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se ha abusado igualmente de la otra, y no hay que maravillarse; pues son efectos propios y naturales de la enfermedad del hombre, en cuyas manos ha puesto Dios así la una como la otra potestad. Para todos los accidentes posibles se nos ha dejado este remedio único, pero infalible; Con vuestra paciencia poseeréis vuestras almas*. Esta es la idea clara y segurísima que nos dan los Evangelios; y conforme á ellos, toda la doctrina de los Apóstoles, así escrita por ellos mismos, como conservada en la iglesia por una tradicion y práctica de muchos siglos, constante, uniforme y universal. El querer salir de aquí, es querer confundir las ideas mas claras.

161. Del reino, pues, del tabernáculo, del sólio del santo rey David, que cayó del todo, y se redujo á polvo desde los principios del primer imperio, de este mismo anuncian los Profetas de Dios, que algun dia se levantará de nuevo en la persona del Mesías, hijo de David, segun la carne. Mas este reino, este tabernáculo, este trono, este sólio (que de estos cuatro nombres usan los Profetas) ; era acaso algun reino puramente espiritual? ; Era acaso el *abernáculo de la religion, ó el sólio del sumo sacerdote ? Cierto que no. El sumo sacerdocio pertenecía, por institucion divina, á la tribu de Leví y familia de Aarón; no á la tribu de Judá y familia de David: en la cual tribu (dice S. Pablo) nada habló Moisés tocante á los sacerdotes+. Es verdad que el mismo Apostol añade en el lugar citado, que el sumo sacerdocio se trasladó á Cristo, y en Cristo se afirmó para siempre; mas tambien es verdad, que no se trasladó á Cristo por hijo de David, á quien el sumo sacerdocio no pertenecía de modo alguno, ni tampoco por hijo de Aarón, aunque realmente descendiente de Aarón por alguna línea: pues como observa el mismo S. Pablo, el sumo sacerdocio de Cristo no es, segun el órden de Aarón, (mucho menos segun el órden * In patientia vestra possidebitis animas vestras. - Luc. xxi,

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↑ In quia tribu nihil de sacerdotibus Moyses locutus est. Ad Hebr. vii, 14.

de David) sino segun el órden de Melquisedéc. Se trasladó, pues, á Cristo el sumo sacerdocio, y en él se afirmó para siempre, únicamente por voluntad espresa de Dios, que así se lo tenia prometido y jurado en el salmo cx. Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres Sacerdote eternamente segun el orden de Melquisedec*: (Esto es, añade S. Pablo) á semejanza de Melquisedec se levanta otro sacerdote, el cual no fué hecho segun la ley del mandamiento carnal, sino segun la virtud de vida inmortal↑.

162. En suma, es ciertísimo que ni el sacerdocio de Aarón, ni el de Melquisedéc pertenecian á David: luego ni el uno ni el otro se pueden llamar el reino, el tabernáculo, ó el sólio de David. Luego el sacerdocio eterno que se puso en la persona de Cristo, y que aora egercita en la Iglesia presente, que llaman reino espiritual de Cristo, no puede ser el reino, el tabernáculo ó sólio de David, de que hablan las profecías, que cayó y se disolvió enteramente mas de dos mil años ha; no puede haberse verificado en un reino, tabernáculo ó sólio puramente espiritual, en que David no tuvo parte alguna; pues este tabernáculo ó sólio espiritual no es otra cosa en realidad que el sumo sacerdocio de Cristo.

163. Qué dijeran de mí, si, imitando el modo de discurrir de los doctores, dijese de David mismo, lo que aquí dicen de su tabernáculo? Si me atreviese, digo, á avanzar esta proposicion: el santo rey David cayó, murió, fué sepultado, se convirtió en polvo, &c.; y aunque es de fe divina por las Escrituras, que ha de resucitar (si acaso no ha resucitado ya) mas esta resurreccion ya está verificada plenamente, ni hay que esperar otra cosa. Como? Espiritualmente. ¿Cuando? Cuando el Mesías su hijo recibió el sumo sacerdocio, segun el orden de Melquisedec, ó

* Juravit Dominus, et non pœnitebit eum: tu es sacerdos in æternum secundùm ordinem Melchisedech. -Ps. cx, 4.

[Id est] si secundùm similitudinem Melchisedech exurgat alius sacerdos, qui non secundum legem mandati carnalis factus est, sed secundùm virtutem vitæ insolubilis, &c. Ad Heb. vii, 15, 16.

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tambien cuando el alma de David salió del Limbo, y fué glorificada con Cristo el dia de la resurreceion del Señor, &c. Si este modo de discurrir pareciera insufrible en los principios fundamentales del Cristianismo, se puede facilmente aplicar la semejanza, no digo en todo, sino en el punto particular y preciso en que está la controversia.

