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Protesta de adhesion de los señores rector, catedráticos y superiores del Seminario conciliar de Cuenca.

SANTÍSIMO PADRE:

Postrados á los pies de Vuestra Beatitud con el amor y el respeto de hijos, el rector, los catedráticos y superiores del Seminario conciliar de San Julian de Cuenca, en España, hacen de nuevo en este dia protestacion pública y solemne de su acendrada fe católica, y de su firmísima adhesion á la Cátedra de Pedro, que vos tan dignamente ocupais. Llenos de gozo por la reunion providencial y solemnísima apertura del Santo Concilio del Vaticano, dan gracias al Todopoderoso por tan fausto acontecimiento, pidiéndole, por la intercesion de la Santísima Vírgen, que desciendan sobre vos y sobre todos los Padres de tan grandiosa Asamblea las bendiciones del cielo.

Somos católicos, Beatísimo Padre, y, como católicos, nuestra fe es y será siempre la fe de la Iglesia: somos sacerdotes, aunque indignos, y, como sacerdotes, cuando se trata de la fe no reconocemos ni reconoceremos nunca otra autoridad que la autoridad de la Iglesia: somos tambien, aunque sin méritos, maestros de la juventud estudiosa, y, como maestros, enseñamos y enseñaremos siempre la ciencia de la verdad; ciencia que no se halló nunca, ni se hallará jamás, fuera de la doctrina católica. Por esta razon, nosotros, como católicos, como sacerdotes y como maestros, convencidos de que fuera de la Iglesia no hay verdad, prometemos hoy ante Dios y ante vos obedecer, cumplir y enseñar todo lo que el Santo Concilio ecuménico defina y mande. El Concilio es la

Iglesia, y quien la oye, á Dios oye; quien la obedece, al mismo Dios obedece.

Un ruego humildísimo, pero hijo de la conviccion y del mas vivo deseo, nos permitimos elevar, en medio de nuestra pequeñez, al Santo Concilio. Este ruego no es otro que el de que la Santa Iglesia docente ponga el sello de su infalible autoridad á vuestra infalibilidad pontificia. Siempre se ha creido que el sucesor del Pescador de Galilea, el Vicario de Jesucristo, hablando ex cathedra, no puede engañarse. Cristo, Señor nuestro, rogó por Pedro y por sus legítimos sucesores para que nunca faltase su fe; y por eso, cuando como maestros enseñan al mundo, le enseñan siempre la verdad: su fe no puede faltar, no faltó nunca: son infalibles. Ego rogavi pro te, ut non deficiat fides tua.

Estos son los sentimientos, los vivísimos deseos de los últimos entre todos los sacerdotes, humildes hijos vuestros, que os aman y respetan, y de rodillas os piden vuestra apostólica bendicion.

Seminario conciliar de San Julian de Cuenca, en España, fiesta de la Inmaculada Concepcion de la Vírgen María, á 8 de diciembre de 1869.-Santísimo Padre.-Besan los pies de Vuestra Beatitud. (Siguen las firmas de los señores rector, catedráticos y superiores del Seminario conciliar.)

Con el mismo espíritu están redactadas las demas protestas de sumision de los cabildos, Seminarios y clero de las demas naciones.

Fijémonos en Francia, cuya actitud en esta materia es muy importante, porque es una prueba mas de la muerte del galicanismo.

Las protestas de adhesion á la Santa Sede por parte

del clero francés son numerosas, y en todas ellas resalta la sumision y el respeto á la autoridad infalible del Santo Padre.

Los sacerdotes de las diócesis de Tours, de Bourges, de Montauban; los del Arciprestazgo de Arzacq (Bayolos de la Congregacion de San Carlos (Cambray), y los de Nimes, han dirigido á Su Santidad, por conducto de sus respectivos Pastores, mensajes llenos de vida y de entusiasmo religioso, los cuales demuestran hasta la evidencia la armonía que reina entre el clero de Francia; armonía tanto mas digna de notarse, cuanto que los pocos galicanos que hoy todavía existen en el vecino imperio procuraban hacernos ver lo contrario.

