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Á fin de tratar Rudis á fondo esta vitalísima cuestion, la considera y examina bajo todos aspectos, y á todas luces demuestra y confirma su tésis con toda clase de pruebas. No omite ni deja sin resolver ninguna dificultad que se haya espuesto ó pueda esponerse por sus adversarios; agota en fin, por decirlo así, el tema de tal manera, que difícilmente podrán hallarse nuevos argumentos que añadirse á los que él aduce. Su método y modo de discurrir es claro, y tiene una eficacia admirable. En estas páginas no hay nada oscuro, defectuoso ni demasiado prolijo, y su lectura no puede ser enojosa. Su modo de razonar satisface á la inteligencia y al corazon, resultando una argumentacion clara, bien desarrollada, animada y que guarda una hilacion progresiva é inmejorable. Los profundos estudios escolásticos del autor se revelan en la precision de los conceptos y de los términos, en el método y rigor geométrico de la argumentacion, en la manera de formular los dilemas. y los silogismos, y en el arte y maestría con que presenta una verdad, demostrándola hasta la evidencia. Pocos son los libros modernos en los que puede hallarse tanta claridad y viveza como en la obra de Rudis. Por esto su libro es doblemente precioso: primero, porque contiene una completa y solidísima demostracion de una de las mas importantes verdades teológicas, hácia la que hoy no solo se dirige la atencion general, sino que tiene en espectacion á todos cuantos esperan ó temen verla elevada á dogma de fe en el Concilio del Vaticano; y en segundo lugar, porque ofrece, especialmente á los jóvenes estudiosos, un escelente modelo, en el que pueden aprender á tratar este género de demostraciones.

Haremos ahora un sucinto análisis del contenido de esta obra. Precede una breve introduccion (páginas 3

TOMO IN.

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á 16), en la que el autor, despues de esplicado el objeto del libro y la clase de lectores á quienes especialmente se dirige, presenta las razones de oportunidad y de utilidad que le han movido á escoger este tema, refuta las ridículas arengas de los que, ocupándose de la doctrina de la infalibilidad del Papa, dicen que esta es una invencion de los Jesuitas, y muestra la gran importancia de esta cuestion, haciendo ver que esta infalibilidad es ventajosísima á las necesidades de la época presente. Despues divide su tratado en dos partes (Pronósticos y diagnósticos). En la primera (páginas 19 á 106) se dedica el autor á determinar con precision el estado de la cuestion, esto es, á establecer rectamente cuál sea la infalibilidad que debe atribuirse al Papa, puesto que se trata de probar que es infalible. Este propósito lo resuelve en seis capítulos, donde espone otros tantos pronósticos, como él los llama, y nosotros los llamaremos caractéres, que determinan completamente el concepto de la infalibilidad del Papa, representando á la inteligencia con la mayor claridad, y disipando anticipadamente todas las quimeras, distinciones, restricciones y condiciones que algunos antiguos teólogos imaginaron para falsear la idea de la infalibilidad, y para eludir la necesidad de admitirla en presencia de las razones teológicas con que se veian derrotados. Supuesta la demostracion de la infalibilidad del Papa, Rudis en el primer pronóstico determina cuál sea el objeto preciso del magisterio infalible del Papa, y cuál es la estension que debe darse á la fórmula in rebus fidei et morum; despues, en el siguiente, pasando á determinar el sugeto que posee esta infalibilidad, demuestra en el segundo que el Papa es infalible solamente cuando habla como Maestro supremo de la Iglesia universal, ó, como suele decirse, ex cathe

dra; en el tercer pronóstico demuestra que las decisiones ex cathedra del Papa son infalibles, aunque no sean pronunciadas en Concilio ecuménico. En el cuarto, que las mismas decisiones son infalibles antes del consentimiento de la Iglesia dispersa, ó sea de la mayoría del Episcopado, y por tanto independientemente de este consentimiento. En el quinto prueba que este don de infalibilidad debe ser propio y concreto de cada uno de los Papas vivientes, y no pertenece solamente á la Sede romana en abstracto, ó á la serie de Papas, como los adversarios soñaron. En el sesto demuestra cuáles son los caractéres por los que se pueden conocer y distinguir de una manera indudable las decisiones papales ex cathedra, y la obligacion que ellas imponen á la conciencia de todos los fieles.

