y pueblos. Revista verdaderamente grandiosa, brillante y riquísima; cadena de oro formada por el tiempo, por los individuos, por las naciones que hacen de la prerogativa dogmática de Pedro y de sus sucesores una creencia universal y como la conciencia de la cristiandad.

Estos ocho capítulos van enriquecidos con el exámen de las objeciones que se oponen á la tésis de la infalibilidad; y en verdad que en esta parte el autor se muestra eminentemente hábil y vigoroso para pulverizar el error.

La mejor prueba que podemos presentar del valor de esta obra y de su ortodoxia, es copiar el juicio que de ella ha hecho la prensa de Inglaterra y de los EstadosUnidos al examinar la edicion inglesa.

El Baltimore Mirror, órgano del Arzobispo de Baltimore, dice: «El P. Weninger nos ha dado en este libro un tratado luminoso, lógico y conveniente sobre la infalibilidad del Papa; abraza el resúmen de todas las cuestiones relativas al objeto. >>

El Catholic Telegraph, órgano del Arzobispo de Cincinati, dice: «Esta obra es un resúmen escelente de

todo cuanto hay esparcido en una infinidad de libros antiguos y modernos. Muchos serán los lectores que la busquen con avidez, y en ella encontrarán las fuentes de la verdad.>

El Standard Philadelphia dice:

«En un tiempo en que el catolicismo sostiene un combate tan encarnizado con el materialismo, con la política y con tantos otros errores, la publicacion de este interesante libro es de gran oportunidad.»

El New-Yorck Tablet, órgano del Arzobispo de Nueva-Yorck, dice:

«Esta obra está en armonía con las necesidades de la época en que, como en la presente, el Papado está acometido y atacado por todas partes. Tenemos muchos libros escritos con el mismo fin que el presente; pero no poseemos uno que resuelva tan perfectamente la cuestion, ni que defienda y sostenga tan victoriosamente el derecho de que se trata.»

Gran valor aumentó al libro la adicion del abate Belet El Galicanismo refutado por Bossuet.

6.-Du Pape et du Concile, ou doctrine compléte de S. Alphonse de Liguori sur ce double sujet. Traités traduits, classés et annotés par le P. JULES JACQUES, de la Congregation du TrésSaint Redempteur.

Del Papa y del Concilio, ó doctrina completa de San Alfonso de

Ligorio sobre este doble objeto. Tratados traducidos, clasificados y anotados por el P. JULIO JACQUES, de la Congregacion del Santísimo Redentor. Tournay: tip. Casterman, 1869. En 8.o, de 701 páginas.

Feliz ha sido el pensamiento y acertadísima la ejecucion al traducir, clasificar y anotar los varios tratados de San Alfonso de Ligorio sobre el Papa y sobre el Con cilio. El nombre de San Alfonso vale mas que todos los elogios que pudiéramos hacer de este volúmen, tan opor

tuno en las presentes circunstancias. En un solo tomo se halla reunida la doctrina de San Alfonso sobre la necesidad, la supremacía, la infalibilidad, los derechos y las prerogativas del Pontificado Romano y de su autoridad con relacion al Concilio ecuménico.

7.-L'infaillibilité et le Concile géneral.-Étude de science religieuse à l'usage des gens du monde.

La infalibilidad y el Concilio ecuménico. Estudio científico-religioso al alcance de todas las inteligencias, por MoNS. DECHAMPS, Arzobispo de Malinas. Un tomo en 8.o de 169 páginas: 1869.

Entre las trascendentales cuestiones que, á juicio del mundo profano, han de tratarse en el próximo Concilio ecuménico, la que mas preocupa los ánimos, la que mayor interes despierta, es la relativa á la infalibilidad del Papa, cuestion hoy mas que nunca controvertida por haberse creado una atmósfera de ideas absurdas y hasta ridículas acerca de su verdadera significacion. Nada mas natural que á un siglo acostumbrado á negarlo todo, y á discutir con la misma indiferencia lo verdadero que lo falso, admitiendo como un principio supremo de la ciencia la identidad de las contradicciones (identité des contradictoires), proclamada por Hegel en un momento de delirio; nada mas natural, repetimos, que á un siglo como el nuestro le asombre la idea de que un simple mortal pueda ser infalible, y como tal venerado por millones de hombres. Tampoco es de estrañar que haya quien se pregunte si el próximo Concilio tendrá valor para sancionar esa infalibilidad, que tantos consideran como una aberracion del entendimiento humano. Estas son las ideas, estos los sentimientos que con elocuentes frases manifiestan en las conversaciones, en los periódicos y hasta en las mis

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