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presiones bien notables del mismo apostol. Por ejemplo, estas cuatro (del cap. xi de su epístola á los Romanos). Primera: si el pecado de ellos son las riquezas del mundo, y el menoscabo de ellos las riquezas de los gentiles: ¿cuanto mas la plenitud de ellos? Segunda: v. 15. Porque si la pérdida de ellos es la reconciliacion del mundo: ¿qué será su restablecimiento sino vida de los muertos? Tercera: v. 25. Mas no quiero, hermanos, ignoreis este misterio (porque no seais sábios en vosotros mismos). Cuarta: v. 28. Enemigos por causa de vosotros... muy amados por causa de sus padres. Todas estas espresiones en boca del Apostol propio de las gentes, del predicador de la verdad, del hombre mas ilustrado del cielo y mas amante de las mismas gentes, deben tener alguna propia significacion, proporcionada á la grandeza de las espresiones, y al contesto mismo de todo el discurso. Mas si se miran estas espresiones despues de haber salido del crisol, ya no se halla en ellas otra cosa que disonancia é impropiedad. Aquellas palabras que en el testo de S. Pablo parecen tan llenas de sustancia: v. g. plenitud de Israél, asuncion de Israél, la vida de los muertos, &c., despues de haber pasado por él, se ve con los ojos que han perdido toda su sustancia, no quedándoles otra cosa que aire, sonido y pompa.

302. ¿Qué plenitud de Israél, ni qué asuncion de Israél, ni qué vida de los muertos (podia decir cualquiera) es el convertirse á Cristo los Judios que sobrevivieren al Anticristo el ser admitidos como de limosna en la iglesia de las gentes, la víspera de acabarse el mundo: el golpearse los pechos, y pedir misericordia estos míserables poco antes que se acabe el mundo, y caiga sobre toda la tierra un diluvio de fuego? ¿Esto merece el nombre de plenitud de Israél? ¿Esto llama S. Pablo asuncion de Israél? ¿Esta asuncion podrá ser en algun sentido la vida de los muertos? i Merece esto el nombre de misterio que le da S. Pablo? ¿Este es el gran misterio que revela á las gentes, diciéndoles que no quiere que lo ignoren, para que no se envanezcan, para que no se engrian, para que se

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conserven en temor y caridad cristiana: añadiéndoles: porque no seais sábios en vosotros mismos? Cierto que parece dificil, por no decir imposible, conciliar unas ideas con otras, sin que mútuamente se aniquilen.

303. "Quién no temblará (decia pocos años ha uno de los sábios y mas celosos prelados de Francia, considerando el discurso mismo de S. Pablo, que hemos considerado) quién no temblará al oir estas cosas de la boca del Apostol y doctor de las gentes! Podemos mirar con indiferencia aquella venganza ó aquel castigo terrible, que tantos siglos ha se manifiesta contra los Judios, cuando el mismo Apostol nos anuncia de parte de Dios que nuestra ingratitud é infidelidad nos atraerá algun dia un semejante tratamiento?"

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ULTIMA OBSERVACION.

El testo de Isaías citado por S. Pablo.

PARRAFO IX

304. El sábio y juicioso autor que acabamos de citar, da grandes muestras en el mismo lugar de haber comprendido perfectamente todo el discurso del apostol S. Pablo, se hace cargo de casi todas sus espresiones, y de toda su fuerza y propiedad. Habla del estado futuro de los Judios (aunque brevemente, y solo en general) como pudiera hablar el mas circuncidado. Representa entre otras cosas con suma viveza y elocuencia, aquel gran milagro que todo el mundo tiene á la vista, sin merecerle alguna atencion particular : es á saber, que los Judios, esparcidos tantos siglos ha entre todas las naciones, subsisten aun sin haberse mezclado y confundido con ellas: y aun podemos decir (añade con gran verdad y propiedad) que han sobrevivido à todas las naciones que en varios tiempos los han oprimido y procurado esterminar. ¿Quién podrá mostrar aora los verdaderos descendientes de los antiguos Egipcios, de los antiguos Asirios, de los antiguos Babilonios, de los antiguos Grie

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Bosuet, discurso sobre la historia nniversal, cap xx.

gos, ni aun de los antiguos Romanos? ¿Y pudiera añadirse, de todas las naciones bárbaras que destruyeron este imperio? Todas estas razas de gentes ya no se conocen, todas se han mezclado y confundido entre sí. Solo la descendencia del justo Abrahán, sola la casa de Jacob, en medio de tantas persecuciones, en medio de su estremo abatimiento y vilipendio, subsiste, hasta el dia de hoy, y subsiste, no en algun ángulo de la tierra, no en alguna isla incógnita, separada del comercio de las otras naciones, sino á vista de ellas, en medio de ellas, y á pesar de ellas mismas; sin haberles sido posible esterminarla, ni confundirla, ni aun siquiera desconocerla. Todo esto en sustancia reflexiona este gran hombre, y cierto que con gran razon. A lo cual pudiera añadirse otra brevísima y utilísima reflexion: es á saber, que todo esto en sustancia, y otras mil cosas mas particulares, están ya registradas desde los dias antiguos, anunciadas, amenazadas y prometidas á toda la casa de Jacob, en sus santas Escrituras. En suma: Mons. Bosuet concede aquí á los Judios (acomodándose al testo de S. Pablo) aun algo mas de lo que puede permitir el sistema general, y mucho mas de lo que conceden los otros doctores. Asimismo da grandes y manifestas señales, de haber penetrado bien el misterio entero de la vocacion de las gentes, desde su principio hasta su fin; pues dice y confiesa, aunque muy de paso, lo que ningun otro que yo sepa, ha confesado jamás: esto es, que el Apostol amenaza de parte de Dios á las gentes cristianas, con aquel mismo tratamiento y severidad estrema, con que vemos tratados á los Judios. Mirad, pues, la bondad y la severidad de Dios, dice S. Pablo, la severidad para con aquellos que cayeron; y la bondad de Dios para contigo, si permanecieres en la bondad: de otra manera serás tú tambien cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en la incredulidad, serán ingeridos, &c. Estas palabras del Apostol las recibe con toda su amargura este gran sábio, cuando otros, en su modo de hablar confuso, nos tiran á insinuar, que esta sentencia del Apostol habla

