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las desgracias i calamidades públicas. Se conservan las lamentaciones que compuso David en la muerte de Abner i de Jonatás. Los profetas Isaias, Jeremias i Ezequiel, despues de haber predicho la desolacion de Ejipto, de Tiro, de Sidon i de Babilonia, compusieron tambien lamentaciones sobre la caida de esos estados.

LAMPARA. En todas las iglesias donde, por derecho, o con lejítimo permiso, se reserva la sagrada Eucaristia, debe arder constantemente, ante ésta, una lámpara; así por razon de la reverencia debida al sagrado misterio, como para advertir desde luego a los fieles que entran a la iglesia, la presencia real de Jesucristo. Así lo prescribe la universal costumbre de la Iglesia, apoyada i mandada observar, a menudo, por las constituciones de los concilios provinciales i diocesanos, i por los rituales i estatutos de los obispos. Bástenos aducir la espresa prescripcion del Ritual romano: Lampades coram eo plures vel saltem una, diu noctuque perpetuo colluceat (Tit. de sacram. Euch.).

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Los teólogos enseñan, comunmente, que la observancia de esta universal costumbre obliga bajo de pecado mortal. Oigase, por ejemplo, cómo se espresa Quarti: «Quinta difficultas, an extra tempus » sacrificii debeat' semper ardere lumen ante altare ubi servatur » SS. Sacramentum? Respondeo affirmative, ut patet ex commnuni » et inviolabili consuctudine totius Ecclesiæ. Unde tenentur Rectores ecclesiarum sub peccato inortali, curare. ut nunquam desit lu» men ante SS. Sacramentum, quia prædicta consuetudo vim legis » obtinuit, ex communi sensu fidelium, et a prælatis et visitatoribus graviter puniuntur negligentes hune ritum. Ita Barbosa Em. Sa. » Victorellus et alii quos citat et sequitur Diana.... Hline colligitur: si ex gravi negligentia Rectoris ecclesiæ vel Ministri cui hæc cu» ra commissa est, per notabile spatium, v. g., per integrum diem, lampas non sit accensa coram tabernaculo SS. Sacramenti, committi ab co peccatum mortale, et solum ratione parvitatis materiæ erit peccatum veniale; exempli gratia, si per horam circiter ma» neat extincta. » (Rubrica missalis rom., part. 1, tit. 20, dub. 11.) S. Alfonso Ligorio, siguiendo a otros teólogos que cita (lib. 6, n. 248), dice asimismo, que pecaria gravemente el párroco u otro a quien estuviese encargado el cuidado de la Iglesia, si por neglijencia gravemente culpable permaneciese estinguida la lámpara por un dia entero, o por algunas noches; pero que no seria materia grave el

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dado causa a él, debe proveer de alimento a los hijos, sean mayores o menores de tres años, i tenerlos bajo su tutela el cónyuje inocente; pero si el culpado en la separacion del matrimonio fuese pobre i el otro rico, debe entonces costear éste la crianza de los hijos (leyes 3 i 4, tít. 19, Part. 4). Sobre todo lo concerniente a los alimentos que deben los padres a sus hijos, véase Paires.

LACTICINIOS. Véase Abstinencia,

LAMENTACIONES. Todos los pueblos han tenido un jénero de poesia destinado a pintar el dolor, i esclusivamente reservado. para el llanto i los suspiros. Los griegos le llamaron elégia; i los hebreos le designaron con dos palabras que significan lo mismo que lamentacion.

Dase en particular este nombre al poema lúgubre que compuso Jeremias sobre la ruina de Jerusalem por Nabucodonosor, Jeremias habla en todo él de Jerusalen i del Templo, como de objetos destruidos, desolados, profanados. El autor del libro del Eclesiástico (c. 29, v. 8), dice, que despues de la ruina de Jerusalen, los enemigos dejaron desiertos los caminos que conducian a ella, haciendo alusion a este pasaje de las Lamentaciones: Vie Sion lugent eo quod non sint qui veniant ad solemnitatem.

