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vian copias del documento que acabamos de insertar, y noticias muy graves respecto de la ejecucion del decreto de la legislatura y de la circular del ejecutivo. Dicha ejecucion ha costado ya por lo pronto á la mitra de Guadalajara la pérdida de una suma considerable, pues solo en los distritos de Jerez, Villanueva y Ojo Caliente han sido estraidas treinta mil fanegas de maiz, que importan cosa de cincuenta mil pesos, faltando á últimas fechas, noticias de lo estraido en la mayor parte de los distritos de importancia, como Juchipila, el Fresnillo, Tlaltenango, Sombrerete etc., etc. Los que conocen bien el Estado de Zacatecas, calculan que de los demas diezmatorios habrán sido estraidas cerca de doscientas mil fanegas de maiz.

"En una de las diversas cartas que hemos recibido, se nos dice:

"La manera con que se ha procedido á la ejecucion de este despojo, llama mucho la atencion, porque ha sido una sorpresa á manera de un asalto, pues cuando á los diezmeros se les notificó el llamado decreto, era porque ya estaban los agentes de la autoridad exigiendo las llaves de las trojes."

JALISCO.

Hará mes y medio, casi todos los periódicos liberales reprodujeron una carta firmada por un cura, y en la cual se trataba de impugnar la protesta que el Illmo. Sr. obispo de Guadalajara hizo contra algunos artículos de la constitucion.

Atribuyóse dicha carta al Sr. D. Jesus Ortiz, cura del Sagrario de Guadalajara, y este señor por medio de la manifestacion siguiente, ha dejado chasqueados á los que se complacian en unir su nombre al de los afortunadamente pocos eclesiásticos que han vuelto la espalda á la Iglesia en sus dias de tribulacion.

"Guadalajara, Julio 16 de 1857.—Sr. cura D. Francisco J. Conchos.-Rincon de Romos.-Amigo y señor.-No es mio el cuaderno que ha circulado contra el Sr. Espinosa; y no solo esto, sino que no estoy de acuerdo con esas doctrinas inconsecuentes. Soy liberal, y quiero libertad para la Iglesia; soy católico, y no la comprendo sin la independencia; soy sacerdote, y reconozco al obispo por maestro; en fin, algo he estudiado, y no me habian de alucinar unas palabras disparatadas de Reyneval y una cita inexacta de Gregorio Magno.

"Por otra parte, ¿quién que tenga algunas ideas de gobierno, algunas máximas de Estado, podrá admitir que la autoridad solo ha de ser obedecida cuando convenza? Porque si esto fuera cierto, cada gobernante deberia ser un orador para lograr obediencia de las personas que persuadiera, que serian sin duda las de mas talento y las mas instruidas, quedando con derechos á desobedecer las mas tontas y las mas ignorantes, que no se persuadirian tan pronto y tan fácilmente como aquellas. Y con este sistema, ¡adónde iria á parar la misma autoridad civil? No, amigo, yo no soy anarquista, y menos rebelde al obispo, que por derecho divino debe ser oido y obedecido.

"Verdad es que las pasiones políticas oscurecen los raciocinios, y que los hombres que han tenido esta desgracia pretenden rebelarse contra el diocesano porque no es infalible; mas yo tengo la fortuna de distinguir y comprender la infalibilidad de la Iglesia universal y el gobierno que ejercen los obispos á nombre de Jesucristo en sus respectivas diócesis, siendo tanto mas respetables y ciertas sus disposiciones, cuanto que los de nuestra República están formando un cuerpo compacto y trabado: compacto con todo el clero, y trabado con el Pontífice Romano. De donde resulta que si un cura como yo ó cualquiera otro eclesiástico desprecia á los obispos por halagar á los políticos, y coopera á su persecucion de palabras ó por escrito, es un nuevo Júdas, y yo no lo soy.

"Deseo se conserve vd. bueno y agradezco su buena voluntad. Adios.-Jesus Ortiz."

Por las noticias.-FRANCISCO VERA.

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ESTABLECIDO EX PROFESO PARA DIFUNDIR

LAS DOCTRINAS ORTODOXAS, Y VINDICARLAS DE LOS ERRORES DOMINANTES

Tomo V.

MÉXICO, Agosto 20 de 1857.

CONTROVERSIA.

CUESTIONES SOCIALES Y RELIGIOSAS.

Núm. 15.

LA religion cristiana ha sido sin cesar combatida, porque este es su destino en la vida presente; pero las armas con que se la hiere son diversas en cada siglo. A medida que los errores se van derivando unos de otros, presentando faces nuevas, unas veces en la realidad y otras en la apariencia, van igualmente cambiando los planes con que la in credulidad ataca á la fé. En los primeros siglos del cristianismo tuvo ésta que luchar por una parte con la idolatría, y por otra con los gnós ticos, ó sean los iluminados de aquella época, que designándose á sí propios con tan pomposo dictado, tomaron á su cargo el poner en armonía, allá á su modo, los misterios augustos de la religion con los sistemas filosóficos que corrian entonces con aplauso, resultando de aquí una serie incoherente de doctrinas religiosas, las mas de ellas opuestas entre sí. Desde entonces á acá no han cesado de reproducirse los errores con desoladora fecundidad. Las estravagancias de la filosofía, los embustes de la magia, el orgullo de la autoridad mundana, los delirios

LA CRUZ.-TOMO V.

