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Los pueblos no han tenido oidos mas que para escuchar las quejas de los descontentos, y las permanentes calumnias de la peor parte de la prensa del Piamonte y de Bélgica, fuentes donde la opinion pública toma sus inspiraciones; y á pesar de hechos indudables, se cree en la mayor parte de las otras naciones y especialmente en Inglaterra, que el gobierno pontificio continuando los yerros de otra época, nada ha hecho en beneficio de sus súbditos.

Hasta aquí solo he indicado las mejoras introducidas en la organizacion; voy ahora á mencionar los actos del gobierno pontificio y sus resultados. Preciso es ante todas cosas recordar, que jamas se ha visto una restauracion presidida por un espíritu de clemencia mas exaltado. Los que han provocado la caida del gobierno no han sido objeto de venganzas, ni contra ellos se ha adoptado ninguna medida rigorosa, contentándose el pueblo con privarles del poder de hacer daño alejándolos del pais. Ninguna prision, ningun proceso han tenido lugar, si no es escepcionalmente, á consecuencia de la obstinacion de ciertos individuos que insistiendo en que se les juzgase, han sido condenados y por todo castigo han recibido su pasaporte.

Era un deber inevitable tomar ciertas medidas contra las conspiraciones fraguadas al regreso del Papa, así como contra los asesinatos ejecutados despues, y esas medidas se han tomado con la mayor regularidad. Nunca ha dejado el Santo Padre de mitigar el rigor de las sentencias, y un gran número de individuos de los mas comprometidos, ha obtenido pasado cierto tiempo su libertad, bajo condicion de salir del pais.

En este momento es difícil poder asegurar el número exacto de personas que tienen prohibicion de entrar en los Estados romanos por motivos políticos; pero se cree que no pasan de ciento los autores de la revolucion de 1849, que se hallan en ese caso. Tan estremada dulzura no ha bastado á impedir que el parlamento inglés haya acusado de cruel al gobierno pontificio.

Pasemos ahora á cuestiones administrativas. Ya se sabe lo que cuestan las revoluciones. La república romana, para hacer frente á sus gastos, creó un papel-moneda que no tardó en sufrir una baja considerable, y el gobierno pontifical no vaciló en reconocer esos asignados, y emprendió sustraerlos de la circulacion comprándolos, lo que está ya hecho á pesar de que la suma era muy fuerte, pues llegaba á siete millones de escudos, que es casi la renta de un año del Estado. En la misma proporcion, Francia habria tenido que amortizar ochocientos ó novecientos millones. Los asignados han desaparecido al presente de la circulacion, y los billetes del banco de los Estados pontificios, únicos que corren hoy, tienen el mismo valor que la moneda metálica, y están generalmente á la par. Este resultado notable se considera como nulo por por los detractores de la administracion pontificia.

El banco romano, de fundacion francesa, que correspondia apenas á las necesidades del comercio, ha sido modificado despues, y hoy es el banco de los Estados pontificios, y ha establecido auxiliares en las provincias estendiendo el círculo de sus operaciones, siendo de grande apoyo al comercio y al gobierno, y mostrando por el modo con que ha

superado muchas grandes crisis que se haya establecido sobre bases sólidas.

Atendiendo el gobierno pontificio con grande acierto á los medios de aumentar los productos de las contribuciones indirectas, ha revisado los derechos de las aduanas, bajando los de un gran número de artículos, y prepara ahora un nuevo arreglo que será mas completo y general en sus resultados.

Se han concluido tratados postales y de comercio con la Francia y otros Estados, sobre las bases mas amplias y de conformidad con los principios adoptados en otros paises de acuerdo con las ideas de progreso.

Ha sido abolido el sistema de arrendar las contribuciones indirectas: el gobierno tiene á su cargo las empresas de la sal y el tabaco, y ha realizado importantes utilidades que aseguran el buen resultado de la administracion.

A pesar de las cargas considerables ocasionadas por la revolucion que ha tenido que heredar el actual gobierno; á pesar de los gastos estraordinarios causados para la reorganizacion del ejército, y á pesar en fin, de las sumas considerables aplicadas á los trabajos públicos, el presupuesto que acusaba al principio un déficit muy considerable, ha ido equilibrándose gradualmente, en términos que para 1857 se ha reducido el déficit á una suma insignificante, aplicable en su mayor parte, á gastos imprevistos y á capitales destinados á la amortizacion de la deuda, como ya he tenido la honra de manifestarlo á V. E.

Las contribuciones son muy inferiores á las que por término medio se pagan en los diversos Estados de Europa. Un romano paga anualmente al Estado 22 francos, y los tres millones de habitantes sesenta y ocho millones de francos, mientras que un frances paga á su gobierno 45 francos, y los treinta y cinco millones de habitantes mil seiscientos millones de francos. Esta comparacion muestra de una manera perentoria que los Estados pontificios deben contarse á este respecto entre las naciones mas favorecidas. Los gastos están arreglados á los principios de la mas estricta economía.

Basta para probarlo saber, que no pasa de seiscientas mil coronas (3.200,000 francos) lo que se gasta en la lista civil, sueldos de cardenales, del cuerpo diplomático en el estranjero, y los gastos de sostenimiento de los palacios pontificios y de los museos; y esa pequeña suma es la única porcion de las rentas públicas destinada por el Papa á sostener la dignidad pontifical y los principales establecimientos de la administracion eclesiástica superior. A los que muestran tanto celo contra los abusos, podria preguntárseles si las cuatro mil coronas que se aplican á las necesidades de los príncipes de la Iglesia, no les parece que tienen el sello de un sistema económico conforme con los productos del tesoro público.

(Concluirá.)

Por la traduccion.-J. M. ROA BARCENA.

