Sayfadaki görseller
PDF
ePub

Poinsett y de Zavala, y acaba de firmar una paz vergonzosa con el invasor norte-americano, cediéndole gran parte del territorio.

i

"Mas ¿para qué estenderse (llevaba dos horas de tener la palabra) en sacar á luz los hechos anteriores del partido retrógrado, cuando estamos palpando sus maquinaciones actuales contra la libertad y sus adeptos? Yo mismo, señores, he sido espatriado por el tirano, y cuando, de vuelta á mi hogar, fuí premiado con el alto cargo de diputado por el pueblo; al llegar á esta capital, donde existe principalmente el foco de los retrógrados.... ¿Lo creereis, señores? [¡Atencion, atencion!] Cuando ese mismo pueblo me preparaba, segun lo prueban las cartas de mis amigos, una magnífica ovacion patriótica, para honrar así á la libertad en mi individuo, ¿qué sucedió, señores? [¡Atencion!] Que en todo el tránsito de la garita á la casa de diligencias, donde estoy posado, cuarto número 13; que en todo ese tránsito, digo, ni un solo ciudadano se atrevió á dirigirme la palabra ni á hacerme la mas insignificante demostracion de cariño ó de inteligencia. ¿Cómo se esplica esto, señores, en una época toda de libertad, y cuando existe al frente del pais un gobierno que reconoce en los ciudadanos el derecho de reunion, y á quien complacen en alto grado las patrióticas manifestaciones de estos? ¿Cómo se esplica....?"

El orador se palpa el vientre, ejecuta dos ó tres movimientos oscilatorios en la tribuna, mirando á uno y otro lado de las galerías; se sonríe maliciosamente, y continúa, despues de una breve pausa:

"¿Cómo se esplica?.... Yo os lo diré, señores. [¡Atencion!] En los heróicos tiempos de la Grecia vemos á las sibilas descifrando las respuestas de los oráculos y constituyéndose así en árbitros de la suerte de las familias y hasta de la suerte de las repúblicas. En la historia egipcia hallamos á los sacerdotes de Isis y de Osiris monopolizando las ciencias, sorprendiendo el secreto de las inundaciones del Nilo: ellos hicieron adelantar en provecho suyo la agricultura y la astronomía, llegaron á fabricar magníficas velas de patente con el aceite de cocodrilo, y, en suma, engordaron con el sudor del pueblo. Si del Egipto pasamos á las Galias, conquistadas por los romanos ¿de quién no es conocido el despotismo sacerdotal de los druidas? Ellos arrastraron al suplicio á la sensible Norma, amante de Polion...."

Una voz en la galería.-Norma no es sino invencion de Bellini. Otras voces.-¡Silencio! ¡Que hable el orador!

"Y á propósito de Norma, ella es, señores, la personificacion de todas esas jóvenes desgraciadas á quienes marchita la atmósfera del claustro. Mas no quiero divagarme. La influencia que ejercian las sibilas sobre los griegos, los ministros de Isis sobre los egipcios y los druidas sobre los galos, nada era comparada con la que hoy ejerce la milicia del Papa, sobre los ciudadanos de todas clases y condiciones. Esos hijos de la Roma moderna-pues los tonsurados dejan de ser mexicanos en el solo hecho de que obedecen al Papa-en los misterios lóbregos del confesonario inculcan á las gentes sencillas y fanáticas un odio profundo hácia nosotros los hombres de la reforma, y como ellos disponen de los bienes de la tierra, y de los del cielo-únicos que deberia, mos dejarles-dominan completamente á las masas. A esto y no á otra

LA CRUZ-TOMO V.

28

cosa atribuyo, señores, la fria recepcion que se me ha hecho en México. La República toda no me parece en este momento sino una gran sacristía, y la atmósfera que nos rodea me forma la ilusion de una enorme y negra sotana de jesuita." [Numerosos aplausos.]

He aquí en sustancia, el discurso que estableció la fama de Gaspar Rodriguez como orador. Los periódicos lo reprodujeron, no sin elogios, y el ministro de relaciones dió un convite al Mirabeau moderno.

