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cionados, manda el santo Concilio, que en las provisiones de dichos monasterios se exprese con su propio nombre la calidad de cada uno; y la provision que no se haga en estos términos, tenga se por subrepticia, sin que se corrobore de ningun modo por la posesion subsecuente, aunque sea de tres años.

Cap. XXII. Pongan todos en execu cion los decretos sobre la reforma de los Regulares.

E'

1 santo Concilio manda que se observen todos y cada uno de los artículos contenidos en los decretos aquí mencionados, en todos los conventos, monasterios, colegios y casas de qualesquier monjes y regulares, así como en las de todas las monjas, viudas ó vírgenes, aunque vivan estas baxo el gobierno de las órdenes militares, aunque sea de la de Malta, con qualquier nombre que tengan, baxo qualquier regla, ó constituciones que sea, y baxo la custodia, ó gobierno, ó qualquiera sujecion, ó anexamiento, ó dependencia de qualquiera órden, sea ó no mendicante, ó de otros monjes regulares, ó canonigos, qualesquiera que sean; sin que obsten ningunos de los privilegios de todos en comun, ni de alguno en particular, baxo de qualquier fórmula, y palabras con que estén concebidos,y llamados mare mag

num,

lorum nominatim exprimatur: aliterque facta provisio subreptitia esse censeatur> nullaque subsequenti possessione, etiam triennali, adjuvetur.

Cap. XXII. Decreta de reformatione Regularium ab omnibus executioni demandentur. Fæc omnia, et singula

H

tis contenta, observari sancin superioribus decrenibus cœnobiis, ac monas ta Synodus præcipit in omteriis, collegiis, ac domibus quorumcumque monachorum, ac regularium, nec non quarumcumque sanctimonialium virginum, ac vi duarum,etiam si illæ sub gubernio militiarum,etiam Hie rosolymitanæ, vivant, et quocumque nomine appellentur, sub quacumque regula, vel constitutionibus, et sub custodia, vel gubernatione, vel quavis subjectio

ne, aut annexione, vel de

pendentia cujuscumque ormendicantium, vel aliorum dinis,mendicantium,vel non regularium monachorum, aut canonicorum quorumcumque: non obstantibus eorum omnium, et singulorum

pri

privilegiis, sub quibuscumque formulis verborum conceptis, ac mare magnum, appellatis, etiam in fundatione obtentis, nec non constitutionibus, et regulis, etiam juratis, atque etiam consuetudinibus, vel præscriptionibus, etiam immemorabilibus. Si qui verò regulares tàm bus. Si qui verò regulares tàm viri, quàm mulieres sunt,qui sub arctiori regula, vel statutis vivunt, excepta facultate habendi bona stabilia in communi, eos ab corum instituto, et observantia sancta Synodus amovere non intendit. Et quia sancta Synodus desiderat, ut omnia, et singula supradicta quamprimùm executioni demandentur; præcipit omnibus Episcopis, in monasteriis sibi subjectis, et in omnibus aliis, ipsis in superioribus decretis specialiter commissis, atque omnibus abbatibus, ac generalibus, et aliis superio ribus ordinum supradictorum,ut statim prædicta exequantur. Et si quid executioni mandatum non sit, Episcoporum negligentiam con+ cilia provincialia suppleant, et coërceant. Regularium verò capitula provincialia, et generalia,et in defectum capitulorum generalium concilia provincialia, per deputationem aliquorum ejusdem

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or

num, aun los obtenidos en la fundacion;como ni tampoco las constituciones y reglas aunque sean juradas, ni costumbres, ni prescripciones aunque sean inmemoriales. Si hay no obstante algunos regulares, hombres ó mugeres, que vivan en regla ó con estatutos mas estrechos, no pretende el santo Concilio apartarles de su instituto, ni observancia; exceptuando solo el punto de que puedan libremente tener en comun bienes estables. Y por quanto desea el santo Concilio que se pongan quanto ántes en execucion todos y cada uno de estos decretos, manda á todos los Obispos que executen inmediatamente lo referido en los monasterios que les están sujetos, y en todos los demas que en especial se les-cometen en los decretos arriba expuestos; así como á todos los abades y generales, y otros superiores de las órdenes mencionadas. Y si se dexare de poner en execucion.alguna cosa de las mandadas,suplan y corrijan los concilios provinciales la negligência de los Obispos, Den-tambien el debido cumplimiento á ello los capítulos provin ciales y generales de los regulares, y en defecto de los capítulos generales, los concilios provinciales, valiéndose de deputar algunas personas de la misma órden. Exôrta tambien el santo Concilio á to

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dos

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siásticos.

s de desear que las personas

que abrazan el ministerio episcopal, conozcan qual es su obligacion, y entiendan que han sido elegidos no para su propia comodidad, no para disfrutar riquezas, ni lujo, sino' para trabajos y cuidados por la gloria de Dios. Ni cabe duda en que todos los demas fieles se inflamarán mas facilmente á seguir la religion é inocencia, si vieren que sus superiores no piensan en cosas mundanas, sino en la salvacion de las almas, y en la patria celestial.

Ad

ordinis, provideant.Hortatur etiam sancta Synodus omnes Reges, Principes, Respublicas, et Magistratus, et in virtute sanctæ obedientiæ præcipit,ut velint prædictis Épiscopis, abbatibus, ac genein superiùs contentæ reforralibus, et cæteris præfectis

mationis executione suum

auxilium, et auctoritatem inrequisiti; ut sine ullo impeterponere, quoties fuerint dimento præmissa rectè exequantur ad laudem Dei omnipotentis.

