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sion, pesaria sobre nosotros la responsabilidad de no habernos servido de una oportunidad ofrecida por la Providencia.

>Roma 20 de diciembre de 1869.>

POSTULATUM DIRIGIDO AL CONCILIO EN FAVOR DE LOS NEGROS DEL ÁFRICA CENTRAL.

Este documento está fechado el dia de la fiesta del Sagrado Corazon de Jesus, y dice así:

«Los Padres que suscriben piden humilde y fervorosamente al Concilio ecuménico del Vaticano que despues de haber dirigido sus miradas por todo el universo, y de haber provisto á las necesidades de todos, se digne dirigir al menos una mirada de compasion al interior de África, á este pais que, castigado por las mas graves calamidades, ocupa una superficie dos veces mayor que Europa, y que contiene millares de millares de hijos de Cam, es decir, una décima parte de todo el género hu

mano.

>El apostolado católico ha hecho en todos tiempos los mayores esfuerzos para conseguir la entrada del África en el seno de la verdadera Iglesia de Jesucristo. Y, en efecto, una gran parte de África, la de la costa, está ocupada por muchos vicarios apostólicos, por una prefectura apostólica y por algunas diócesis; pero las regiones centrales de África permanecen hoy casi desconocidas; y aunque la Sagrada Congregacion de la Propaganda, en estos últimos tiempos sobre todo, se ha ocupado de esta situacion con admirable solicitud, estas regiones centrales se encuentran sumidas en la miseria, y están, por decirlo así, abandonadas, sin Pastor, sin Iglesia y sin fe.

>En este estado las cosas, los Padres que suscriben ruegan muy encarecidamente al santo Concilio ecuménico se digne encargar á los Obispos, en forma de exhortacion conciliar ó de cualquiera otra manera, envien de sus diócesis á esta viña del Señor que está abandonada dignos obreros, ó cualquiera otro socorro, y, si lo juzga oportuno, usar de su elevada autoridad para hacer un llamamiento solemne á todo el universo católico en favor de este desgraciado pais, para recomendar esta obra santa y para pedir á todo el pueblo cristiano un socorro á fin de poner término á este gran mal.»

«Motivos del POSTULATUM.

>1. La mas antigua de las maldiciones que se han pronunciado contra un pueblo, pesa todavía sobre los infortunados descendientes de Cam y las regiones del África central, que, abrasadas por el sol, esperimentan mucho mas que las otras el peso de esta maldicion. Hé aquí por qué, aunque nuestra santa Madre la Iglesia no ha omitido nada, ni se ha arredrado ante las fatigas, ni ante la magnitud de la empresa de aliviar esta maldicion, esta desgraciada raza de los negros permanece todavía sometida al horrible imperio de Satanás.

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>2. Estando establecido que la bendicion solemne de la nueva alianza borra todas las maldiciones de la antigua, la palabra del Concilio ecuménico será el digno anuncio de que se acerca el dia en que sucederán todas estas cosas.

>¡Quiera el cielo que el África pueda participar del próximo triunfo de la Iglesia!

>¡Quiera el cielo que en la diadema celestial que corona la augusta cabeza de la Vírgen-Madre de Dios,

concebida sin mancha de pecado original, la raza de los negros, unida á Jesucristo, resplandezca en adelante como una perla negra y brillante en medio de otras piedras preciosas!

Este Postulatum fue suscrito por muchos Prelados, y está fechado en el dia de la fiesta del Sagrado Corazon de Jesus, 1870. Está precedido de una introduccion elocuente, escrita por el Rdo. P. Daniel Corboni, misionero apostólico en África y prefecto de los negros, de Egipto.

LETRAS APOSTOLICAS

DE NUESTRO SANTÍSIMO PADRE EL PAPA PIO IX SUSPENDIENDO EL CONCILIO ECUMÉNICO DEL VATICANO.

PIO IX, PAPA.

Ad futuram rei memoriam.