Para llenar el objeto de este capítulo, nos falta hacer un ligero estudio anatómico de lo que suelen ser en México los congresos. Si se llaman constituyentes, tratan de importar leyes del estranjero, que no siendo adecuadas á nuestras necesidades sociales, se quedan escritas simplemente cuando influye un gobierno juicioso, ó causan gravísimos trastornos cuando son llevadas al cabo por el capricho ó la ceguera de los que mandan. Si se llaman constitucionales, consideran como enemigo natural suyo al gobierno, y tratan de molestarlo y de paralizar su marcha, valiéndose de espedientes parlamentarios. Si el gobierno es fuerte y precavido, los disuelve y se salva; si es débil ó ciego, los tolera y tiene la gloria de caer con ellos. Gobiernos hay que adoptan un término medio, y como tienen en sus manos la llave de los destinos públicos, no hacen mas que sonarla contra la ambicion y la codicia. personales para atraerse gran número de diputados, y tener así en la cámara lo que se llama mayoría. Una vez conseguido esto, el gobierno subsiste tranquilamente y se ríe de la exaltacion de unos cuantos patriotas que lo atacan.

Si los congresos fueran, en efecto, representantes del pais, veriamos en ellos igualmente respetadas y atendidas las clases todas que lo componen; pero cuando un liberalismo exagerado se apodera de los negocios públicos, llama sin criterio alguno al ejercicio del derecho electitivo á toda la masa de la poblacion, influye en sus votos, asalta los puestos en virtud de la preponderancia del número y no del triunfo de la razon y de la inteligencia, y dicta leyes, no protectoras de la sociedad, sino atentatorias respecto de una ó mas clases, é inútiles ó nocivas al comun de los ciudadanos.

Existe en las entrañas de nuestra generacion actual una enfermedad gravísima y que pudiéramos llamar de imitacion. Cuando las casacas redondas, cuadradas ó puntiagudas se usan en México, es porque han dejado ya de usarse en Paris. Estamos parodiando ahora la república francesa de 1793. ¡Cuidado, que apenas hay atraso! Cuando en las sociedades europeas, donde el filosofismo del siglo XVIII se creyó arraigado para siempre y dueño absoluto é imperecedero de las instituciones públicas y hasta de las costumbres domésticas, se opera rápidamente una benéfica reaccion hácia los principios sociales y religiosos á cuya sombra únicamente crecen y prosperan los pueblos, nosotros nos afanamos por imitar la tragedia, que en nuestros humildes bastidores queda reducida á sainete, sin que los males que produce sean por ello despreciables.

Todavía en la época de las funciones legislativas de Gaspar, las instuciones sociales y religiosas á cuyo abrigo se habia el pais salvado de los embates de tantas revoluciones, no eran abiertamente atacadas.

Pronunciáronse algunos discursos tan vehementes y disparatados como el de nuestro protagonista, y él y sus compañeros presentaron en las sesiones secretas proyectos de leyes relativos á la libertad de cultos, libertad absoluta de imprenta, desamortizacion civil y eclesiástica, juicio por jurados y demas puntos que constituyen el credo politico de la exaltacion democrática; pero no faltaron diputados que manifestaran lo monstruoso que seria romper la uridad religiosa é introducir primero diversos cultos por el solo gusto de tolerarlos despues; lo incompatible de la libertad absoluta de la prensa con la existencia de los gobiernos de hecho, que se levantan hoy por medio de una revolucion para caer mañana en virtud de otra; lo impolítico de la desamortizacion cuando la agricultura, en lo general, no contaba con otros bancos de avío que las cajas del clero, y, por último, lo mucho que convendria enseñar al pueblo á leer y escribir antes de llamarle á juzgar. Aquellos discursos y proyectos no dieron, pues, otro resultado que conquistar á Gaspar y socios la admiracion un tanto cuanto cándida de sus sectarios. Por lo demas, predominaba en la cámara el color moderado, y la mayor parte de los representantes del pueblo temblaron al oir las ardientes peroratas de Gaspar, ni mas ni menos que si estuviesen persuadidos de que las ideas enunciadas iban á causar la desdicha de México. Ellos se hallaban contentos con el órden político y administrativo reinante á la sazon; habian pescado ya, ó tenian en espectativa empleos mas o menos lucrativos para vivir con holgura, y apadrinando y propagando las ideas demagógicas, se detenian espantados ante su realizacion, como si en política las ideas no constituyeran la mitad del camino de los hechos.

