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petar lo existente, dió pruebas de una candidez impropia de un hombre de Estado, y mucho mas tratando con un gobierno que, como el italiano, se rige y gobierna por el principio de prometer y no cumplir cuando lo que se promete es bueno, y obrar sin hablar cuando se trata de cometer iniquidades.

Ó por debilidad, ó por esceso de confianza, ó por inteligencias secretas, ó por otros fines, es lo cierto que Napoleon dejó al Papa entregado á sus enemigos en los dias y en la ocasion en que mas necesitaba de los auxilios del cielo. Faltó á Dios, y de Dios sufrió el castigo. Al abandono del Papa se siguió la derrota del ejército francés, la caida del imperio y el cerco de Paris. Se eclipsó la gloria de Francia: rios de lágrimas y sangre esterilizan sus campiñas: los que ayer se llamaban héroes y aterraban al mundo, huyen hoy despavoridos como niños ó mujeres. La primera nacion de Europa va á quedar reducida á potencia de tercer órden: la que habia paseado sus águilas triunfantes por el globo, ha trabado cien combates, y en todos ha sido vencida: en algunos con poca gloria, en muchos con gran ignominia. Cuando Italia vió que nada tenia que temer ni de Francia ni del Emperador, libre se creyó de todo compromiso, y encontró la ocasion mas propicia para proseguir impunemente y sin riesgo la serie de sus hazañas: despojar y oprimir á los débiles y á los ancianos.

El dia 4 de agosto de 1870 salió de Roma el ejército. francés de ocupacion, y en ese dia sufrió Napoleon la primera derrota.. El dia 2 de setiembre de 1860 fue el en que el Emperador Napoleon III recibió en Saboya á Cialdini y á Farini, dándoles permiso para invadir las Marcas y la Umbría, primer atentado sacrilego contra la Iglesia; y en ese mismo dia 2 de setiembre de 1870

Napoleon III cae prisionero, con todo su ejército, en poder del Rey Guillermo de Prusia.

En el mes de setiembre ocurrió despues la catástrofe de Castelfidardo. Napoleon III, si no con gusto, presenció impasible aquella catástrofe; y pocos años despues, en el mismo mes de setiembre, el mundo presenció impasible la derrota, la destruccion y la humillacion de Francia.

En el mes de setiembre fue bloqueada y bombardeada Ancona; y pocos años despues, en el mismo mes de setiembre, son bloqueadas y bombardeadas las principales ciudades de Francia, inclusa Paris. Napoleon III proclamó y propagó el principio de no-intervencion, y nadie ha intervenido en su favor, ni aun su hija predilecta la Italia.

Á los seis dias de haber caido prisionero Napoleon (8 de setiembre de 1870), Víctor Manuel se lanza al camino de sus hazañas, y escribe á Pio.IX una carta solicitando la ocupacion de Roma. Pio IX contesta, como siempre: Non possumus; el gobierno de Italia invade los Estados que en un tratado solemne se habian reservado al Papa; Roma fue cercada, sitiada y bombardeada, y los bárbaros entraron en el Capitolio en el dia 20 de setiembre de 1870.

Todo ha sido allí violado y profanado: los templos, los asilos de las vírgenes del Señor, los hospitales, los museos, las Catacumbas, y hasta el suelo del Coliseo, santificado con la sangre de los mártires. Insultados, escarnecidos y maltratados públicamente han sido los Obispos y los Cardenales, y derramada ha sido en las calles públicas la sangre de los sacerdotes. El Papa está prisionero en el Vaticano: le cerca y vigila la soldadesca del gobierno italiano, que registra á los que

TOMO IV

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con el Papa comunican, y abre su correspondencia.

Todos los Prelados que aun residian en Roma para continuar los trabajos del Concilio, todos han rodeado á Su Santidad en los dias del peligro; todos estaban dispuestos á continuar á su lado y á seguir la suerte que Dios tenga reservada al Vicario de Jesucristo.

En situacion tan crítica y aflictiva para la Iglesia; careciendo los Prelados de seguridad hasta para salir á la calle; privados, como Pio IX, de la libertad de accion necesaria para el ejercicio de sus funciones, y tiranizada Roma por turbas de foragidos y por un ejército sacrilego invasor, el Concilio no tiene la libertad de que necesita para obrar, y aun para que sus enemigos no aleguen nulidad de resoluciones dictadas bajo la presion de una fuerza material.