En los tres primeros capítulos de las Lamentaciones, Jeremias se ocupa, principalmente, en hacer la descripcion de las incomodidades. del sitio de Jerusalen. En el tercero, deplora las persecuciones que él mismo sufrió. En el cuarto describe la ruina i desolacion de la ciudad i del templo, i la desgracia del rei Sedecias. Oigase cómo habla de este príncipe infortunado: El unjido del Señor, a quien amamos como a nuestra rida, que nos cra tan querido como nosotros mismos, ha sido sacrificado por nuestras iniquidades: este príncipe, a quien nosotros habiamos dicho: Vivimos bajo vuestra sombra en medio de las naciones. El quinto capítulo, en fin, es una especie de fórmula de oraciones para los judios en su dispersion i cautividad.

El estilo de las Lamentaciones de Jeremias, es vivo, tierno, patético, tocante. Este profeta poseia un talento particular para escribir cosas tristes. Jamás hubo un suceso mas digno de lágrimas, ni descrito con sentimientos mas afectuosos i mas tiernos. Véase Jeremias.

Los hebreos acostumbraban componer lamentaciones o cánticos lúgubres en la muerte de los grandes hombres, de los príncipes, de los héroes, que se habian distinguido en las armas, i con ocasion de

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ré mis manos con aquellos que viven en la inocencia, i roSeñor, vuestro altar para oir la voz que anunciará vuestras ș, i para contar todas vuestras maravillas. Señor, yo he ermosura de tu casa i el luger de la morada de tu glono me hagais perecer con los impios, ni morir con nguinarios, cuyas manos estan llenas de iniquidale regalos. Mas yo he caminado en mi inoconcia, isericordia de mí. Mis pies han seguido el cayo os bendeciré en las iglesias. » Este salmo inario todos los demas, con el Gloria Patri, en las misas de difuntos (sin decir en su

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en las de tiempo que se celebran desde 1 sábado Santo esclusivamente.

o manuterjio el pequeño lienzo con que enjuga el sacerdote los dedos; se lo presenta el sir

ute, colocándose aquel fuera del altar cuando el Sacramento está espuesto, para no volver las espaldas a la sagrada Eucaristia.

LECTORADO. El segundo de los órdenes menores, por el cual se confiere la facultad de leer, en los oficios divinos, los sagrados libros del Antiguo i Nuevo Testamento. Antiguamente estaban tambien encargados los lectores de la custodia de los libros divinos; i por eso dice Baronio (Ad annum Christi 303), que cuando los jentiles los pedian a los obispos, respondian estos: scripturas lectores habent. Bendecian asimismo el pan i los frutos nuevos; pero estas bendiciones, hace siglos, estan reservadas a los sacerdotes.

Cuando el obispo confiere este órden, hace que el ordenando toque con las manos el misal, diciéndole al mismo tiempo: «Accipe et esto » verbi Dei relator, habiturus si fideliter et utiliter impleveris offi» cium tuum, partem cum iis, qui verbum Dei bene administrave» runt ab initio. »>

LECTORAL. Una de las canonjias de oficio (llamada mas comunmente teologal) que, segun la prescripcion del Tridentino, debe haber en todas las iglesias catedrales. La canonjia lectoral i la penitenciaria, instituidas primeramente por el concilio Lateranense IV, mandó el Tridentino que todos los obispos las creasen en sus iglesias, uniéndoles la primera prebenda que en ellas vacase (Sess. 5, cap. 1, de ref.). El nombramiento para esta canonjia, debe recaer, scgun el Tridentino, en un doctor en teolojia. Corresponde a su oficio

tiempo de una o dos horas. Baruffaldi, tratando de esta obligacion del párroco, dice, que está obligado a visitar la lámpara muchas veces en el dia, principalmente en el invierno, para asegurarse de que se conserva encendida: Inter alia tenetur sæpe Parochus infra diem eam visitare, et præsertim tempore hyemis.

La lámpara debe estar colocada delante del Santísimo Sacramento. No bastaria tenerla en otro lugar o en una de los naves de la iglesia. Los términos de que se sirven los sínodos o estatutos diocesanos, son siempre los mismos, ante o coram, i la congregacion de Ritos, reprobando en 1699 un abuso introducido en algunas iglesias, respondió: «Omnino lampadem esse retinendam intra et ante altare SS. Sacra»menti ut continuo ardeat» (Diccion. de los decretos, v. Euch., § 1, n. 4).

