Sayfadaki görseller
PDF
ePub

Para que no se queje el Trait d'Union de que se ofende ó insulta á la Francia, como ha dicho de nuestro artículo, apelamos á los jurisconsultos y tribunales de su nacion. Segun ellos, ni en el estranjero seria reconocido un matrimonio celebrado de tal manera; ¿pues cómo pretender lo reconozca el mismo pais que ve holladas por él sus propias leyes, usurpadas por un agente estranjero la competencia y atribucio nes de sus autoridades propias? ¿Qué diria el Trait d'Union si pretendiésemos de su nacion igual cosa? Advierta que por segunda vez injuria y ridiculiza á quien no pensaba, pues la doctrina de nuestro periódico ha sido la de los sabios de su pais.

Ya que tan activa parte quiere tomar en la política nacional nuestro colega, respete mas los derechos y soberanía de la nacion, que ha sido para él tan hospitalaria, y no se empeñe, como lo está haciendo la prensa demagógica, en precipitar al gobierno mexicano á un abierto rompimiento con la Iglesia. Clama ahora por la secularizacion del matrimonio. ¿Nada importa al Trait d'Union que se desmoralice la sociedad mexicana, que la corrupcion del paganismo y la indiferencia religiosa se propaguen en ella?

Sobre la santidad del matrimonio descansan la honestidad y pureza de las costumbres, la estabilidad y buen órden de la familia, y todo el órden público. No entrarémos en las consideraciones que brotan de semejante principio; nos referimos al discurso sobre la constitucion de la Iglesia recien publicado por el Sr. Couto, cuya elocuente voz, así como la voz solemne y respetable de los obispos del Piamonte son para los mexicanos en estos graves momentos una importante leccion y una advertencia saludable. Concluirémos con las siguientes palabras de aquel esclarecido mexicano: "Se pretende empezar á recobrar acerca del matrimonio un poder que se supone perdido, y que se deseara ejercer? ¡Funesto poder, que los cielos permitan no llegue jamas á desplegarse! En los estragos de una revolucion de medio siglo que todo lo ha conmovido en México, que cada dia hace y deshace sus propias obras, y que en sustancia nada ha creado, sino lo que en siete meses se hizo en 1821, quedaba á lo menos el hogar doméstico, el sagrado de la familia, donde recogerse como en un asilo contra los furores de la borrasca política. ¿Lo invadirán al fin el desórden y la anarquía?"

Solo nos resta advertir que el periódico la Verdad Católica no ha podido dar él mismo esta contestacion, porque repetidas denuncias han obligado á suspender su publicacion. El desaparecerá, y los periódicos que quedan en Zacatecas y que no encontrarán ya en la prensa del Estado ninguna oposicion, seguirán aplaudiendo, como lo ha hecho el Constitucional, periódico del gobierno, con el artículo del Trait d'Union que no vaciló en reproducir, lo que ofende á las prerogativas y á las leyes de esta nacion, nunca mas desgraciada que cuando su religion y su soberanía son ultrajadas de tal suerte.

EL ENVIADO MEXICANO EN ROMA.

Los periódicos liberales de esta capital, han asegurado que el Sr. Montes ha sido recibido oficialmente por la Silla Apostólica. El hecho es de todo punto fantástico, por no decir falso. Cartas de personas ve

races, venidas de la capital del mundo cristiano, y de otros puntos de Europa, espresan conceptos muy contrarios á los que han estampado aquí el Siglo y el Monitor.

Para que se forme idea de cómo se ve en Italia este negocio, y que no están tan á ciegas, como algunos creen, de lo que aquí pasa, ponemos á continuacion lo mas sustancial de un artículo publicado en el Monitor Toscano, número 167 de 22 de Julio del presente año. Tambien por allá juzgan de nuestros sucesos y los comentan en la parte que les toca.

"El gobierno mexicano (dice) ha enviado á Roma un agente, al Sr. Ezequiel Montes, autorizado con credenciales de ministro plenipotenciario. Hé aquí la esplicacion de este hecho."-El autor del artículo atribuye á razones de política y al objeto de deslumbrar al partido de oposicion y neutralizar su influjo en las elecciones, el nombramiento del Sr. Montes, dando á entender con él, que habria una próxima reconcialiacion con la Silla Apostólica. Despues de esto prosigue así:

"Poco importaba que la tal reconciliacion fuese real o aparente, duradera ó temporal: bastaba.... que surtiera buen efecto por aquel momento, bastaba poder asegurar que el enviado mexicano habia sido recibido oficialmente por la Silla Apostólica. Con este intento vino á Roma el Sr. Montes, acompañado de cuatro personas, entre secretarios y agregados, y con un lujo personal, que jamas ha usado en Roma la legislacion mexicana, ni aun durante la última presidencia del general López de Santa-Anna, cuando se inició un concordato. A pesar de esto, todos los datos hacen creer, que la mision del Sr. Montes fracasará completamente, porque se oponen á ella dificultades intrínsecas ó del negocio, y dificultades estrínsecas ó personales.