Hasta hoy (21 de octubre de 1870) no se ha publicado declaracion alguna oficial por la que aparezcan interrumpidas ni prorogadas las sesiones del Concilio; pero lo están de hecho, porque ha sobrevenido un suceso inaudito, una fuerza estraña, opresiva y depresiva del Papa y de la augusta Asamblea. Roma está tiranizada con fuerza brutal. El Concilio no puede funcionar, y quedan tácitamente prorogados sus trabajos hasta que Dios venga en auxilio de su Iglesia, que sí vendrá.

Es verdaderamente providencial que estallara la guerra al dia siguiente de la definicion del dogma de la infalibilidad, y no lo es menos que Roma haya sido invadida despues de este suceso importantísimo, es decir, cuando ya está revestido el Papa con esta plenitud de luz de su aureola espiritual.

Se creyó que la infalibilidad produciria cismas, y en vez de cismas se aumentan las conversiones y crece el espíritu de unidad católica. Se creia que la infalibili

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dad seria causa de guerras, y las guerras surgen al dia siguiente de la infalibilidad, por motivos independientes del Concilio, puramente políticos, sin la menor relacion con el principio religioso. La invasion en Roma es una gran calamidad; pero Dios, que sabe sacar bien del mal, hace que sirva para escitar mas y mas la fe y el entusiasmo católicos, para desengañar á algunos ilusos, débiles ó poderosos, arrastrados por las mundanas corrientes de las ideas modernas; para aumentar mas y mas el amor al Papa; para demostrar mas y mas que el Papa debe ser Rey y Sumo Pontífice; que no puede ser súbdito de nadie; que necesita del poder temporal y de los Estados de que ha sido despojado para el libre ejercicio de su poder espiritual; para hacer ver que no hay mas que dos banderas: la bandera de Dios y la bandera de Satanás.

Luchemos como buenos hijos de la Iglesia militante en esta prueba difícil. La victoria no es dudosa. La alcanzarán los hijos de Dios. Pidamos á Dios nos dé fuerzas para el combate, y que, poniendo término á los males que afligen á la Iglesia, acelere el dia, que llegará, de la gran dominacion del Papa sobre el mundo, y el dia de la continuacion y terminacion del Concilio, porque de él ha de surgir la salvacion de la humanidad. FIAT, FIAT, FIAT.

POSTULATUM PARA QUE SE DEFINA DOGMA DE FE LA ASCENSION CORPORAL DE MARÍA SANTÍSIMA Á LOS CIELOS.

Cabe á la nacion española, y á uno de los ilustres miembros del Episcopado español, el Sr. Obispo de la Habana, la gloria de haber sido el primero que ha dirigido

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preces humildes á Nuestro Santísimo Padre Pio IX para que el Concilio del Vaticano defina dogma de fe la Asuncion corporal de María Santísima á los cielos. Esta creencia piadosa está profundamente arraigada en el corazon de todos los católicos de Oriente y de Occidente, y desde los orígenes del cristianismo, esta España, que en la mayor honra y gloria de María Santísima y en la defensa de sus mas inestimables privilegios ha llevado la bandera, vió al fin definido el dogma de la Inmaculada Concepcion, y confia y desea con ardientes preces ver definida la Asuncion corporal de María Santisima. El Sr. Obispo de la Habana ha sido intérprete fiel de las aspiraciones de los católicos.

Esta ha sido siempre la creencia de los españoles, y así lo acredita el hecho de estar consagradas á la Asuncion las primeras parroquias y las mas antiguas catedrales, habiendo sido siempre esta festividad la mas universal y la mas popular en toda nuestra patria.

No es esta la primera vez que en España se ha pensado en promover la definicion dogmática de la Asuncion de María Santísima; hace años que en Madrid se proyectó y aun redactó una peticion para dicho objeto, en la cual tuvo una parte no pequeña la Excma. señora Marquesa de Viluma, cuya piedad, cuya caridad, cuyo santo celo y virtudes son justamente admiradas en Madrid. Aunque estamos ciertos de haberse concebido este proyecto y aun de haberse empezado á realizar, no podemos afirmar si esta peticion llegó ó no á manos de Su Santidad. Sea como quiera, importa consignar aquí este hecho glorioso para nuestra patria, á fin de que conste una vez mas que ha sido siempre la primera en confesar y defender las prerogativas de la Madre de Dios.

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