La asamblea legislativa á que perteneció Gaspar, murió casi de inanicion. Unos cuantos representantes, animados de las mejores intenciones, al ver que nada podian hacer en beneficio del pais, se fueron retirando desalentados. Otros, de los mas entusiastas al principio, se habian avenido de tal modo con los placeres y distracciones de la moderna Babilonia, que, despues de haber reñido entre sí porque habia quienes quisieran llevarse los poderes federales á Chihuahua para que conociesen personalmente á los bárbaros, y quienes desearan establecerlos en el Saltillo, á fin de que el presidente y los ministros usaran riquísimos jorongos de la tierra, acabaron por no salir de los teatros y billares, adonde acudian comisiones de leva queriendo conducirles al santuario de las leyes. En vano Gaspar y sus compañeros se desganitaban en la tribuna, agotando contra los faltistas cuantos epítetos injuriosos contiene el diccionario de la lengua, y aun otros que no se hallan en diccionario alguno. Confesáronse, al fin, vencidos, y á toda prisa dieron la última mano á una carta constitutiva que ellos creian imperecedera y de la cual á los ocho meses nadie se acordaba.

Señalóse dia para la clausura de las sesiones; llegó al cabo, y el presidente de la cámara dijo al de la República lo mismo, casi, que éste habia dicho á aquel cuando se inauguró el congreso. "Los esfuerzos del pueblo han dado cima á la obra inmortal de la constitucion. En cuanto á la hacienda pública está por crearse; el ejército necesita nueva organizacion que lo moralice despues de formarlo; la legislacion es

un caos y no hay comercio ni industria. La patria, señor presidente, espera de vuestra energía el remedio de sus gravísimos males."

Dióse por notificado el presidente de la República, y sintióse desde aquel dia mas libre de estorbos en el desempeño de sus funciones, pues sabia que en las sesiones secretas del congreso se le habia comparado á Diocleciano y á Neron. En cuanto á los diputados, tenian triste el semblante. La mayor parte de ellos no se daban por satisfechos con la gloria conquistada. Ademas, se les habian acabado las dietas, y aunque tenian en perspectiva los viáticos para volverse á la provincia, les asustaba el porvenir.}

(Continuará.)

ANTENOR.

CUADROS DE LA REVOLUCION FRANCESA.

(Continúa.)

El clero del pais no prestó oido á la voz del pastor mercenario. De ciento ochenta y nueve sacerdotes seglares, que contaba el distrito de Laval, solo diez y nueve se adhirieron al cisma: cinco por sesenta, entre canónigos, capellanes y clérigos; catorce por ciento, entre los curas y vicarios de las parroquias rurales; y sobre trece de los de la ciudad. En cuanto al clero regular, de seis comunidades que contaba el mismo distrito, solo siete religiosos se declararon por el cisma, los restantes, siendo la mayor parte estranjeros, volvieron á sus familias en 1791, sin que se haya sabido qué suerte corrieron. El obispo intruso tuvo gran dificultad para arreglar su clero, no pudiendo completar el número de diez y seis vicarios diocesanos que debia tener; uno de estos, llamado Gilberto, superior del seminario, apostató á fines de 1793, llegando á ser en adelante el mas impío y feroz de los revolucionarios de Laval.