164. Si esta semejanza no 'parece tan justa, puede añadirse esta otra para mayor claridad. S. Pedro en su segunda epístola, hablando de su cercana muerte, les dice á los Cristianos estas palabras: Porque tengo por cosa justa, mientras que estoy en este tabernáculo, de escitaros con amonestaciones: Estando cierto de que luego tengo de dejar mi tabernáculo, segun que tambien me lo ha dado á entender nuestro Señor Jesucristo*. Aora: el tabernáculo de S. Pedro, que cuando esto escribia estaba ya muy cerca de caer, efectivamente cayó, fué sepultado, se disolvió y convirtió en polvo: no obstante, todos sabémos y como Cristianos creemos y esperámos, que el mismo tabernáculo de S. Pedro, de que él mismo habla en este lugar, ha de resucitar algun dia, y se ha de levantar entero del polvo de la tierra en que yace; mas esto no debe ni puede entenderse materialmente, sino en otro sentido metafórico y espiritual: y en este sentido verdadero y único ya esto se ha verificado, y se está verificando muchos siglos ha. Donde, y como? No solamente en el templo magnífico del Vaticano, sino en toda la universal Iglesia, que se puede muy bien mirar como un tabernáculo de S. Pedro, donde es venerado y honrado de todos los fieles, como que es el Vicario de Cristo, á quien se dijeron inmediatamente aquellas palabras: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesiat. Siendo este el verda

* Justum autem arbitror quamdiu sum in hoc tabernaculo, suscitare vos in commonitione: Certus quòd velox est deposito tabernaculi mei, secundum quod et Dominus noster Jesus Christus signifieavit mihi. Pet. i, 13, 14.

+ Tu es Petrus, et super hanc petram ædificabo Ecclesiam meam. -Mat. xvi, 18.

dero y único sentido de la resurreccion y ereccion del tabernáculo de S. Pedro, que cayó en tiempo de Nerón, no tenemos que esperar otra resurreccion y ereccion material del mismo tabernáculo de S. Pedro; y el príncipe de los apóstoles deberá contentarse con esto solo.

165. Yo no pretendo que estas semejanzas ó paridades corran en todo; me basta que corran en el punto particular y preciso, sobre que disputámos. Así como nos dicen las santas Escrituras, que el tabernáculo de S. Pedro, de que él mismo habla, aunque caido, disuelto y hecho polvo desde el imperio de Nerón, se levantará algun dia del polvo, que se levantará el mismo que cayó y no otro, que se levantará de un modo mas perfecto, y para no volver á caer jamas, &c.: así nos dicen las mismas Escrituras con la misma claridad, que el tabernáculo de David, de que vamos hablando, esto es, su reino, su trono, su sólio caido, destruido y convertido en polvo desde el imperio de Nabucodonosór, se levantará tambien algun dia, que se levantará él mismo y no otro, que se levantará de un modo perfectísimo, incorruptible y eterno. Aora: es ciertísimo, segun las Escrituras, que el tabernáculo de S. Pedro se ha de levantar algun dia de la tierra, no en sentido metafórico y espiritual, sino en sentido propio, fisico y real: luego bien podémos asegurar lo mismo del tabernáculo ó solio de David; pues el mismo espíritu de verdad, que promete en general lo primero, promete tambien en particular esto segundo: En aquel dia (se dice por ejemplo en Amós): En aquel dia levantaré el tabernáculo de David, que cayó: y repararé los portillos de sus muros, y repararé lo que habia caido: y lo reedificaré como en los dias antiguos*.

166. Mas estas y otras profecías semejantes de que hablarémos mas adelante, ¿por qué se echan á otros sentidos puramente espirituales? ¿Por qué se pretenden verificar con una violencia tan visible en el sacerdocio, ó reino espiri

* In die illa suscitabo tabernaculum David, quod cecidit: et reædificabo aperturas murorum ejus, et ea quæ corruerant, instaurabo et reædificabo illud sicut in diebus antiquis. Amos. ix, 11

tual de Cristo, que es la Iglesia presente, cuando este que llaman reino espiritual de Cristo no tiene conexion alguna, ni la mas mínima relacion con el tabernáculo ó reino, ó solio de David que cayó? ¿Por qué no se reciben, digo, estas profecías, como se hallan escritas, en su propio y natural sentido? ¿Acaso porque así recibidas, se recibe junto con ellas algun error claro y manifiesto? Así parece que se tira á insinuar, poco he dicho, así se tira á persuadir, aunque muy de prisa, y mas suponiendo que probando. Mas era necesario mostrar para esto alguna verdad, clara y manifiesta, é incompatible con lo que tienen, y quieren que se tenga por error, lo cual ni se hace, ni es posible hacer. Si fuese de algun modo posible, ya lo hubieran hecho sin duda alguna. ¿Acaso porque en este sentido propio y natural, la cosa es absolutamente imposible? Muéstrese, pues, esta absoluta imposibilidad: muéstrese en ello alguna repugnancia ó contradicion. ¿Acaso solamente, porque tomadas dichas profecías en su sentido propio y natural, se concibe dificilmente, ó no se concibe de modo alguno como puedan verificarse? Leve fundamento por cierto, y sumamente leve y levísimo, respecto de aquellos mismos que creen tantas otras cosas, infinitamente superiores á la inteligencia del hombre en el estado presente. Si este fundamento fuera siquiera tolerable, con este solo quedaban dueños del campo los filósofos de nuestro siglo, y les poniamos en las manos las armas mas terribles para vencernos y aniquilarnos: mas léase lo que advierte Jeremías: He aquí que yo soy el Señor Dios de toda carne: ¿ pues hay cosa alguna dificil para mí*? Y por Zacarías, hablando de estas mismas cosas, dice el Señor: Si parecerá cosa dificil en aquel tiempo á los ojos de las reliquias de este pueblo, ¿ acaso será dificil á mis ojos†? .....

167. ¿Será dificil á Dios el cumplir fielmente su palabra, sin buscar otros sentidos ú otros efugios, indignos de

Ecce ego Dominus Deus universæ carnis: numquid mihi difficile erit omne verbum? — Jerem. xxxii, 27.

+ Si videbitur difficile in oculis reliquiarum populi hujus in diebus illis, numquid in oculis meis difficile erit? — Zachar. viii, 6.

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