Sayfadaki görseller
PDF
ePub

negarse á ratificarlo, frustrando así mis esperanzas, y faltandose a sí misma, y á lo que debia á mi alta intervencion. Desde entonces la conducta de aquel gobierno tomó un caracter mas decisivo, y no contento con prestar á mi enemiga, la Inglaterra, todos los medios que han estado en su poder para hostilizarme, y á la republica francesa mi aliada, ha llegado su delirio á prejudicar directamente á mis vasallos, y ofender mi dignidad con una resistencia pertinaz á mis salubres consejos. Asi ha visto toda Europa con escandalo ser sus puertos el abrigo seguro de las escuadras enemigas, y unos ventajosos apostaderos, desde donde sus corsarios ejercian con fruto sus hostilidades contra mis naves y las de mi aliada, la republica: se han visto los buques portugueses mezclados con los de los enemigos formar parte de sus escuadras, facilitarles los viveres y los trasportes, y obrar con ellos en todas sus operaciones de la guerra que me hacian: se han visto sus tripulaciones de guerra y su oficialidad de mar insultar á los franceses dentro del mismo puerto de Cartagena, y autorizarlo la córte de Portugal, negandose a dar una satisfacion conveniente; y en el Ferrol cometer iguales excessos contra mis vasallos. Los puertos del Portugal son el mercado publico de las presas españolas y francesas, hechas en sus mismas costas y å la vista de sus fuertes por los corsarios enemigos, al paso que su almirantazgo condena las presas, que mis vasallos hacen en alta mar, y llevan a dichos puertos para su venta. Mis buques no han hallado en ellos sino una mezquina acogida. En el rio Guadiana ha cometido la soldadesca portuguesa los mayores excesos contra mis pacificos vasallos, hiriéndoles y haciendoles fuego como se haria en plena guerra, sin que el gobierno portugués haya dado señal alguna de su desaprobacion. En una palabra, con el exterior de la amistad se puede decir que ha obrado hostilmente contra mis reinos en Europa é Indias, y la evidencia de su conducta excusa el referir los hechos infinitos, que podrian citarse en apoio de esta verdad. Y qual ha sido la mia en medio de tantos agravios? La republica francesa, justamente irritada contra Portugal, intentaba tomar una debida satisfacion, y sus armas, victoriosas en todas par

tes, hubieran en mil ocasiones sembrado la desolacion en sus provincias, si mi fraternal interés por la reina fidelisima y sus augustos hijos no hubiese logrado hasta ahora, que la republica mi aliada suspendiese el golpe, y los franceses se han detenido siempre en la barrera de mi mediacion. Mi amor paternal por aquellos principes, haciendome olvidar a cada agravio los anteriores, me inspiraba la idea de aprovecharme de los succesos faborables de las armas francesas para persuadir la paz con dulzura, representar con viveza á la córte de Portugal los peligros à que se exponia, y emplear en toda la efusion de mi corazon el lenguage interesante de la ternura paternal y de la amistad mas sincera para conseguirlo. La obstinacion de Portugal me obligó despues a tomar un estilo mas sostenido, y procuré con amonestaciones fundadas, con amenazas de mi enojo, con intimaciones respectables volverla a sus verdaderas obligaciones; pero la corte de Portugal, siempre sorda á mi voz, solo ha procurado ganar tiempo, haciendo vanas promesas, enviando una y mas veces plenipotenciarios sin poderes, ó con facultades limitadas; retardando sus contestaciones y usando de todos los subterfugios mezquinos, que dita una politica falaz y versatil. La ceguedad del principe regente ha llegado al punto de nombrar su aliado, al rey de la Gran-Bretaña, en una carta dirigida a mi persona, olvidando lo que debia á la santidad de sus vinculos commigo y á mi respeto, y llamando alianza lo que en realidad no es sino un abuso indecoroso del ascendiente, que la Inglaterra ha tomado sobre él. En este estado, apurados todos los medios de suavidad, satisfechos enteramente los deberes de la sangre y de mi afecto por los principes de Portugal, convencido de la inutilidad de mis esfuerzos, y viendo que el principe regente sacrificaba el sagrado de su real palabra, dada en varias ocasiones acerca de la paz, y comprometia mis promesas consiguientes con respecto à la Francia, por complacer á mi enemiga, la Inglaterra; he creido que una tolerancia mas prolongada de mi parte seria en perjuicio de lo que debo á la felicidad de mis pueblos y vasallos, ofendidos en sus propriedades por un injusto agresor; un olvido de la dignidad de mi decoro,