Para poder formarse una idea exacta de lo que dejamos espuesto, vean nuestros lectores el mensaje que el clero de Bourges ha dirigido á Su Santidad por medio del Sr. Arzobispo de la diócesis.

Dice así:

«La boca de Pio IX, cuya tranquila majestad gobierna el mundo con tanta santidad como fuerza; esa boca cuyos acentos conmueven al universo; la boca de Pedro, la boca de Jesucristo, va á hablar, y el mundo, torturado por la vaga incertidumbre de doctrinas, en medio de las borrascas, escuchará atentamente y meditará con respeto y amor vuestras palabras, ¡oh bienaventurado Pedro...! Cuando hableis, oiremos á Pedro; cuando mandeis, obedeceremos á Jesucristo. ¿No sois nuestro Padre? ¿No sois el Pastor de las ovejas y corderos de Cristo? ¿No sois la Cabeza de la Iglesia y la lámpara que no puede apagarse? ¿No teneis el cetro de la verdadera fe? ¡Permita el cielo que nuestra Francia, hija primogénita de la augusta Silla de San Pedro, comprenda cada vez mas que la estabilidad, la paz, la fuerza

y la libertad pura y verdadera descansan en la unidad de su fe con la fe de la santa Iglesia romana, su Madre; que la obediencia á la Santa Sede es el fundamento de toda grandeza, y que la felicidad del mundo depende de la inviolable integridad del poder temporal de los Pontífices romanos!»

En la suscricion abierta por L'Univers para contribuir á los gastos del Concilio, suscricion que hasta el dia pasa de la suma de 55,000 francos, hay una ofrenda de 500 francos de los sacerdotes del canton de Montfiauquin, acompañada de una protesta de adhesion á Pio IX, cuyas conclusiones son las siguientes:

«1. Creemos que Pedro solo ha recibido las llaves del reino de los cielos para comunicárselas á los demas Pastores de la Iglesia, y que por consiguiente el Papa solo puede dar á los Obispos la llave de los bienes celestiales. Ninguna institución canónica es válida sino por él ó mediante su asentimiento.

»>2. Creemos que los Obispos, jueces de la fe, están sometidos al juicio del Papa, porque si son Pastores respecto á los pueblos, son ovejas respecto á él; y que así, los Obispos, dispersos ó reunidos en Concilio, no pueden reformar sus decretos dogmáticos, porque entonces, al contrario del órden establecido por Jesucristo, los hermanos de Pedro le confirmarian en la fe, y las ovejas apacentarian al Pastor.

>>3. Creemos que el Papa es el órgano infalible de la verdad cuando, decretando sobre un punto de fe, se dirige á la Iglesia universal como Pastor universal, antes de que el cuerpo episcopal se adhiera á su enseñanza. Si así no fuese, no seria el Fundamento el que diera solidez á la Iglesia, sino la Iglesia la que diera solidez al Fundamento.

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»Tal ha sido la creencia de todos los siglos; tal es la

nuestra. »

HOMENAGES

DE LAS BELLAS ARTES AL CONCILIO.

Las bellas artes, deudoras á la Religion de su legítima belleza; las bellas artes, que tienen en Roma su escuela y sus modelos, porque Roma es el centro de la Religion; las bellas artes, que han sido siempre protegidas por la Iglesia, y por sus Pontífices y Prelados, por su clero y por los varones mas piadosos, han venido tambien á rendir sus homenages al Concilio ecuménico del Vaticano, circunstancia que le distingue de los anteriores.

La arquitectura y la escultura los han rendido en la suntuosa construccion del salon de sesiones y en el monumento conmemorativo del Concilio, que describiremos despues; la pintura, en las sublimes creaciones de los cuadros que embellecen la Sala conciliar; la música con sus armonías, y la poesía con su inspiracion.

Todas las bellas artes han llevado á Roma las obras antiguas y modernas mas insignes que en todas las partes del mundo han tenido ó tienen aplicacion al culto católico, á la exornacion de los monumentos cristianos.

Aunque este era el lugar propio para tratar de la esposicion de Roma, la primera de esta clase que se celebra en el mundo, nos reservamos hacerlo en un apéndice de este tomo: primero, porque la esposicion no está

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