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DE

AUTORES ESPANOLES,

DESDE LA FORMACION DEL LENGUAJE HASTA NUESTROS DIAS.

ESCRITORES DEL SIGLO XVI.

TOMO PRIMERO.

SAN JUAN DE LA CRUZ.-FRAY PEDRO MALON DE CHAIDE.
FRAY HERNANDO DE ZARATE.

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JUICIOS CRITICOS

DE LOS

AUTORES COMPRENDIDOS EN ESTE TOMO.

VIDA Y JUICIO CRITICO DEL VENERABLE PADRE SAN JUAN DE LA CRUZ.

CUENTAN de Gonzalo de Yepes que, estando de paso en Hontiveros para la villa de Medina, acertó á ver una jóven de singular recato y hermosura, por nombre Catalina Alvarez, de la cual quedó por momentos tan enamorado, que, sin ser parte las muchas y poderosas razones que en contra de su proyecto se ofrecian, resolvió pedirla en matrimonio y no salió del pueblo sin haberla desposado. Atrajose con este hecho el desprecio y la cólera de sus padres y parientes, que fundaban en él mayores esperanzas; mas ni aun así pudo arrepentirse nunca de su pensamiento, que fué de dia en dia para él una inagotable fuente de paz y de ventura. Olvidó los dulces recuerdos de Yepes, su patria; la suntuosa grandeza de Toledo, donde habia vivido en la abundancia muchos años; la agitacion de la próxima Medina del Campo, tan justamente celebrada por sus ricas ferias; y á poco prefirió á todo la sosegada villa de su esposa, donde solo el trabajo de sus manos podia procurarle lo necesario para su existencia. Tuvo de su amada Catalina tres hijos varones, uno de ellos JUAN, que es el que ha de ser objeto de esta ligerísima reseña.

Era aun muy niño JUAN DE YEPES, cuando pasó á Medina con su desgraciada madre, que, hallándose viuda y falta de recursos, creyó poder vivir y educar con mas facilidad á sus hijos en una villa donde afluian tantos y tan ricos forasteros, atraidos por la actividad de un tráfico incesante. Simpático, dulce, extremadamente benévolo con todos los que le rodeaban, no tardó en dejar ver que habia nacido solo para el ejercicio de esa caridad santa y sublime que sube concentrada hasta el seno de Dios, y baja, distribuida en rayos, á todas las criaturas. No tenia aun bien desarrollada su razon, y hablaba ya de Jesucristo y de la Virgen con una uncion que conmovia y arrebataba hasta á su madre y sus hermanos; no contaba aun cinco años, é imploraba ya en todos sus actos el favor de esos seres celestiales. «Un dia, referia mas tarde él mismo, estaba junto á un pozo sin brocal con otros niños. Caí en el calor del juego dentro del pozo, y obtuve el auxilio de la Virgen. Se me apareció, me dió la mano y me sostuvo sobre las aguas hasta que vinieron por mí los que tuvieron noticia de mi desventura por mis asustados compañeros. Temprano, muy temprano le debí yo á la Virgen todo el amor de que es capaz mi alma. >

Queria su madre, al verle mozo, consagrarle á la ciencia; mas, sola y sin mas renta que la de sus brazos, tenia apenas con qué mantenerle, cuanto menos con qué instruirle. Habló por él á un caballero de rara virtud que habia á la sazon en Medina, procuró interesarle pintándole la docilidad de su hijo, le suplicó, le instó, y alcanzó por fin la realizacion de sus deseos, logrando que le tomara bajo su proteccion y le hiciera estudiar humanidades. Era precisamente este caballellamado Alonso Alvarez de Toledo, hombre de tanta piedad y de tan ardiente celo por la causa

E.XVII.

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