DECRETUM DE REFORMATIONE,

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tes,

Cap. I. Cardinales, et omnes ecclesiarum Prelati modesta supellectili, et mensa utantur: consanguineos, familiaresve suos ex bonis ecclesiasticis non augeant. ptandum est, ut ii, qui Episcopale ministerium suscipiunt, quæ suæ sint paragnoscant; ac se non ad divitias, aut luxum, sed ad propria commoda, non ad labores, et solicitudines pro Dei gloria vocatos esse indum est, et fideles reliquos telligant. Nec enim dubitanad religionem, innocentiamque faciliùs inflammandos, si præpositos suos viderint non ea, quæ mundi sunt, sed animarum salutem, ac cælestem patriam cogitantes. Hæc

cùm

se

cùm ad restituendam ecclesiasticam disciplinam præcipua esse sancta Synodus animadvertat; admonet Episcopos omnes, ut secum ea sæpe meditantes, factis etiam-ipsis, ac vitæ actionibus, quod est veluti perpetuum quoddam prædicandi genus, muneri suo conformes ostendant:in primis verò ita mores suos omnes componant, ut reliqui ab eis frugalitatis, modestia, continentiæ, ac, que nos tantopere commendat Deo (1), sanctæ humilitatis exempla petere possint. Quapropter, exemplo Patrum nostrorum (2) in concilio Carthaginensi, non solùm jubet, ut Episcopi modesta supellectili, et mensa, ac frugali victu contenti sint; verùm etiam in reliquo vitæ genere,ac tota ejus domo ca

veant,ne quid appareat,quod à sancto hoc instituto sit alienum ; quodque non simpli citatem, Dei zelum, ac vanitatum contemptum præseferat (3). Omninò verò eis interdicit, ne ex redditibus Ecclesiæ consanguineos, familiaresve suos augere stu

deant; cùm et Apostolorum canones prohibeant, ne res ecclesiasticas, quæ Dei sunt, consanguineis donent; sed, si pauperes sint, iis, ut pauperibus, distribuant ; eas au

tem

(1) Eccles. 3. et 35.Matth.18.

Psalm 101.

(2)

Conc. Carth.

Advirtiendo el santo Concilio que
esto es lo mas esencial para que se
restablezca la disciplina eclesiás-
tica, amonesta á todos los Obis-
pos que meditándolo con freqüen-
cia entre sí mismos, demuestren
aun con sus mismos hechos, y con
las acciones de su vida (que son
una especie de incesante predica
cion) que se conforman y ajustan
á las obligaciones de su dignidad.
En primer lugar arreglen de tal
modo todas sus costumbres, que
puedan los demas tomar de ellos
exemplos de frugalidad, de modes-
tia, de continencia y de la santa
humildad que tan recomendables
nos hace para con Dios. Con es-
te objeto, y á exemplo de nuestros IV. c.15.
Padres del concilio de Cartago,
no solo manda que se contenten
los Obispos con un menage mo-
desto, y con una mesa y alimen-
to frugales, sino que tambien se
guarden de dar á entender en las
restantes acciones de su vida, y
en toda su casa, cosa alguna age-
na de este santo instituto, y que
no presente á primera vista senci
llez, zelo divino, y menosprecio Antioch.c.25.
de las vanidades. Les prohibe ade-
mas el que procuren de modo al-
guno enriquecer á sus parientes ni
familiares con las rentas de la
Iglesia; pues los cánones de los
Apóstoles prohiben que se den á
parientes las cosas eclesiásticas,
cuyo dueño propio es Dios: pero
Ccc

si

(3)

si sus parientes fuesen pobres, repartanles como á pobres, y no distraigan, ni disipen por amor de ellos los bienes de la Iglesia. Por el contrario, el santo Concilio les amonesta con quanta eficacia puede, que se olviden enteramente de esta humana aficion á hermanos, sobrinos y parientes carnales, de que resulta en la Iglesia un numeroso seminario de males. Y esto mismo que se ordena respecto de los Obispos, decreta que se extiende tambien, y obliga segun su grado y condicion, no solo á qualquiera de los que obtienen beneficios eclesiásticos, así seculares como regulares, sino aun Cox á los Cardenales de la santa igleSess.9.de Re- sia Romana; pues estrivando el gobierno de la Iglesia universal en los consejos que dan al santísimo Pontífice Romano; tiene apariencias de grave maldad, que no se distingan estos con tan sobresalientes virtudes, y con tal conducta de vida, que justamente merezcan la atencion de todos los demas. Cap. II. Se determina quienes deban recibir solemnemente los decretos del Concilio, y hacer profe

(1)

Conc. Later.

for. Cur.

sion de fe.

a calamidad de los tiempos,

L y la malignidad de las heregías que van tomando cuerpo, obligan á que nada se omita de quanto parezca puede conducir á la edificacion de los fieles y al so

cor

tem non distrahant, nec dissipent illorum causa: immò, quam maximè potest, eos sancta Synodus monet, ut omnem humanum hunc erga fratres, nepotes, propinquosque carnis affectum, unde multorum malorum in Ecclesia seminarium extat, penitus deponant. Quæ verò de Episcopis dicta sunt, buscumque beneficia eccleeadem non solùm in quisiastica, tàm sæcularia, quàm regularia obtinentibus, pro gradus sui conditione obRomanæ Ecclesiæ Cardinaservari, sed et ad sanctæ les pertinere decernit (1): quorum consilio apud sanctissimum Romanum Pontificem cùm universalis ecclesiæ administratio nitatur, nefas videri potest, non iis etiam virtutum insignibus, ac vivendi disciplina eos fulgere, quæ meritò omnium in se oculos convertant.

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Cogit temporum calamihæresum malitia, ut nihil sit prætermittendum, quod ad populorum ædificationem, et catholicæ fidei

ovalescentium

præ

si

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