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CAPITULO XVI.

El padre fray Antonio Vital desampara la conversion de san José de Camarinigua.

Dejamos al padre prior fray Antonio Vital en el pueblo de San José instruyendo á aquellos indios, de los cuales era respetado y atendido, de suerte que aunque algunas veces quiso bajar á San Miguel para comunicar con el padre jesuita que alli estaba, no lo pudo ejecutar, porque sus indios temerosos de que los dejase, le escondian las canoas.

Por el mes de noviembre de dicho año de 1686 llegaron á San Miguel de los Conibos dos padres jesuitas, que fueron el padre Enrique Ricter, aleman, y el padre Juan de Casas, valenciano. Despues de algunos dias que estuvieron juntos en San Miguel, dispuso el padre Enrique que su compañero saliese á reconocer el rio Paro, y que llegando á San Luis, saliese á Jauja, y bajase á Lima á informar al señor virey del estado de aquella conversion. Salió el padre Juan de Casas á principios de diciembre con cinco canoas y treinta indios, de los que habian traido de la Laguna. Navegó Paro arriba, y habiendo llegado al pueblo de San José, confirió con el padre fray Antonio Vital sobre su salida, y despues de haber descansado algunos dias, continuó

su viaje. Pero cuando llegó al rio Guanini, los Mochobos salieron armados á estorbarles el paso. Y viendo el padre que el rio venia muy rápido por las muchas lluvias, y que era preciso abrir camino derramando sangre, determinó volverse atrás. Volvió al pueblo de San José, donde descansó; y los indios de dicho pueblo les proveyeron abundantemente de bastimentos. Bajó á los Conibos de San Miguel, donde se hallaba el padre Enrique Ricter, quien le despachó á la Laguna, encargando al presidente de la conversion de Maynas, que lo despachase á Lima, como lo ejecutó.

El padre prior fray Antonio Vital estuvo todo el invierno en su pueblo de San José, donde despues de bien catequizados, confirió el santo bautismo á cuarenta muchachos y á siete indios adultos in mortis articulo. A la mitad del mes de abril del año de 1687 llegaron á Camarinagua unas falsas noticias de que los Pirros habian muerto á todos los padres y Españoles que habian salido el pasado mes de noviembre para San Luis. Con esta noticia, viéndose sin esperanza de socorro, determinó salir á San Luis para dar parte del estado de aquella conversion. Entregó todo lo perteneciente al culto divino al curaca Izana, encargándole mucho su conservacion; y el dia 6 de mayo salió con el soldado José de los Rios y cuarenta indios en ocho canoas. Despues de haber navegado diez dias rio arriba, una mañana, cuando mas descuidados navegaban, y una de las canoas iba arrimada á la ribera, dieron en una emboscada de Pirros, que flecharon á todos los que iban en ella. Con la turbacion que causan los repentinos sucesos, se volteó la canoa, y á no ser tan prontamente socorridos de las otras canoas, se hubieran ahogado todos. En dicha canoa iba el soldado Juan José de los Rios, á quien hirieron tan de lleno, que á no

haber tenido puesto un coleto, y retejido con la cuerda del frasco, hubiera quedado muerto, pues con todo aquel reparo penetró la flecha hasta herirle el pecho. Juntáronse todos los indios de las canoas, y saltaron en tierra con sus armas para vengarse de sus enemigos; pero estos cogieron el monte, y no se tuvo por bien el seguirlos, por no esponerse á caer en alguna emboscada. Con dificultad sacaron las flechas de los heridos, y los curaron á su modo.

Viéndose el padre fray Antonio Vital con el paso atajado, se afirmó en la noticia y creencia de que sus compañeros estaban muertos, y regresó al pueblo de San José, y despues de haber sanado los heridos, determino salir á dar parte por las conversiones de los jesuitas. Bajó á últimos de mayo á los Conibos de San Miguel, y confirió su determinacion con el padre Enrique Ricter, y este le respondió, que iria en su compañía, pues á él tambien le importaba el salir. A principios de junio salieron los dos en cuatro canoas de indios Conibos; pero desde la primera noche el jesuita se adelantó con tres canoas, dejando al padre Vital y su compañero José de los Rios con una canoa con seis indios. Navegó nuestro padre recoleto fray Antonio Vital por el rio Ucayale abajo cosa de diez y ocho dias, sin encontrar nacion alguna. Solamente á la mitad del viaje encontraron pescando algunos indios, los cuales al instante que vieron á los Conibos, huyeron al monte, pero un muchacho que no pudo correr tanto como sus parientes, fue apresado por los Conibos, los cuales querian quitarle la cabeza; pero el padre Vital pidió por él, y lo rescató por un machete, y despues siempre lo tuvo consigo, y lo bautizó en Cajamarca. A los diez y ocho dias de navegacion, salieron al gran rio de las Amazonas, y subieron por él cinco ó seis dias hasta en

contrar la boca del rio de Guallaga (que es el que viene por la ciudad de Guanuco), y subiendo por él un dia, llegaron á últimos de junio á la Laguna, cabeza de las conversiones de Maynas, donde encontraron al padre Enrique Ricter; y preguntándole el padre Vital con amorosa queja, por qué causa lo habia dejado solo, entregado á seis bárbaros que a veces le quisieron quitar la vida, respondió que tenia que hacer, y que venia á su negocio. Desde entonces no han vuelto los jesuitas á los Conibos.

Estuvo el padre fray Antonio Vital ocho dias en la ciudad de la Laguna (alias la gran Cocama), y á principios de julio salió en una canoa para el rio de Moyobamba. En el camino estuvo de paso en ocho pueblos de los padres jesuitas, que no tenian quien les asistiese, porque dichos padres visitaban sus pueblos menores solo una vez al año. Los que vió el padre Vital, eran de la conversion de Jiberos, Cocamillas, Mayorunas, Otanavis y otros. Porque siendo muchos los pueblos que tenian de conversiones, eran muy pocos los sugetos que se aplicaban al ministerio de conversores; por lo cual aplicaban á ellas los estranjeros, que como no eran á propósito para predicar en las ciudades, iban á las conversiones.

Llegó el padre prior fray Antonio Vital á Lamas, y desde allí se fué por tierra á Moyobamba, Chachapoyas y Cajamarca; desde donde notició á los prelados el estado en que dejaba la conversion de los Conibos. Discurro que este padre y su compañero Juan José de los Rios son los únicos que han completado el círculo de la navegacion de estos rios; entrando á la montaña por Andamarca, corriendo todo el Paro y Ucayale, y saliendo de la montaña por Lamas, Moyobamba y Chachapoyas.

CAPITULO XVII.

Martirio del venerable padre presidente fray Manuel de Biedma y de sus compañeros.

Con las noticias que dió al superior gobierno el capitan don Francisco de Rojas y Guzman, y en vista de las informaciones que en el valle de Jauja se hicieron por orden del muy reverendo padre comisario general fray Félix de Como (quien se hallaba en San Gerónimo de Tunan cuando los nuestros volvieron de la espedicion), se siguió litigio contra los padres jesuitas sobre la posesion de los Conibos y rio Paro; y despues de muchas diligencias de ambas partes, se determinó por el real acuerdo el dia 24 de abril del año de 1687, que los padres jesuitas de la provincia de Quito tuviesen su distrito desde Maynas hasta San Miguel de los Conibos inclusive, y que no pasasen de allí por el Paro arriba. Y que los religiosos menores tuviésemos por distrito desde las montañas de Andamarca, por el Paro abajo, hasta el dicho pueblo de San Miguel esclusive, y que no pasasen mas abajo.

En vista de esta providencia, el muy reverendo pa

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