La carta constitucional autorizaba la libertad de cultos: los calvinistas tenian templos para su culto público, los judíos sus sinagogas; los católicos de Paris y de algunas provincias, pidieron permiso para ejercer el suyo en algunas iglesias, que no estaban ocupadas por los intrusos. Obtuvieron algunas á precio de oro y con mucho trabajo 1. Desde entonces la separacion fué completa: aun los nombres de las dos iglesias fueron diferentes: la de los pastores antiguos se llamó la Iglesia católica, la nueva se bautizó con el título de Iglesia constitucional. Los obispos de ésta, en una carta que dirigieron al Papa, se firmaron obispos constitucionales.-La diferencia era todavia mas notable en las costumbres de unos y otros. La Iglesia antigua conservaba todas aquellas reglas, seguidas hasta entonces por sus diferentes miembros, como mas instructivas y edificantes: su fervor crecia á medida que se aumentaban sus peligros, recordando la piedad de los primeros siglos.-Los intrusos se vieron abandonados á poco tiempo por

1 Esta es en todas partes la tolerancia del liberalismo. Desenfreno para todas las sectas: opresion á los católicos.

la mayor parte del pueblo; algunas de sus iglesias quedaron del todo desiertas, y en sus parroquias se solicitaba con ansia oir la misa de un sacerdote católico, ó recibir de él los sacramentos. Para los impíos y los intrusos, era todo objeto de igual desprecio. Dóciles á las sugestiones del ateo Condorcet, trataban á los católicos, como los judíos á los apóstoles: azotaban con varas á las mujeres mas honestas, y á las Hermanas de la Caridad, para apartalas de los templos católicos y obligarlas á entrar á los de los intrusos. En Paris, en la parroquia de Santa Margarita, murieron tres Hermanas de la Caridad, á fuerza de palos y de azotes. Esta persecucion se estendió de Paris á las provincias. En el Mediodía, los protestantes se unieron á los intrusos y á los impíos, para impedir á los católicos ejercer libremente su culto. Mas refinados en crueldad, sustituyeron las varas con nervios de buey. Con este motivo hubo escenas dolorosas y sangrientas. Se observó, sin embargo, que los calvinistas de Cevennes se manifestaron un poco mas humanos con sus compatriotas católicos. La Vendée, en aquel pais donde Fenelon y sus amigos dieron misiones apostólicas, y redujeron tantos calvinistas, convirtiéndolos á la fé de sus antepasados, ofrecia una poblacion verdaderamente patriarcal. Los aldeanos amaban á sus señores, y mas todavía á los sacerdotes, y tanto los sacerdotes como los señores, se manifestaban dignos de su amor y confianza.-Al principio de la revolucion, los vandeanos vieron con tranquilidad los cambios políticos; no así los religiosos, que ocasionaron no pocas turbulencias y guerras; sobre todo, la repulsa imprudente y anticonstitucional, de impedir á los católicos ejercer libremente su culto. Nosotros tenemos de estos hechos importantes una prueba irrecusable: esta es la narracion de los dos comisarios, Gallois y Gemsonné, á quienes la asamblea constituyente, envió á los Departamentos del Oeste, con el fin de estudiar la cuestion religiosa, que comenzaba ya á escitar grandes turbaciones, especialmente en los Departamentos de Vendée y de DeuxLévres. He aquí lo que se lee en la noticia que ellos dieron á la asamblea legislativa, el 9 de Octubre de 1791: "El juramento eclesiástico, "dicen, ha sido para el Departamento de Vendée el orígen de sus "turbulencias: hasta aquí el pueblo habia disfrutado de la mayor tranquilidad: alejado del centro comun de las acciones y resistencias, "dispuesto por su carácter natural á la paz, al órden y al respeto de "la ley, aceptaba los beneficios de la revolucion, sin conocer sus tempestades... Su religion, ó mas bien, la religion tal cual la cono"cen, es el primero, ó si se quiere, el único hábito de su vida.... La "adhesion de este Departamento en los actos religiosos, y la confianza ilimitada con que ve á sus sacerdotes, son las principales causas "de una agitacion, que se puede aumentar mas y mas... "En este relato hacian mencion de una carta pastoral del obispo católico de Ludirigida á todos los curas que habian permanecido fieles á su dió

[ocr errors]

66

[ocr errors]
[ocr errors]

sta carta trazaba á los eclesiásticos fieles la senda que debian ara no confundirse con el clero intruso; les prohibia celebrar ados misterios en las iglesias que se habian apropiado los sa

quel, Historia del clero, &c., tom. I, parte 1a

« ÖncekiDevam »