"Agrégase á esto que el nombramiento de la persona encargada de tan árdua mision, no es el mas propio ni conveniente. El Sr. Montes era ministro de justicia del gobierno mexicano, y á él principalmente se debe el haberse inaugurado una era nueva de vejaciones fiscales contra el clero y el episcopado.

"Para decirlo todo y no callar nada, que tenga relacion con este asunto, diremos, que el Emmo. cardenal secretario de Estado ha recibido en audiencia, meramente oficiosa y privada, al agente mexicano; y que las consideraciones arriba espuestas, hacen creer con grandísima probabilidad, que, á no mediar nuevas y favorables circunstancias, la Sede Apostólica no se prestará á llevar mas adelante su condescendencia. Por aquí se ve, que es una pura mentira la noticia que dió cierto diario democrático de Francia, asegurando que el agente mexicano habia sido recibido en audiencia oficial."

A NUESTROS SUSCRITORES.

Esta entrega de "la Cruz" se retardó dos dias á causa de los datos y noticias que fué preciso conseguir para la descripcion de las exequias del Illmo. Sr. Belaunzarán. Lleva un pliego de mas, que descontarémos en la entrega siguiente.

Por las noticias y artículos sin firma.-FRANCISCO VERA.

[graphic][subsumed][subsumed][merged small][merged small][merged small]

ESTABLECIDO EX PROFESO PARA DIFUNDIR

LAS DOCTRINAS ORTODOXAS, Y VINDICARLAS DE LOS ERRORES DOMINANTE

Tomo V.

MÉXICO, Setiembre 24 de 1857.

CONTROVERSIA.

OBSERVACIONES

Núm. 20.

Sobre la persecucion al clero y sobre los decretos hostiles à la Iglesia de algunas legislaturas de los Estados.

MAL ensayo ha comenzado á tener la nueva carta constitucional, tan preconizada de sus autores, como mirada con repugnancia por cuantos no se dejan arrastrar del espíritu de partido, y por todas las personas timoratas y religiosas, que saben estimar en lo que deben la fe y la conciencia. Los liberales anunciaban una era de felicidad al ponerse en práctica el nuevo código, asegurando que cada congreso haria brotar en su respectivo territorio la abundancia, y estableceria sobre bases firmísimas la paz. Los sucesos están ya manifestando lo contrario. Los hombres imparciales, aleccionados de la esperiencia, y conocedores de todo lo que encierra en sí el liberalismo, temian con bastante fundamento que los primeros arranques de algunos congresos fuesen estrepitosos; pero no entendieron que llegasen á la estravagancia y el absurdo á que han llegado. Parece que hay una emulacion entre cier

LA CRUZ.-TOMO V.

85

tas legislaturas por saber quién dará pasos mas avanzados en el camino de la reforma, es decir, de los ataques á la Iglesia y á su sagrada autoridad. Debiera temerse mucho de ese rencor que domina en ciertas resoluciones, lanzadas contra el clero, en diversos puntos de la República; pero afortunadamente no es así. Al lado del mal pone la Divina Providencia el remedio; ó mas bien, hace nacer el órden de lo sumo del desórden. El esceso mismo del delirio, y el inmenso desconcierto de que la sociedad se ve amenazada, despertarán, no hay que dudarlo, los sentimientos de rectitud y de justicia que existen en el pueblo mexicano, y la voz de la razon y de la verdad se harán escuchar con doble fuerza, sobreponiéndose á clamores destemplados de una demagogia impía, sedienta de novedades, de trastornos y de crí

menes.

Es notable, que cuando en la República hay tantos y tan graves abusos que corregir, tantos males que evitar, y tantos bienes que promover, haya personas que no tomen á pechos mas que la persecucion de la Iglesia: este parece ser su único objeto, esta su esclusiva ocupacion. Muchas veces nos hemos preguntado á nosotros mismos, con toda la imparcialidad de que debe estar animado aquel que escribe para el público, y el que tiene un deseo sincero de consignar en sus obras la verdad, y de encontrar en los sucesos las causas que los originan, ¿qué motivo ha dado el clero mexicano para sufrir tan rudo tratamiento, ó mas bien, qué motivo hay para que á la religion se la proscriba con medidas onerosas, que destruyen su libertad, y que alteran su culto, su disciplina y sus venerables instituciones? ¿No fué ella la que civilizó estas comarcas? ¿No fueron sus ministros los que templaron en todas ocasiones los horrores de la guerra, procurando en favor de las razas indígenas leyes humanas? ¿No fueron ellos los que introdujeron en este suelo la . agricultura, las artes, la industria y las letras? ¿No es la Iglesia la que ha estado derramando en él, por mas de tres siglos, los tesoros de su doctrina y de los bienes materiales, con el buen uso de sus riquezas? ¿Pues por qué se le paga con tan negra ingratitud?