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todos de la razon estraviada, se han presentado alternativamente en la liza, ofreciendo su contingente. A la postre han llegado las teorías políticas y sociales, con pretensiones mas exigentes y con ofertas mas deslumbradoras, brindando á los pueblos con una felicidad quimérica. Verdad es, que no son enteramente nuevas sus doctrinas: bastante se deja ver de ellas en los sofistas griegos, y remontándose á mayor altura, en los hebreos cismáticos: mas tarde aparecieron en los albigenses y anabaptistas, para presentarse actualmente en los libros y leyes de los liberales, bajo un embozo pérfido, y dejarse palpar y sentir con toda su deformidad en los proyectos de los socialistas y comunistas.

Muy estrecha es la relacion que hay entre los errores religiosos y los sociales: todos ellos reconocen por orígen necesario otro error filosófico, unido á las pasiones y al interes. ¿Quién á primera vista echará de ver que los monstruosos delirios que deshonran al presente siglo, y que ponen en tantas alarmas á los gobiernos, sean estos cuales fueren, se derivan de las falsas nociones que los novadores tienen de la naturaleza y condicion del hombre y de su libertad? Se han formado de aquello una idea confusa, y de esto otra falsa, y de aquí vienen sus estravíos y sus inconcebibles inconsecuencias.

La sociedad actual bambolea y amenaza ruina, porque están minados sus cimientos. La cuestion aparente es la de las formas de gobierno, pero en la realidad hay otras de mucha mayor monta, ocultas bajo un mentido velo. Y si no véase cómo apenas se plantean ciertas doctrinas políticas, cuando se vienen tras de ellas no solo la anarquía tambien política con todos sus amargos frutos, sino el desquiciamiento social. Estableced donde quiera las doctrinas liberales, á lo menos tal cual las entienden los que mas blasonan de entenderlas, y veréis dualmente comenzar á debilitarse el respeto á la autoridad, á relajarse los lazos de la familia, á caer en desprecio la patria potestad, á disminuirse el número de matrimonios, á igualar la condicion de los hijos naturales y espurios á los legítimos, á prodigarse los indultos á los mayores criminales, á perseguir á la Iglesia y a envilecer á sus ministros. ¿Será esto contingencia? ¿podráse atribuir al acaso? No, porque los resultados son constantes; luego la causa es una, y en ella está depositado el veneno que llevan los frutos.

Digno de notarse es, cómo entre tantos periodistas como predican diariamente en la República el liberalismo, ensalzándolo hasta las nubes, no haya uno solo que haga relacion detallada de sus máximas, analizando sus principios y penetrando al fondo de sus fundamentos. Parece ser una doctrina de mera palabrería, incapaz de un exámen severo, hijo de la imparcialidad y de la conciencia. Sus formas vaporosas aparecen unas veces brillantes con la falsa luz de la ilusion, otras oscuras, cuando se comienzan á ver con la vista simple del desengaño; pero se las encuentra siempre vagas, indeterminadas é insubsistentes. Nosotros harémos aquí un esfuerzo para encadenar en este breve ensayo á ese Proteo, que en tan multiplicadas apariencias se transforma: trabajo digno de otra pluma y de otros esfuerzos. No entráramos en él á no estar convencidos de su importancia y de su enlace con la religion, objeto principal de nuestras débiles tareas.

Sí, la religion es hoy combatida principalmente con los intereses políticos. La falsa filosofía rechaza con orgullo sus dogmas; pero ella no alcanzara tantos triunfos á no ayudarla ciertos intereses materiales. Se quiere hacer creer á la multitud ignorante, ávida de novedades y sedienta de placeres, que la fé se opone á sus goces, y que los hombres están en el caso de derrocarla, ó al menos de ser indiferentes á ella, para ser felices. Todavía profesan mas odio á la autoridad de la Iglesia, Justo es que los periódicos religiosos se encarguen en esta parte de la política. Cuando las ciencias naturales, la historia y la dialéctica han servido de instrumentos para impugnar las verdades reveladas, los defensores de ella se han valido de las mismas armas, para ponerla á cubierto de los aleves tiros de sus enemigos. Estos no se cansan hoy de repetir, que la religion debe ser enteramente estraña á la ciencia del Estado, y que el deber de cuantos creen en ella se reduce á oir, callar y obedecer: que no les es lícita la menor defensa, y no parándose aquí pasan á calificar de actos contrarios á la autoridad, y atentatorios á la paz pública, las observaciones á que dan mérito sus desacordadas 6 tiránicas providencias. Apoyados en tan miserable sofisma, se colocan en un terreno escepcional, de donde pueden herir sin ser heridos. Al derramar contra la religion y sus ministros toda clase de injurias, alegan estar en su derecho; y cuando los injuriados y calumniados se defienden, son condenados por revoltosos. Conducta tan estraña, los hace aparecer victoriosos, cuando en el terreno de la razon no pueden menos de quedar vencidos.