Contraste entre la situacion del catolicismo en 1800 y en 1852,

POR EL CONDE DE MONTALEMBERT.

(CONTINUA.)

Sin duda que las dos penínsulas del Mediodía de la Europa, la Italia y la España, no han recorrido aún todo el círculo del error, no han pasado aún completamente por la expiacion de la decadencia. Por mucho tiempo fuera de los grandes movimientos europeos, dominadas por influencias exóticas y facticias, lanzadas mas allá de su esfera normal por causas que será preciso examinar en otra parte, están ahora donde nosotros estábamos y tropiezan contra las piedras de escándalo de que nos hemos levantado. Y sin embargo, ¡cuántos síntomas consoladores en España! Vuelta, por la invasion de Napoleon, á la conciencia de su fuerza y de su dignidad, de que habia dudado en virtud de un largo y miserable despotismo; hundida despues, como nosotros lo hemos estado, en los sangrientos horrores de la revolucion y de la guerra civil, ha visto al catolicismo sobrevivir á la espoliacion de su Iglesia, á la profanacion y al incendio de sus conventos, y al asesinato de sus monjes. Las ideas nuevas en filosofía y en religion no le han dado mas que parodias y lamentables ficciones cuyo rumor no ha atravesado los Pirineos sino para escitar la risa de los maestros del género. Solo dos hombres de un genio superior han podido hacer creer á la España que iban á cesar los dias de su decadencia, y estos dos hombres son católicos. Donoso Cortés ha conquistado la admiracion de la Europa atenta, y Balmes, muerto en la flor de su edad, historiador, filósofo, teólogo, sobre todo, gran talento político, que habiendo comprendido todas las necesidades y todas las condiciones de la libertad moderna, al mismo tiempo que todas las debilidades de una sociedad democrática, supo tambien conciliar esa luminosa inteligencia de su tiempo con esa firme adhesion á la inmóbil infalibilidad de la Iglesia, sin la cual ningun español es digno de pertenecer á la patria de Jimenez y de Calderon. La reaccion católica en España, por haber estado mucho tiempo silenciosa y desapercibida, no ha debido ser sino mas profunda, puesto que ha encontrado tales órganos. Y así es como ha sido comprendida por los hombres de Estado que gobiernan el pais, pues acaban de celebrar con Roma un concordato, el mas ventajoso que haya sido dado obtener á la Santa Sede despues de mucho tiempo, de un gobierno católico, y cuya sincera ejecucion traeria presto muy bellos dias para la Iglesia de España.

1

El régimen de los concordatos existe tambien en Alemania; pero ejecutados sin buena fé, no han bastado á curar las llagas de la religion en este gran pais. 2 Han sido necesarios otros remedios, otras lecciones:

1 A los 38 años, el 9 de Julio de 1848; autor del "Protestantismo comparado con el catolicismo," de "Pio IX." y de algunas otras obras.

2 Posteriormente á la época en que escribió el autor, se ha celebrado entre la Santa Sede y el Austria un concordato de que dimos conocimiento á nuestros lectores.-RR. de "La Cruz."

LA CRUZ.-TOMO V.

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Las contribuciones son muy inferiores á las que po se pagan en los diversos Estados de Europa. Un rom mente al Estado 22 francos, y los tres millones de habi ocho millones de francos, mientras que un frances pag 45 francos, y los treinta y cinco millones de habitantes millones de francos. Esta comparacion muestra de una toria que los Estados pontificios deben contarse á este las naciones mas favorecidas. Los gastos están arregl cipios de la mas estricta economía.

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ra que la filosofia moderna ha delsrar simplemente que no es cristiano. En medio de smo con su doctrina inmutable en el Concilio de Trento, ente dies generaciones de re do intacto las guerras mitestido los diplomáticos y á los los demagogos & José II y proposito para abatirko, no carlo. El antiguo edificio mare, la mayor parte de evas vias Esto viene Cujus regio illius re la espansion de la sar, como ciegos, los La Presa, al conquistar vas tar con la Iglesia y staba desterrada ha

Basta para probarlo saber, que no pasa de seiscienta (3.200,000 francos) lo que se gasta en la lista civil, sue nales, del cuerpo diplomático en el estranjero, y los gast miento de los palacios pontificios y de los museos; y esa I es la única porcion de las rentas públicas destinada por e tener la dignidad pontifical y los principales establecimier ministracion eclesiástica superior. A los que muestran tar tra los abusos, podria preguntárseles si las cuatro mil cor aplican á las necesidades de los príncipes de la Iglesia, no que tienen el sello de un sistema económico conforme con tos del tesoro público.

Por la traduccion.-J. M. ROA BAI

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esafiando el respeto humano, la ime la prensa racionalista, la nobleza y que expiar, produjeron conversiones e conde de Stolberg ha comenzado . de Florencourt. Estos dos nomha debido á estas conversiones altas, de sus mas intrépidos campeoores de alto mérito, mientras que ni te, ha podido la herejía robar al caser lamentado ó citado.

to católico llega muy pronto á la viente la mano sobre el arzobispo de 1 señal de despertar á la iglesia alete, de inmortal memoria, sacrificanios mistos su tranquilidad y su lis de la conciencia y de la familia, Alemania la fibra sacerdotal. Desy se salva la Iglesia de Alemania. ía prusiana, el arzobispo polaco de onia, se hace como él, confesor y genio, Görres, reconoce y señala antiguo leon no queda sin eco. omprenden que la Iglesia no ha tólica comienza á presentarse, á los esfuerzos de los católicos. 2 lo que esperaban todos, se connesperado para la Iglesia. En ultuosa y tan ridícula, pero por r sus sacerdotes, sus oradores, nplo de los católicos y franceertad religiosa. En medio de z todos los dias, en Viena, en reclama la suya, reclama su lada y encadenada al brazo

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