Al ver esta sevicia y este encono, ocurre desde luego preguntar á los perseguidores, ¿qué ha hecho el clero? ¿cuáles son sus delitos? ¿cuáles los crímenes de que es culpable? Los periódicos liberales no cesan de desatarse en declamaciones contra él, pero es bien sabido que las declamaciones no son razones ni pruebas. Los liberales precian de filósofos, y sin embargo nunca son menos filósofos, que cuando desplegan el odio irreflexivo, por no decir irracional, de que se encuentran animados. Aparece en sus palabras y en sus obras el instinto de la destruccion, no la calma razonada de la justicia.

A dos capítulos ha concretado sus quejas contra el clero el partido liberal, despues de una inmensa palabrería: á que estuvo de acuerdo con el gobierno del general Santa-Anna, y á que solemnizó la reinstalacion de la órden de Guadalupe: á lo menos estos puntos parecen los mas espresos en los libelos del partido liberal. Examinemos uno y otro ligeramente.

No intentamos hacer aquí la acusacion ó la apología de ningun gobierno, ni entrar en los pormenores de que habrá de ocuparse algun dia

la historia: ella los estimará en lo que realmente son, averiguará sus causas, dará exacto valor á sus efectos, y juzgará con severa imparcialidad, pero sin espíritu de partido, á los hombres que han intervenido en ellos; solo nos limitamos á esponer dos únicas consideraciones. Sea la primera, que el clero no ha tomado parte en el gobierno del general Santa-Anna. En efecto, ¿cuál es el participio que tuvo en la direccion de los negocios públicos durante aquella época? Ninguno, á no ser el meramente pasivo de espectador de lo que pasaba. Es necesario no olvidar, que para hacer cargos á alguna persona ó corporacion, es indispensable presentar los hechos que los comprueben. ¿Cuáles se han presentado hasta ahora? Ningunos, volvemos á decir. El clero mexicano no ha intervenido en los actos de aquel gobierno como clero, esto es, como corporacion. ¿Qué juntas tuvo o qué resoluciones tomó para dirigir la política? ¿En qué disposiciones se mezcló? La intervencion aislada de algunos de sus miembros, nada probaria contra la corporacion en masa; pero ni aun esto hubo. ¿Qué individuos de la Iglesia fueron entonces ministros, empleados ó comandantes generales? El cargo mas fuerte que se ha formulado contra la administracion del general Santa-Anna es el del absolutismo; cargo que se pudiera contestar diciendo, que tal es la naturaleza de la dictadura con que estuvo autorizado, y que tal ha sido la de las administraciones que despues le han sucedido: esto nos indicará acaso que la nacion mexicana, atendido el desconcierto en que se halla, y la relajacion siempre creciente que desata todos los vínculos de su union, demanda un gobierno de esta naturaleza, no como bueno ó como perfecto, sino como el único de que ella es susceptible, en las peligrosas circunstancias por donde atraviesa. No es dudoso que esta necesidad se prolongue por muchos años, y que convertida en una verdadera constitucion de hecho, harto contraria á las que, escritas sobre un papel, llevan el título de constitucio-. nes legales o de derecho, sea la regla por donde la generacion presente haya de ser regida mientras viva. Entonces se notará mas y mas una curiosa anomalía, que ya estamos palpando, y es la coincidencia de las abstracciones del liberalismo con las realidades del poder discrecional. Dichosa la nacion si éste sirve alguna vez para dar de mano á las utopias de la demagogia, estableciendo el órden público sobre las bases indesquiciables de la justicia. Si se logra el fin para que se han establecido los gobiernos, que es el órden y concierto de la sociedad humana, poco importan las formas.

Pudiéramos añadir aquí, que aunque el clero en masa, ó algunos de sus individuos, hubieran tomado esa parte que suponen sus enemigos, sin designarla, nada probaria en su contra. ¿Qué clase de la sociedad, ó quién de sus individuos, no toma interes en los sucesos públicos, teniendo por mejores unas doctrinas que otras? Y lo que á todos es lícito ¿no ha de ser permitido al clero? ¿Qué? ¿no se compone de hombres? ¿no son estos ciudadanos? ¿no tienen patria, deudos y afectos naturales? A la verdad, que no atinamos con cuál es su crímen, si obedeciendo á los impulsos de la naturaleza, se interesan por todo aquello que debe

interesarlos.

Y aunque sea de paso diremos tambien, que no concebimos en qué se

« ÖncekiDevam »