desatendida por un hijo, que ha querido romper los vínculos respectables que le unian a mi persona; una falta de correspondencia á mi fiel aliada, la republica francesa, que por complacerme suspendia su venganza á tantos agravios; y enfin una contradicion á los principios de la sana politica, que dirige mis operaciones como soberano: sin embargo, antes de resolverme á usar del doloroso recurso de la guerra, quise renovar por la ultima vez mis proposiciones à la reina fidelisima, y mandé á mi embajador, duque de Frias, que recorriendo todas las épocas de esta dilatada negociacion, la hiciese ver lo irrespetuoso é injusto de su conducta, el abismo que la amenazaba, y el medio unico de evitarlo por un tratado, que aún todavia se prestaba a hacer la Francia por respectos á mi mediacion. La córte de Portugal ha respondido en los mismos términos que siempre, y ha enviado un negociador sin poderes, ni facultades suficientes, al mismo tiempo que se niega á mis ultimas proposiciones; é importando tanto à la tranquilidad de la Europa reducir á este gobierno á ajustar su paz con la Francia, y proporcionar á mis amados vasallos las indemnisaciones à que tienen tan fundado derecho, he mandado á mi embajador salir de Lisboa, y dado los pasaportes para el mismo fin al de Portugal en mi córte, resolviendome, aunque con sentimento, á atacar esta potencia, reunidas mis fuerzas con las de mi aliada, la republica, cuya causa se ha hecho una misma con la mia por el comprometimiento de mi mediacion desatendida; por el interés comun, y en satisfaccion de mis agravios proprios; y á este efecto declaro la guerra á la reina fidelisima, sus reinos y súbditos, y quiero que se comunique esta determinacion en todos mis dominios, para que se tomen todas las providencias oportunas para la defensa de mis estados y amados vasallos, y para la ofensa del enemigo. Tendrase entendido en mi consejo, etc. En Aranjuez, á 27 de febrero de 1801.

DOCUMENTO N.o 90

(Citado a pag. 325)

Juizo que o conde de Pombeiro faz do governo inglez
a respeito do portuguez

---

Ill.mo e ex.' mo sr. Finalmente adoeci. Não é a molestia por ora que me dá cuidado, são sim outros cuidados que me augmentam a molestia. Um defluxo de peito n'esta terra, aonde dizem são arriscados, principalmente para os hospedes e para a minha idade e compleição de molestias e humor atrabiliario, julgo me não embaraçará a jornada, que desejo seja breve, para me livrar da cruel incerteza em que continuamente labora o pensamento, vendo que não nos correspondem aqui devidamente ás grandes demonstrações de fidelidade aos tratados, que constitue o caracter nobre de sua alteza real. Creio que se admiram; mas não se movem. Nenhumas diligencias para salvar Portugal; nenhumas tropas destinadas; dinheiro escasso. Outros objectos lhe doem mais. E sempre estão primeiro os seus proprios interesses, como mais immediatos. Eis-aqui o que se póde confiar das allianças; e comtudo será preciso conservar sempre uma boa disposição para o futuro, para que nos não façam mal, se nos podermos ajustar com a França, e senão para que nos ajudem no que poderem e quizerem, e na paz que fizerem para que nos comprehendam. O embaraço d'este ministerio continúa da mesma sorte; basta dizer que se não tem podido levantar do thesouro a somma do emprestimo do primeiro pagamento, que lá se acha depositada. As potencias do norte cada vez mais indispostas. Inglaterra está feita o odio das nações, e a popularidade está da parte dos francezes. Não ha rasão alguma para que isto assim seja, depois da Inglaterra ter defendido a causa de todas ellas; mas tudo são illusões. Concorre de uma parte o terror das armas dos francezes, e a grande malicia dos que actualmente os governam, e de outra parte o abuso do poder maritimo e o empenho de o sustentar e levar a um

ponto mais alto do que é devido, e chocar assim o interesse de todos ao mesmo tempo. A unica noticia boa que aqui se dá é a de que el-rei vae um pouco a restabelecer-se. Já tem jogado as cartas com a sua familia: espera-se que principie a fazer algumas assignaturas mais necessarias. E que se seguiria se assim não acontecesse? Já não era possivel esperar mais tempo, e se fazia indispensa vel uma regencia: quanto não custariam a ajustar tantas difficuldades n'um tempo tão critico? Trago isto para desengano do pouco que podemos esperar de proveito d'este nosso alliado na situação actual, e da necessidade que temos de procurar todos os recursos em nós mesmos, ou da nossa desesperação, quando fossem exorbitantes as condições, ou da rara prudencia de sua alteza, quando as circumstancias imperiosamente obrigam a ceder em alguma parte, e n'isto mesmo se ganha tambem grande gloria. Tudo espero e tudo receio, desejando estar mais perto aos pés do principe nosso senhor, a quem v. ex. beijará a real mão da parte d'este mais humilde e fiel vassallo.

a

Deus guarde a v. ex. Londres, 10 de março de 1801.= Ill.mo e ex.mo sr. Luiz Pinto de Sousa. Conde Regedor.

DOCUMENTO N.° 91

(Citado a pag. 325)

Escusa-se o governo inglez a prestar soccorros de tropas a Portugal. (Copia de uma nota dirigida por lord Haukesbury a D. Lourenço de Lima)

O abaixo assignado, secretario d'estado dos negocios estrangeiros, tendo posto na presença de el-rei a nota apresentada por mr. de Lima em 30 do mez passado, recebeu ordem de sua magestade para significar a mr. de Lima o sentimento, que sua magestade tem de não poder no instante actual, em rasão do que deve á segurança e interesse dos seus proprios vassallos, distrahir para outro serviço uma porção da força

« ÖncekiDevam »