solamente con algunos cristianos los mas criminales, no en general con la iglesia de las gentes. Y lo tiran á insinuar, porque, aunque se infiera de su contesto, no se atreven a decirlo en términos formales.

305. No obstante todo esto: Mons. Bosuet, llegando á lo mas inmediato y sustancial de los misterios que aquí revela el Apostol, se ve que al punto muda de tono; y como contemporizando con el sistema general, ó con el favorable modo de discurrir, nos deja al fin el la misma perplejidad, y en la misma confusion de ideas; hablando como todos, con voz tan baja, y pasando con tanta prisa por lo mas sustancial del discurso de S. Pablo, que parece imposible entender aquí aquel mismo escritor, cuyo propio caracter es la claridad. Sin duda le pareció á este gran hombre, que no era todavia tiempo de esplicar con mas claridad sus propios sentimientos.

306. Aunque pudiera notar aquí algunas otras cosas particulares, no poco interesantes, lo que por aora me lleva toda la atencion, es la inteligencia que da, siguiendo á otros intérpretes, á aquel lugar de Isaías, que cita S. Pablo. cuando dice, hablando con las gentes cristianas: Mas no quiero, hermanos, que ignoreis este misterio (porque no seais sabios en vosotros mismos) que la ceguedad ha venido en parte á Israél, hasta que haya entrado la plenitud de la gentes, y que así todo Israel se salvase, como está escrito: para probar que lo que dice está registrado en las Escrituras para verificar este como está escrito: entre otros muchos lugares que podia citar, elige uno, atendiendo á la brevedad, el cual le pareció el mas acomodado á su asunto particular. Considerémoslo todo entero.

Vistióse de justicia como de loriga, y yelmo de salud en su cabeza: se puso vestidos de venganza, y cubrióse de celo como de un manto. Como para hacer venganza, como para retornar indignacion á sus enemigos, y volver, las veces á sus adversarios: á las islas dará su merecido. Y los que están al occidente temerán el nombre del Señor; y los que están al oriente la gloria de él: cuando

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viniere como rio impetuoso, á quien el espíritu del Señor impele: Y cuando viniere á Sión el Redentor, y á aquellos, que se vuelven de la maldad en Jacob, dice el Señor. Esta será mi alianza con ellos*.

307. Sobre este testo que cita S. Pablo, dice Mons. de Meaux estas precisas palabras. Así los Judios entrarán algun dia, y entrarán para no desviarse jamas; pero no entrarán sino despues que el oriente y el occidente, esto es, todo el universo estará lleno del temor y del conocimiento del Señor.

308. Quien leyere esta sentencia de un hombre tan sábio, y por tantos títulos grande y digno de este nombre, pensará sin duda, que así el Profeta como el Apostol que lo cita, no quieren decirnos otra cosa, sino que Israél estará ciego, como lo está aora, hasta que el oriente y el occidente, esto es, todas las naciones del universo estén dentro de la Iglesia, llenas de religion, de piedad y de aquel santo temor de Dios, que es uno de los dones del Espíritu Santo, y el propio distintivo de la verdadera justicia; por consiguiente de la verdera fe. Mas no es esta una inteligencia infinitamente agena del testo, mucho mas de su contesto, y aun de todas las Escrituras? Los que están al occidente temerán el nombre del Señor; y los que están al oriente la gloria de él. Estas palabras por sí solàs, sin atender à las que preceden, ni á las que siguen en el mismo testo, es facilísimo acomodarlas á cuanto se quisiere; mas como será esto posible, si se leen unidas con su contesto? ¿Como será posible no reconocer en todo el contesto entero la venida del Señor en gloria y magestad,

* Industus est justitiâ ut loricâ, et galea salutis in capite ejus: indutus est vestimentis ultionis, et opertus est quasi pallio zeli. Sicut ad vindictam quasi ad retributionem indignationis hostibus suis, et vicissitudinem inimicis suis: insulis vicem reddet. Et timebunt qui ab occidente, nomen Domini: et qui ab ortu solis, gloriam ejus: cùm venerit quasi fluvius violentus, quem spiritus Domini cogit: Et venerit Sion redemptor, et eis, qui redeunt ab iniquitate in Jacob dicit Dominus. Hoc fœdus meum cum eis. Isai. lix, à 17 usque ad 21.

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