El aceite para la lámpara deberia ser de olivo, i esto es lo que comunmente se prescribe en los paises donde se cosecha con abundancia este aceite; mas donde por su escasez es de subido precio, las iglesias pobres suelen usar otro aceite. Débese observar lo que, a este respecto, dispongan los obispos, con arreglo a las circunstancias. En órden a la reservacion i custodia de la sagrada Eucaristia, véase Eucaristia, $13.

LAUDEMIO. Así se denomina el derecho que la lei concede al señor del dominio directo, cuando se enajenan las tierras o fundos dados en enfiteusis; cuyo derecho consiste en la quincuajésima parte del precio porque se vende la cosa, o de la estimacion, si se diere, que debe pagar el nuevo poseedor al señor directo (lei 29, tít. 8, Part. 5). Sobre este i otros derechos que competen al señor directo de la cosa dada en enfiteusis, véase Censos, § 1.

LAVABO. La ceremonia que el sacerdote practica en la celebracion de la misa, despues del Ofertorio e incensacion de la oblata i altar, lavándose las estremidades de los dedos pólice e índice de ambas manos. Esta práctica se funda, no solo en la conveniencia de tener mui limpios los dedos que deben tocar el cuerpo de Jesucristo, sino principalmente en una razon mística, a saber: porque, como dice S. Cirilo, es ella un símbolo de la suma pureza que debe adornar al sacerdote para la digna celebracion de los santos misterios. Por eso al tiempo de ejecutar esta accion, pide el sacerdote a Dios se digne purificar su corazon de las menores manchas, i recita, con este fin, los siguientes versículos del salmo 25: Lavabo inter innocentes....

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Lavaré mis manos con aquellos que viven en la inocencia, i ro» dearé, Señor, vuestro altar para oir la voz que anunciará vuestras alabanzas, i para contar todas vuestras maravillas. Señor, yo he » amado la hermosura de tu casa i el lugur de la morada de tu glo» ria. Oh Dios, no me hagais perecer con los impios, ni morir con los hombres sanguinarios, cuyas manos estan llenas de iniquida» des, i colmadas de regalos. Mas yo he caminado en mi inoconcia, » i redímeme i ten misericordia de mí. Mis pies han seguido el ca» mino de la rectitud; yo os bendeciré en las iglesias. » Este salmo se termina, como de ordinario todos los demas, con el Gloria Patri, que no obstante se omite en las misas de difuntos (sin decir en su lugar el requiem æternum), i en las de tiempo que se celebran desde el domingo de Pasion hasta el sábado Santo esclusivamente.

Llámase tambien lavabo o manuterjio el pequeño lienzo con que en seguida se enjuga el sacerdote los dedos; se lo presenta el sirviente, colocándose aquel fuera del altar cuando el Sacramento está espuesto, para no volver las espaldas a la sagrada Eucaristia.

LECTORADO. El segundo de los órdenes menores, por el cual se confiere la facultad de leer, en los oficios divinos, los sagrados libros del Antiguo i Nuevo Testamento. Antiguamente estaban tambien encargados los lectores de la custodia de los libros divinos; i por eso dice Baronio (Ad annum Christi 303), que cuando los jentiles los pedian a los obispos, respondian estos: scripturas lectores habent. Bendecian asimismo el pan i los frutos nuevos; pero estas bendiciones, hace siglos, estan reservadas a los sacerdotes.

Cuando el obispo confiere este órden, hace que el ordenando toque con las manos el misal, diciéndole al mismo tiempo: «Accipe et esto » verbi Dei relator, habiturus si fideliter et utiliter impleveris offi» cium tuum, partem cum iis, qui verbum Dei bene administrave» runt ab initio. »

LECTORAL. Una de las canonjias de oficio (llamada mas comunmente teologal) que, segun la prescripcion del Tridentino, debe haber en todas las iglesias catedrales. La canonjia lectoral i la penitenciaria, instituidas primeramente por el concilio Lateranense IV, mandó el Tridentino que todos los obispos las creasen en sus iglesias, uniéndoles ia primera prebenda que en ellas vacase (Sess. 5, cap. 1, de ref.). El nombramiento para esta canonjia, debe recaer, segun el Tridentino, en un doctor en teolojia. Corresponde a su oficio

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