Ahora bien, ¿por qué no han de poder discutir los católicos las materias que los liberales y reformistas enseñan? ¿Por qué no han de examinar sus fundamentos, y avalorar sus pruebas, pesándolas en las balanzas de un criterio justo y de una razon imparcial? Si la cualidad esencial para proceder en esto es solo la de ser hombre, es decir, criatura racional, tanto lo son unos como otros, y no vemos motivo para lo que que se concede á aquellos, se niegue á estos; y si se exige la circunstancia de ciudadanos, es decir, de personas que gocen los derechos políticos, ¿qué justicia hay para privar de ellos á los que no juran en la fé de ciertos maestros, y quieren usar de la facultad de pensar que Dios les ha concedido? ¿Es delito ejercer la razon y valerse de la luz de la inteligencia, para huir del mal y elegir el bien? ¿O hemos todos de seguir en materias políticas lo que nos enseñen las personas que llevan el título de diputados ó de periodistas? ¿Da lo primero ciencia infusa? ¿Es lo segundo regla fija de los conocimientos adquiridos á costa de afanes y de estudios? Pero no anticipemos las cuestiones que deben tratarse sucesivamente, y entremos con imparcialidad y buena fé en la materia.

CUESTION PRIMERA.

¿Qué cosa es el liberalismo?

Ya hemos indicado arriba la vaguedad con que camina esta secta: poco deberémos añadir aquí sobre esta cuestion, que puede llamarse fundamental, y con razon. Una doctrina, para que merezca el nombre

de tal, y sea seguida con confianza, ha de presentar al entendimiento ideas claras y precisas de lo que es, y á qué fines se encamina, no menos que á la voluntad motivos poderosos de obrar. La certidumbre en los principios fundamentales de un sistema, hace que éste alcance el renombre de tal, y que lo abrace gustoso el ánimo, no por la grita de los que lo sostienen, sino por la fuerza dulce é irresistible de la per

suasion.

El principio fundamental del liberalismo (nótese bien) no es otro que el de la negacion de la autoridad. Desconoce del todo la religiosa, porque le es un freno molesto para el desahogo de las pasiones, y debilita la política y civil, en cuanto se oponen á sus fines. Donde quiera que el liberalismo penetra, la religion es combatida abiertamente, y tambien lo es la autoridad profana de una manera solapada y el órden civil por medio del sofisma. Para combatir la religion se vale de los principios siguientes: Naturaleza y condicion del hombre.-Perfectibilidud indefinida del hombre.-Libertad humana.-Libertad de conciencia. Para minar la autoridad humana proclama estos otros: Soberanía popular.-Voluntad general.-Representacion nacional.-Ciudadanía

armada.

Para confundir y trastornar el órden civil y social se vale como medios, de la igualdad, y la fraternidad, para venir á parar al comunismo y socialismo.

Estas palabras fatídicas encierran bajo su significacion principal otras ideas subalternas, que procurarémos desenvolver sucintamente, mostrando en ellas su falsedad, sus peligros y su tenebrosa filiacion.

La bondad de un sistema se conoce desde luego por la claridad que reina en él, por el enlace gradual y ordenado de las partes que lo componen, y por los resultados á que conduce. El liberalismo ofrece en todo esto caracteres opuestos. Es obscuro en sus fundamentos, incoherente en sus partes, complicado en su conducta, y desastroso en sus consecuencias: nada enseña de cierto, y lleva á las naciones por escabrosos senderos á las revoluciones, á la division y al esterminio.

CUESTION SEGUNDA.

De la naturaleza y condicion del hombre.

Bajo tres aspectos se puede considerar al hombre en su estado presente, y son el filosófico, el religioso y el político; aspectos que están relacionados entre sí, y que despues de examinados separadamente han de tomarse en su conjunto, si es que queremos formar un juicio exacto de lo que somos nosotros mismos, y del modo con que nos hemos de conducir en la sociedad.

¿Qué es el hombre en el órden filosófico? Es un ente material en el cuerpo, y espiritual en el alma, un sér bruto en los sentidos, y enriquecido en el espíritu con los dones de la razon y de la inteligencia. Ĺleva en sí las nociones ingénitas de lo bueno y de lo malo, de lo justo y de lo injusto, siendo la conciencia un juez severo de sus acciones, á quien no le es dado acallar ni corromper. Reconoce el imperio de sus pasiones, no menos que la necesidad de dominarlas. Advierte tambien,

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