Despues que, por el favor de Dios, nos fue dado empezar en el año próximo pasado la celebracion del Concilio ecuménico del Vaticano, hemos visto que por el esfuerzo de la ciencia, la virtud y la solicitud de los Padres que acudieron en grandísimo número de todas las partes del mundo, han sucedido de tal manera las cosas de esta santísima y gravísima obra, que nos daban esperanza cierta de recoger felizmente los frutos que de todo corazon deseábamos para bien de la Religion y utilidad de la Iglesia y de la sociedad humana. Y ya, en verdad, en cuatro sesiones públicas y solemnes, Nos,

TOMO IV.

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con la aprobacion del Santo Concilio, hemos establecido y promulgado cuatro Constituciones saludables y oportunas en materia de fez y otras cosas de fe y de disciplina eclesiástica estaban examinadas por los Padres y podian en breve ser sancionadas y promulgadas por la suprema autoridad de la Iglesia docente.

Confiábamos en que estos trabajos serian proseguidos por el comun estudio y celo del Concilio, y llegarian con próspero y fácil curso al fin deseado. Pero la sacrílega invasion de esta alma ciudad de nuestra Sede, y del resto de nuestro dominio temporal, por la que, contra toda ley y con increible perfidia y audacia, han sido violados los derechos inconcusos de nuestro principado civil y de la Sede Apostólica, nos ha puesto en tales condiciones, que, por permision de los inescrutables juicios de Dios, estamos absolutamente constituidos bajo el dominio y potestad del enemigo.

En tan triste estado de cosas, hallándonos impedidos por muchos modos del libre y espedito uso de nuestra suprema autoridad, que se nos ha conferido divinamente, y conociendo muy bien que los mismos Padres del Concilio del Vaticano no podrian tener, continuando las cosas así, la libertad, tranquilidad y seguridad necesarias, en esta nuestra alma ciudad, para poder tratar con Nos regularmente de los asuntos de la Iglesia; y no consintiendo tampoco las necesidades de los fieles que tantos Pastores se alejen de sus iglesias en las grandes calamidades de Europa; Nos, viendo con gran doloz de nuestro corazon que las circunstancias hacen que no se pueda absolutamente proseguir en este tiempo el Concilio del Vaticano, despues de haberlo deliberado maduramente, por voluntad propia y con apostólica autoridad, al tenor de las presentes, le suspendemos y le de

claramos suspendido hasta otro tiempo mas oportuno y cómodo, que señalará esta Sede Apostólica, rogando á Dios, autor y vengador de su Iglesia, que aparte al fin todos los obstáculos y vuelva á su fidelísima Esposa, lo mas pronto que sea posible, la libertad y la paz.

Puesto que cuanto mayores y mas graves peligros. y males afligen á la Iglesia, tanto mas se debe instar dia y noche con oraciones y súplicas á Dios Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Padre de la misericordia y Dios de todo consuelo, queremos y mandamos que aquellas cosas que establecimos y dispusimos en nuestras Letras Apostólicas del 11 de abril del año próximo pasado, en las cuales concedimos á todos los fieles indulgencia plenaria en forma de jubileo, con ocasion del Concilio ecuménico, permanezcan en su vigor y firmeza segun el modo y rito prescritos en las mismas Letras, como si continuara la celebracion del Concilio.

Estas cosas establecemos, anunciamos, queremos y mandamos, no obstante cualquiera otra en contrario, declarando vano é írrito todo lo que se intente en contra, á sabiendas ó por ignorancia, por cualquier autoridad que fuese. A ningun hombre, pues, sea lícito infringir estas páginas que contienen nuestra suspension, anuncio, voluntad, mandato y decreto, ó contradecirlas temerariamente. Y si alguno fuere osado á atentar contra ellas, sepa que incurre en la indignacion de Dios. Omnipotente y de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo.

Para que las presentes Letras sean conocidas de todos aquellos á quienes interesa, queremos que ellas ó copia suya sean fijadas y publicadas en las puertas de la Iglesia Lateranense, de la Basílica del Príncipe de los Apóstoles y de Santa María la Mayor de Roma, y así

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