En la segunda parte (páginas 109 á 410), que es la mas amplia y la mas sustancial del libro, prueba el autor que el Papa es en realidad infalible, y que verdadera-mente posee la infalibilidad que describe. Como la hipótesis que estableció en la primera parte no prestaba á sus argumentos sino un valor condicional, pasa á establecer la tésis, la cual, despues de probada, reviste á aquellos argumentos de un valor absoluto. Esta tésis la demuestra con nueve géneros de argumentos, ó sea con nueve diagnósticos, como él los llama, y que desarrolla en otros tantos capítulos. En los tres primeros se halla verdaderamente el nervio de la demostracion; pues allí están consignados los argumentos fundamentales y perentorios; á saber:

1. Los que se deducen de la Sagrada Escritura, ó sea de los célebres testos evangélicos de San Mateo, de San Lúcas y de San Juan, y sobre las prerogativas de San Pedro.

2. Los que suministra la Tradicion, ó sean los testimonios de los Padres y doctores de la Iglesia.

3. Los que se encuentran en la historia de la Iglesia, esto es, en la práctica y conducta con que la Iglesia continua y universalmente reconoció y atestiguó con hechos la infalibilidad del magisterio papal, que es parte importantísima de la tradicion eclesiástica.

Los seis diagnósticos siguientes presuponen ya demostrada la tésis y firmemente establecida la infalibilidad papal sobre las bases inconcusas de la Escritura y de la tradicion, y contribuyen admirablemente á confirmar la verdad, á ilustrarla, á evidenciar los multiplicados hechos, y á descubrir la maravillosa armonía con que se hallan enlazadas todas las partes del sistema católico.

Comienza el autor en el cuarto diagnóstico á examinar la infalibilidad del Papa respecto á la constitucion fundamental dada por Cristo á su Iglesia, y demuestra palpablemente que esta infalibilidad no repugna al organismo de dicha constitucion. Despues, en el quinto diagnóstico, examina á la luz de la razon la infalibilidad del Papa, y hace ver, dados ciertos principios teológicos innegables, y que ningun católico ha negado, que dicha infalibilidad se deduce por sencillos raciocinios, con tal evidencia, que no es posible separarse de la razon sin caer en palpables absurdos. Trata despues de las relaciones de esta infalibilidad con los intereses de la ciencia (sesto diagnóstico) con la libertad (sétimo diagnóstico), con la santidad (octavo diagnóstico), y finalmente (noveno diagnóstico), con el régimen y la propaganda del reino de Cristo sobre la tierra; y demuestra que todos estos intereses, lejos de estar á punto de perderse y de peligrar, como algunos temen, reciben de la infa

libilidad del Papa gran favor é incremento, y tienen en ella una segurísima salvaguardia.

La falta de espacio nos impide trasladar á esta ligera reseña algun párrafo de este libro, y citar alguna de las nuevas y bellas consideraciones que el autor va haciendo, especialmente en el último capítulo, sobre la infalibilidad papal, asunto vasto y fecundísimo, que ninguno, que sepamos, ha desarrollado con tanta amplitud y felicidad como lo ha hecho Rudis. Hará un trabajo sumamente útil el que ofrezca á España una fiel traduccion de esta obra, clásica en su género y oportunísima en los tiempos presentes.

9.-On the Apostolical and infallible authority of the Pope, when teaching the faithful, and on His relation to a general Council.

De la infalibilidad del Papa y sus relaciones con el Concilio, por F. X. WENINGER, D. D. missionary of the Society of Jesus. NewYorck, and Cincinnati, 1863. Un volúmen en 8.o de 364 páginas.

El Primado de San Pedro y del Romano Pontífice, con sus dotes de infalibilidad en el magisterio y de autoridad suprema sobre toda la Iglesia reunida en el Concilio, está defendido en este tratado teológico popular en distintos capítulos, con ordenados é irrefutables testimonios: 1.o, de la Sagrada Escritura; 2.o, de los Santos Padres; 3.o, de todos los Concilios ecuménicos celebrados en Oriente y en Occidente; 4., de los Romanos Pontífices al asegurar su derecho; 5.°, de los mismos Pontífices al ejercer dicho derecho; 6.°, de los mas celebrados teólogos y de las Universidades; 7.°, de los príncipes y de los pueblos cristianos, á cuyos elocuentes testimonios se añade despues la evidencia de la razon teológica y una victoriosa confutacion de las dificultades teoréticas é históricas. La obra es al mismo tiempo

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